
La Asamblea Nacional de Francia aprobó este jueves, 27 de octubre, una resolución no vinculante que solicita al gobierno oponerse al acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur. La iniciativa surge en un momento clave, antes de las votaciones cruciales que el bloque europeo llevará a cabo en diciembre.
El texto fue presentado por el partido de izquierda radical Francia Insumisa (LFI) y propone que el Ejecutivo forme una minoría de bloqueo en el Consejo de la UE y recurra al Tribunal de Justicia Europeo para evaluar la conformidad del acuerdo. La medida contó con un apoyo casi unánime: 244 votos a favor y solo uno en contra. Posteriormente, la única diputada que votó en contra señaló que había cometido un error y que, en realidad, apoya la resolución.
“Es una elección de civilización”, declaró el diputado Matthias Tavel (LFI), quien describió el acuerdo como “mortífero” para la agricultura y el clima. El texto será sometido a votación por los Estados miembros antes del 20 de diciembre. “Ejerceremos la máxima presión sobre Emmanuel Macron”, añadió Tavel.
Por su parte, el ministro francés encargado de asuntos europeos, Benjamin Haddad, reafirmó que “el acuerdo tal como fue concluido en 2024 no es aceptable en su forma actual”. Haddad celebró los avances logrados en octubre, como el fortalecimiento de las cláusulas de salvaguarda por parte de la Comisión Europea, un logro atribuido a la presión ejercida por Francia sobre las instituciones europeas.
Sin embargo, el ministro enfatizó que estos avances no son suficientes. También destacó dos exigencias adicionales de Francia: las denominadas “cláusulas espejo”, destinadas a garantizar la equidad normativa, y controles sanitarios y fitosanitarios más estrictos.
El tratado, firmado a finales de 2024 tras décadas de negociaciones, busca ampliar las exportaciones europeas de automóviles, maquinaria y vinos hacia América del Sur. A cambio, abriría más el mercado europeo a productos agrícolas del Mercosur, como carne bovina, aves, azúcar y miel, reduciendo las tarifas arancelarias.
No obstante, el acuerdo enfrenta una fuerte resistencia en Francia, especialmente entre políticos, organizaciones ambientales y agricultores. Estos últimos temen que el mercado europeo sea inundado con productos agrícolas del Mercosur, considerados más competitivos pero que no cumplen con las estrictas normas sanitarias europeas que encarecen los productos locales. La Comisión Europea ha prometido intervenir en caso de que se desestabilice el mercado.
Para que el tratado entre en vigor, todavía debe ser ratificado. En Europa, se requiere la aprobación tanto del Consejo de la UE, que agrupa a los 27 países del bloque, como del Parlamento Europeo. Sin embargo, Francia no puede bloquear unilateralmente el acuerdo en el Consejo de la UE, ya que su adopción requiere una mayoría cualificada. Bruselas espera que la aprobación ocurra en diciembre.
A pesar de los esfuerzos de la Comisión Europea por reforzar las cláusulas de salvaguarda para proteger sectores sensibles, estas medidas son consideradas insuficientes por los opositores al acuerdo, especialmente por los agricultores franceses. “Es una trampa para hacernos aceptar al Mercosur”, denunció Julien Limongi, diputado del partido Reunión Nacional, de extrema derecha.
El futuro del acuerdo sigue siendo incierto, mientras crece la presión política y social en Francia para detener su implementación.
