
Dos novelas hasta ahora desconocidas de Ignacio Aldecoa, uno de los nombres esenciales de la narrativa española de posguerra, han aparecido tras más de siete décadas guardadas en un archivo de Alcalá de Henares. Los textos, titulados Ciudad de tarde y El gran mercado, permanecían en la antigua Sección de Censura del Estado sin que existiera rastro de otras copias en manos de la familia, de editoriales o de bibliotecas.
El hallazgo se ha producido en pleno centenario del nacimiento del escritor vitoriano, en el marco de la preparación de una gran muestra en la Biblioteca Nacional de España. Más allá de la anécdota, la recuperación de estos mecanoscritos permite reconsiderar el lugar de Aldecoa dentro de la narrativa de los años cincuenta y asomarse a su faceta de novelista de largo aliento, eclipsada durante décadas por su fama de maestro del cuento.
Un hallazgo en los archivos de la censura franquista
El responsable de la localización de las novelas es Álex Alonso Nogueira, profesor de Literatura Hispánica en Brooklyn College (City University of New York). Mientras revisaba expedientes en el Archivo General de la Administración, en Alcalá de Henares, para documentar la exposición dedicada a Aldecoa, se topó con dos carpetas que remitían a los años 1952 y 1953 y al nombre del escritor.
Dentro de esos legajos se conservaban el mecanoscrito completo de Ciudad de tarde —una novela breve de 66 páginas— y el voluminoso original de El gran mercado, con 306 folios mecanografiados. Junto a los textos aparecían los informes oficiales y las autorizaciones de la censura franquista que, en su día, dieron vía libre a su publicación sin exigir cambios sustanciales.
La paradoja es que aquellas autorizaciones nunca se materializaron en libros. Ni Aldecoa ni los sellos con los que trabajaba llegaron a recoger los ejemplares depositados en la Sección de Censura. Los documentos quedaron allí, intactos, mientras el tiempo pasaba y el autor consolidaba su prestigio por otras vías. No consta que existan duplicados en el archivo personal custodiado por su familia ni en las editoriales que lo publicaron.
La investigación de Alonso no solo ha sacado a la luz estas dos novelas, sino que se enmarca en un rastreo más amplio sobre la literatura española sometida al filtro censor. En ese mismo proceso, el profesor localizó el original que Camilo José Cela envió de La colmena en 1946, lo que muestra hasta qué punto los fondos administrativos siguen albergando piezas clave para la historia literaria del franquismo.
Ciudad de tarde y El gran mercado: dos proyectos novelísticos tempranos
Ciudad de tarde fue el primer intento de Aldecoa de enfrentarse a la novela de manera sistemática. Escrita en 1952, se presentó al premio Café Gijón, uno de los galardones de referencia del momento, creado por Fernando Fernán Gómez. El texto quedó finalista, aunque aquel reconocimiento no llevaba aparejada necesariamente su edición en libro.
El mecanoscrito que ahora sale a la luz muestra correcciones autógrafas del propio Aldecoa y refleja un proceso de reescritura que no llegó a culminar en volumen. La censura emitió un informe favorable y autorizó su difusión, pero el escritor nunca dio el paso de publicarla. Algunos investigadores señalan que el propio Aldecoa consideraba la novela «débil» en términos estructurales y que optó por rescatar fragmentos para reelaborarlos después en forma de relato.
Una parte de ese material reaparece en un capítulo de quince páginas que vio la luz en la revista Correo literario en 1952. Pese a estas reutilizaciones, los especialistas coinciden en que el conjunto de Ciudad de tarde debe considerarse inédito, ya que nunca se divulgó como obra unitaria ni se integró en una edición estable.
Muy distinta es la envergadura de El gran mercado, redactada en 1953. Con más de trescientas páginas, se trata del primer gran proyecto de novela extensa de Aldecoa, concebida con la vista puesta en la editorial Planeta, según se desprende de la documentación que acompaña al expediente de censura. El 16 de junio de 1953 el autor remitió el texto a las autoridades, y el 26 de ese mismo mes Joaquín Úbeda, jefe de los censores, dejó constancia por escrito de que la obra quedaba autorizada.
Sin embargo, la novela nunca llegó a las librerías. Cuando Aldecoa intentó recuperar el mecanoscrito, la respuesta administrativa fue que no había sido recogido. De aquel proyecto ambicioso solo sobrevivieron, a ojos del público, algunos pasajes reutilizados: en 1954, Ediciones Cid publicó como novela corta El mercado, y en 1955 Taurus incluyó el relato Vísperas del silencio en una antología de cuentos. Los estudios actuales calculan que esos dos textos representan en torno a un 30% del manuscrito original.
En el mismo conjunto documental se conserva también el rastro de Pasaje de las moscas, un proyecto de libro de cuentos igualmente inédito, acompañado de una breve carta a sus amigos, el mecanoscrito del relato El aprendiz de cobrados. Honesta historia de un hombre humilde y recortes de prensa con otros relatos, entre ellos el conocido Chico de Madrid, publicados entre 1949 y 1952.

El gran mercado: un fresco coral del Madrid de posguerra
Entre las dos obras recuperadas, El gran mercado se perfila como la pieza más decisiva. La novela sitúa su acción en el Madrid de finales de 1945 y principios de 1946, en plena posguerra, y alude a episodios internacionales como los juicios de Núremberg. La ciudad aparece dividida en escenas que se superponen y se entrecruzan, con escenarios que van desde Lavapiés hasta la plaza de la Cebada o la ribera del Manzanares.
En este mapa urbano se dan cita oficios precarios y vidas humildes: un pocero y su familia, cuadrillas de basureros, trabajadores al filo de la supervivencia. Frente a ellos, Aldecoa introduce dos familias burguesas que se mueven en un entorno acomodado, vistas con una ironía que roza por momentos la caricatura, aunque sin perder del todo una cierta ternura burlona.
El contraste entre la miseria cotidiana de los sectores populares y el desahogo relativo de unas clases medias en ascenso vertebra buena parte del relato. Hambre, escasez, pequeños trapicheos y bajeza moral conviven con la rutina de quienes han aprendido a adaptarse al nuevo orden franquista. Para los investigadores, la novela desmonta esa imagen nostálgica de los años cuarenta y cincuenta como una época mejor, devolviéndolos a un terreno más áspero y matizado.
Álex Alonso ha subrayado que en el libro se perciben claros ecos de La colmena de Camilo José Cela: estructura coral, multiplicidad de voces y mirada descarnada sobre la ciudad. Aun así, insiste en que la obra de Aldecoa no es un simple reflejo de la de Cela, sino un intento autónomo de captar la complejidad moral del franquismo temprano, lejos de los esquemas rígidos con que a menudo se ha leído ese periodo.
El catedrático José Ramón González, comisario de la exposición y profesor en la Universidad de Valladolid, considera que en las páginas de El gran mercado se encuentra «el germen de todo el proyecto narrativo» de Aldecoa. Los personajes humildes y desposeídos, la burguesía que hace negocios, la atmósfera gris de la posguerra y el tono de realismo objetivo que luego se consolidará en sus cuentos ya están presentes aquí, en estado embrionario pero reconocible.
Aldecoa, la censura y la generación de los cincuenta
El redescubrimiento de estas novelas se enmarca en un momento de revisión del papel de Ignacio Aldecoa dentro de la generación de los cincuenta. Nacido en Vitoria en 1925, se formó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Salamanca, donde coincidió con Carmen Martín Gaite. Más tarde, ya instalado en Madrid, frecuentó las tertulias del Café Gijón y del Lion, compartiendo mesa con otros escritores famosos como Rafael Sánchez Ferlosio, Jesús Fernández Santos, Alfonso Sastre, José María de Quinto y la escritora Josefina Rodríguez, con quien se casaría en 1952.
Cuando envió Ciudad de tarde a la censura, Aldecoa ya había publicado dos poemarios y varios cuentos y era visto por sus contemporáneos como una voz distinta. Martín Gaite lo describió como alguien con un caudal inagotable de historias: bandoleros, marineros, gitanos, toreros, guardias civiles, gánsteres o jóvenes muertos en riñas poblaban su imaginación, y muchas de esas tramas quedaron interrumpidas por su muerte prematura en 1969, a los 44 años.
La investigación de Alonso se propuso, precisamente, indagar en la relación de Aldecoa con la censura franquista a partir de estos expedientes. El profesor insiste en que, pese a la dureza del aparato censor, el panorama literario no fue una «piedra monolítica»: en los años cincuenta se gestaron proyectos muy diversos, algunos fallidos, otros olvidados, que hoy permiten matizar la imagen del franquismo como un periodo culturalmente plano.
Aldecoa, que en su juventud se había movido en el entorno del Sindicato Español Universitario (SEU), desarrolló con el tiempo una mirada cada vez más crítica sobre la realidad social. Su obsesión era encontrar una forma «moralmente justa» de contar la miseria material y ética de la España de posguerra sin renunciar a la exigencia estética. Ese empeño lo llevó a desmantelar proyectos enteros, a suprimir relatos y a depurar textos hasta dejar solo aquello que consideraba indispensable.
En este contexto se entiende mejor por qué Ciudad de tarde quedó relegada y por qué El gran mercado se fragmentó en cuentos y novelas cortas. Aunque la censura aprobó ambos manuscritos sin objeciones, el propio Aldecoa pudo sentirse insatisfecho con el resultado global o con la manera en que esos textos encajaban en su obra en marcha, lo que abre nuevas líneas de lectura sobre cómo los escritores negociaban con sus propias dudas en pleno franquismo.
Una gran exposición en la Biblioteca Nacional de España
Las dos novelas inéditas se integran ahora en la exposición Ignacio Aldecoa. El oficio de escribir, que acogerá la Biblioteca Nacional de España (BNE) en Madrid entre el 18 de diciembre de 2025 y el 14 de junio de 2026. La muestra, organizada junto a Acción Cultural Española y la Diputación Foral de Álava, forma parte de las actividades conmemorativas del centenario del autor.
En el recorrido expositivo se exhibirá el mecanoscrito de El gran mercado, conservado en muy buen estado, junto con la documentación de censura que lo acompaña. Este material permitirá a los visitantes observar de cerca el trabajo de Aldecoa sobre la página y el tipo de control administrativo al que se sometía la ficción en aquellos años.
En cambio, el manuscrito de Ciudad de tarde presenta un estado de conservación más delicado y ha sido puesto en manos de especialistas en restauración de papel, por lo que no formará parte de la muestra física. Su contenido, sin embargo, estará presente a través de referencias, estudios críticos y materiales de apoyo que ayudarán a contextualizarlo dentro del conjunto de la obra de Aldecoa.
La BNE ha subrayado que este descubrimiento enriquece de manera notable la exposición del centenario y sirve como ejemplo de la riqueza que todavía atesoran los fondos de archivos y bibliotecas públicas. Para la institución, el caso de Aldecoa demuestra que aún es posible localizar documentos que matizan y amplían la comprensión tanto del pasado literario como del entorno social y político en que surgieron estas obras.
La muestra dedicada a Aldecoa coincidirá en la misma sede con otra exposición centrada en Carmen Martín Gaite, gran amiga del escritor. Ambas estarán unidas por un espacio común dedicado a la generación de los cincuenta, ese grupo de autores que, desde el cuento, la novela o el ensayo, contribuyó a fijar una imagen crítica y compleja de la España de posguerra y que hoy se revisita con nuevos materiales y enfoques.
En paralelo, se organizan jornadas literarias como La hora del cuento. En el centenario de Ignacio Aldecoa, impulsadas por la Fundación Carlos Edmundo de Ory en Cádiz, donde voces como la de Elvira Navarro han reivindicado el peso de Aldecoa en un género, el cuento, que en España no siempre ha tenido el reconocimiento institucional que merece. Estas actividades completan un año en el que el autor vuelve al centro del debate cultural.
Con la aparición de Ciudad de tarde y El gran mercado, la figura de Ignacio Aldecoa gana una nueva dimensión: a la imagen del cuentista brillante se suma la del novelista que ensaya proyectos ambiciosos, dialoga con el realismo social europeo y se mide, sin complejos, con obras de referencia como La colmena. Lo que hasta ahora se intuía a través de fragmentos y rumores se concreta en dos manuscritos que permiten seguir de cerca el taller de un escritor exigente, consciente de los límites de su tiempo y empeñado en dejar constancia literaria de una España marcada por el hambre, la desigualdad y la búsqueda de un lenguaje a la altura de esa realidad.
Postposmo
Fuente de esta noticia: https://www.postposmo.com/las-novelas-ineditas-de-ignacio-aldecoa-salen-a-la-luz/
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