

Un nuevo episodio de tensión marítima y geopolítica se registró en el Caribe cuando el tanquero Seahorse, cargado con petróleo ruso, fue obligado a modificar su rumbo tras encontrarse con el destructor estadounidense USS Stockdale. El buque, que navega bajo bandera de Camerún y forma parte de la llamada flota en la sombra utilizada por Moscú para evadir sanciones, intentaba dirigirse hacia Venezuela.
El hecho ocurrió el 13 de noviembre, cuando el Stockdale se posicionó directamente en la trayectoria del Seahorse. Aunque Washington no confirmó una intercepción formal, el giro inmediato del tanquero —que incluso intentó dos aproximaciones posteriores hacia la costa venezolana— indica que la sola presencia del buque estadounidense bastó para bloquear su acceso. Finalmente, el Seahorse regresó al puerto cubano de Matanzas, donde había hecho escala previamente, y volvió a zarpar con destino aún desconocido.
El Seahorse transporta nafta, un insumo esencial para la industria petrolera venezolana. La nafta es necesaria para diluir el crudo extrapesado de la Faja del Orinoco —uno de los más densos del planeta— y sin ella es imposible transportarlo o exportarlo. Tras la suspensión total de envíos estadounidenses en 2025, Venezuela pasó a depender casi exclusivamente de los suministros rusos.
Con la entrada en vigor de una política de “máxima presión” impulsada por el presidente Donald Trump, las licencias especiales que permitían a Chevron suministrar aditivos se extinguieron. Esto dejó a Caracas totalmente expuesta al mercado clandestino operado por navieras asociadas a Rusia.
Para sostener estos suministros, Moscú utiliza una red global de embarcaciones que opera en la opacidad, apaga transpondedores y modifica rutas para evitar sanciones y controles. El Seahorse es uno de estos buques, contratados específicamente para mover hidrocarburos hacia puertos aliados, entre ellos Cuba y Venezuela.
Estados Unidos, por su parte, ha reforzado su presencia militar en la región. Desde septiembre, el Pentágono desplegó destructores, submarinos y cazas F-35, y el 24 de octubre envió al Caribe el portaaviones USS Gerald R. Ford como parte de la operación “Lanza del Sur”. Oficialmente, esta misión pretende combatir el narcotráfico y frenar el flujo de hidrocarburos rusos en el Caribe.
No obstante, analistas internacionales interpretan el movimiento como un intento más de Washington de incrementar la presión sobre el Gobierno de Nicolás Maduro, apuntando a limitar su acceso a combustibles clave y profundizar su aislamiento económico.
El bloqueo del Seahorse ocurre en un momento de creciente militarización del Caribe y exhibe el papel estratégico de las rutas marítimas en la disputa energética global. También vuelve a poner en evidencia el activo intercambio entre Venezuela, Rusia y Cuba, países que han mantenido cooperación energética a pesar de las sanciones internacionales.
Mientras el tanquero permanece sin un destino confirmado, el incidente confirma que la batalla por los suministros energéticos en el Caribe se ha convertido en un frente naval cada vez más visible de la confrontación geopolítica entre Washington y Moscú.
Uruguay Visión Marítima
Fuente de esta noticia: https://www.visionmaritima.com.uy/un-destructor-de-ee-uu-obliga-a-desviar-a-un-tanquero-ruso-que-se-dirigia-a-venezuela/
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