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La política colombiana atraviesa uno de sus momentos más agitados tras la controversia generada por las declaraciones del presidente Gustavo Petro, a propósito de las elecciones atípicas en el departamento del Magdalena, donde Margarita Guerra resultó vencedora. Sus palabras no solo agitaron la escena local, sino que desataron un intenso debate nacional que continúa escalando. Durante su intervención, Petro dirigió señalamientos contundentes hacia el movimiento Fuerza Ciudadana y su líder, Carlos Caicedo, alimentando una tormenta política que sacudió incluso a sectores antes cercanos al Gobierno.
Las reacciones fueron inmediatas. En redes sociales, medios de comunicación y espacios políticos se multiplicaron los cuestionamientos contra el presidente, a quien acusaron de “desagradecido” e incoherente por respaldar a un candidato aliado con partidos tradicionales, los mismos que él ha criticado y enfrentado abiertamente en su trayectoria electoral. Para muchos analistas, resultó sorprendente ver al jefe de Estado apoyar a las fuerzas que ha señalado como parte de un sistema que prometió transformar. Algunos calificaron su postura como un gesto de ingratitud hacia Fuerza Ciudadana, que lo respaldó de manera firme y sin condiciones durante sus campañas, incluso en momentos de adversidad política.
El episodio tomó aún más fuerza durante un consejo de ministros, cuando el presidente no solo cuestionó la gestión pública del Magdalena, sino que fue más allá, describiendo la situación social de Santa Marta en términos que generaron incomodidad e indignación. Tras criticar fallas en la calidad educativa y asegurar que muchos estudiantes desconocen elementos esenciales del patrimonio histórico regional, Petro afirmó: “Santa Marta me pareció que es el producto de la mafia, una ciudad tomada por la mafia, mafia antes y mafia ahora; que yo quiero liberar, pero al parecer no se puede. No es por una época política nada más”.
Sus palabras, pronunciadas ante miembros del gabinete y transmitidas ampliamente, marcaron un quiebre evidente en las relaciones del Gobierno nacional con las autoridades locales. El presidente insistió en que cualquier transformación debe comenzar desde la educación, asegurando que esta debe incorporar historia, cultura, deporte y formación integral, aspectos que -según él- no han sido garantizados en el territorio.
Desde distintos sectores se interpretaron los comentarios como una forma de presión hacia la nueva administración departamental. Algunos alertaron sobre el riesgo de un conflicto institucional, especialmente al calificar a Santa Marta como una “ciudad tomada por la mafia”, tesis que podría tensar aún más los vínculos entre el Gobierno central y los liderazgos regionales. La polémica creció cuando se evidenció que, pese a sus críticas, el presidente había respaldado recientemente a un candidato en Santa Marta que hizo alianzas con dos partidos que él mismo ha combatido: Cambio Radical y el Centro Democrático. Ese mismo candidato, respaldado por Petro, fue derrotado en las urnas.
El panorama dejó al descubierto una paradoja y abrió interrogantes sobre la coherencia política del mandatario. Algunos expertos sostienen que este episodio refleja una fractura progresiva entre el Gobierno y movimientos que habían sido aliados fundamentales. Otros creen que el presidente busca distanciarse de liderazgos regionales que podrían disputar su influencia. Lo cierto es que sus declaraciones terminaron convirtiéndose en un símbolo de la compleja tensión que atraviesa la política nacional, donde se entrelazan lealtades, confrontaciones ideológicas y la disputa por poder territorial.
El debate permanece abierto. Las palabras del presidente han puesto bajo escrutinio no solo la situación política del Magdalena, sino también la consistencia del discurso gubernamental. La pregunta que muchos se hacen ahora es si este episodio marcará un punto de inflexión para el futuro político del país, o si, por el contrario, profundizará divisiones que ya se sienten con fuerza en distintos sectores de Colombia.
carloscastaneda@prensamercosur.org
