El sur de Brasil se prepara para un escenario climático más severo, con un aumento significativo en la frecuencia y la intensidad de las lluvias. Según un estudio realizado por el Instituto de Pesquisas Hidráulicas de la UFRGS en colaboración con la Agencia Nacional de Aguas, publicado el martes 25 de octubre, las proyecciones indican que las inundaciones en la región podrían volverse hasta cinco veces más frecuentes en eventos que históricamente ocurren cada 100 años.
El informe detalla que, para el año 2100, las crecidas frecuentes, aquellas que se presentan en períodos menores a diez años, podrían aumentar en un 14% en Río Grande del Sur, 17% en Santa Catarina y 18% en Paraná. Este incremento podría elevar los niveles de los ríos hasta tres metros en áreas montañosas y entre 50 centímetros y un metro en regiones planas.
Impacto en comunidades vulnerables
Las proyecciones representan un desafío significativo para las comunidades que ya enfrentan inundaciones recurrentes, como las situadas a lo largo de los ríos Jacuí, Caí y Taquari, así como las áreas ribereñas de Porto Alegre. Estas zonas aún se están recuperando de la histórica inundación del año pasado en Río Grande del Sur, que dejó un saldo devastador: 185 muertos, 23 desaparecidos y más de 800 heridos. Además, cerca de 540 mil personas fueron desalojadas y 2,3 millones resultaron afectadas, aproximadamente el 20% de la población del estado.
En cuanto a las crecidas consideradas raras, que ocurren con menor frecuencia (cada más de diez años), se espera un aumento del 13% en Río Grande del Sur, mientras que Paraná podría experimentar un incremento del 25% y Santa Catarina del 17%.
Enchentes en Santa Catarina y Paraná
Uno de los puntos críticos señalados por el estudio es la cuenca del río Itajaí-Açu en Santa Catarina, que atraviesa ciudades clave como Blumenau, Itajaí y Navegantes. Recientemente, un temporal en el valle del Itajaí dejó a 11 municipios en estado de emergencia, con más de 200 personas desalojadas y más de 360 viviendas afectadas. En Luiz Alves, la ciudad más afectada, se registró en solo 12 horas la cantidad de lluvia esperada para todo el mes de noviembre.
Por otro lado, la cuenca del río Uruguay también enfrenta riesgos significativos. Este río, que nace en la frontera con Santa Catarina y desemboca en el río de la Plata, podría experimentar un aumento del 15% en las crecidas regulares y del 14% en las raras. Este crecimiento sería el mayor entre los ocho ríos analizados por el estudio.
Riesgos adicionales: crisis hídrica y sequías
Aunque el informe destaca el aumento de las lluvias y las inundaciones, también alerta sobre el riesgo de sequías prolongadas. A pesar de una proyección de incremento en la precipitación media anual (4,8% en Río Grande del Sur y 4,7% en Santa Catarina), se espera que los períodos secos se extiendan tres días más en Río Grande del Sur y cinco días adicionales en Santa Catarina.
El panorama es aún más preocupante para Paraná, donde se proyecta una disminución del 2% en la precipitación anual y un aumento de diez días en los períodos secos. Esto posiciona a Paraná como el estado con mayor riesgo de crisis hídrica en la región sur.
Implicaciones para la gestión del agua
Los resultados del estudio subrayan cambios significativos en los regímenes hidrológicos de los ríos sudamericanos. Según los investigadores Rodrigo Cauduro Dias de Paiva, Walter Collischonn, Saulo Aires de Souza y Alexandre Abdalla Araujo, estos cambios exigen una adaptación urgente en la gestión de los recursos hídricos y una planificación anticipada para mitigar los impactos de las crecidas.
Para realizar estas proyecciones se utilizó un modelo hidrológico avanzado que simula flujos de agua y ondas de crecida, junto con datos de 28 Modelos Climáticos Globales (GCMs). Los resultados fueron comparados con datos históricos del período entre 1951 y 2014. Sin embargo, los autores advierten que las proyecciones tienen limitaciones debido a posibles subestimaciones derivadas de la sensibilidad limitada de los modelos climáticos utilizados.
Un llamado a la acción
El sur de Brasil enfrenta un futuro incierto marcado por fenómenos climáticos extremos. El aumento tanto de las inundaciones como de las sequías requiere una respuesta integral que combine infraestructura resiliente, políticas públicas efectivas y educación comunitaria. Solo mediante una acción coordinada será posible mitigar los impactos devastadores que estas proyecciones anticipan para las próximas décadas.
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