
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva (PT), anunció este domingo (23) en una conferencia de prensa en Johannesburgo, Sudáfrica, durante la Cumbre de Líderes del G20, que el acuerdo comercial entre los bloques Mercosur y la Unión Europea (UE) será firmado el próximo 20 de diciembre.
«Es un momento muy especial tanto para el Mercosur como para la Unión Europea. Este acuerdo abarca a cerca de 722 millones de habitantes y representa un PIB conjunto de 22 billones de dólares. Probablemente, sea el mayor acuerdo comercial del mundo. Después de la firma, aún habrá mucho trabajo por hacer para aprovechar los beneficios de este acuerdo, pero será firmado», afirmó Lula.
¿Qué es el acuerdo entre la UE y Mercosur?
Desde 1999, Mercosur y la Unión Europea han estado negociando un acuerdo de libre comercio que busca facilitar las relaciones económicas entre ambos bloques. Estos acuerdos bilaterales tienen como objetivo abrir mercados y fomentar el comercio entre las partes.
Aunque las negociaciones comenzaron hace más de dos décadas, fue en diciembre de 2024 cuando se anunció oficialmente el acuerdo en Montevideo, Uruguay, durante la Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur. En esta ocasión, Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, estuvo presente para celebrar la conclusión de las negociaciones.
En un comunicado conjunto, ambos bloques destacaron el “intenso proceso de negociaciones para ajustar el acuerdo a los desafíos actuales enfrentados a nivel nacional, regional y global”.
El acuerdo abarca temas como comercio de bienes, reglas de origen (para garantizar que los beneficios sean aprovechados por los agentes económicos de ambas partes), facilitación del comercio, apoyo a pequeñas y medianas empresas, compras gubernamentales, propiedad intelectual, empresas estatales, resolución de controversias y servicios. Además, incluye disposiciones relacionadas con el comercio sostenible y medidas para resolver disputas comerciales.
Historia de las negociaciones entre la UE y Mercosur
El inicio formal de las negociaciones tuvo lugar en la Cumbre América Latina-Caribe-Unión Europea en Río de Janeiro entre junio y julio de 1999. Desde entonces, se anticipaba que las discusiones serían largas y complejas debido a las diferencias estructurales entre los dos bloques.
En ese momento, el interés mutuo radicaba en la complementariedad económica: mientras que el Mercosur ofrecía oportunidades significativas en el sector agrícola —liderado por Brasil—, la UE destacaba por su robusta industria, especialmente la alemana.
Sin embargo, las condiciones económicas globales y las prioridades internas de ambos bloques han cambiado considerablemente desde entonces. Según Leonardo Trevisan, profesor de relaciones internacionales de la ESPM, «el acuerdo comenzó a diseñarse en plena era inicial de la globalización. Pero el mundo ha evolucionado, surgen nuevas necesidades y desafíos para implementar este acuerdo».
Uno de los cambios más notables ha sido la pérdida de competitividad de la industria alemana frente a China. «Para Alemania, este acuerdo es una tabla de salvación. Una industria envejecida como la alemana ve en el mercado brasileño una oportunidad para mantener su clientela», explica Trevisan.
Por otro lado, mientras que el sector agrícola francés ha consolidado a Europa como su principal cliente, no ha logrado competir con la escala y eficiencia del agronegocio brasileño.
Perspectivas del acuerdo
El acuerdo entre Mercosur y la UE tiene el potencial de ser transformador para ambas regiones. Para Europa, representa una oportunidad de diversificar mercados frente a la creciente competencia de Estados Unidos y China. Para los países sudamericanos, especialmente Brasil, podría significar un impulso significativo para sus exportaciones agrícolas e industriales.
Sin embargo, también persisten desafíos. Sectores como el agronegocio europeo (particularmente en Francia) han expresado preocupación por la competencia del agro brasileño. Además, cuestiones relacionadas con estándares ambientales y laborales siguen siendo puntos clave en las discusiones.
A pesar de estos obstáculos, Lula destacó durante su intervención en el G20 que el acuerdo es un paso crucial hacia una mayor integración económica global. «El mundo necesita cooperación, no aislamiento. Este acuerdo es una señal clara de que estamos dispuestos a trabajar juntos por un futuro más próspero», concluyó.
Con la firma prevista para diciembre, tanto Mercosur como la UE enfrentan ahora el desafío de implementar efectivamente los términos del acuerdo y garantizar que los beneficios lleguen a todos los sectores involucrados.
