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Carlos Caicedo ya no es solo el líder regional que transformó el Magdalena y sacudió la política tradicional en la Costa Caribe. Hoy, su nombre comienza a proyectarse como una de las figuras más relevantes del panorama presidencial colombiano. Su liderazgo, construido desde las bases populares, la gestión pública efectiva y una narrativa política anclada en la justicia territorial, está logrando algo poco común: unir al progresismo caribeño, conquistar terreno en plazas históricamente dominadas por la derecha y posicionarse como una alternativa nacional con identidad propia.
La escena en Barranquilla, símbolo de poder político conservador y bastión de élites tradicionales- fue contundente. Durante la recolección de firmas, Caicedo no solo movilizó masivamente sectores ciudadanos, sino que recibió el respaldo público de la estructura progresista más importante del Caribe: el Frente Unido y representantes del Pacto Histórico. Lo que empezó como un acto de precandidatura terminó siendo una demostración de fuerza política y territorial, enviando un mensaje claro al país: desde el Caribe emerge un proyecto presidencial sólido, preparado y con resultados.
La propuesta de Caicedo no se sostiene únicamente en promesas, sino en hechos. Su lema “Izquierda con Resultados” no es un eslogan vacío, sino el relato de una gestión medible: redujo brechas sociales, modernizó instituciones públicas, protegió recursos naturales, y devolvió dignidad a territorios históricamente marginados. Este camino lo ha convertido en un referente del progresismo ejecutor, aquel que transforma más allá del discurso.
Luis Gruber, líder del magisterio y figura histórica del sindicalismo docente, lo dijo sin ambigüedades: “El Caribe tiene un ‘gallo’ con la preparación, la solvencia moral y el carácter necesario para liderar el país”. Su llamado no fue solo un respaldo, sino una advertencia sobre la oportunidad única de que Colombia mire hacia el norte y reconozca una alternativa que nace en las regiones, no en los escritorios del centralismo político.

El apoyo también llegó desde los sectores sindicales. Henrry Gordón, presidente de la CUT Atlántico, recalcó que Caicedo es el único precandidato con el perfil presidencial completo: formación académica, experiencia exitosa gobernando entidades territoriales y una visión clara de país. Destacó su propuesta de una Colombia Federal como una apuesta histórica que busca equidad real entre las regiones, descentralización efectiva y un nuevo pacto social que solo una Constituyente puede materializar.
El progresismo caribeño, antes fragmentado, hoy empieza a cohesionarse alrededor de una figura que representa algo más que una candidatura: representa un movimiento. William Corredor, aspirante al Senado por el Pacto Histórico, fue tajante: “Caicedo es nuestro presidente, y es la hora de respaldar a quien ha demostrado que sí se puede gobernar con transparencia, resultados y justicia social desde las regiones”.
Lo que está ocurriendo ya no es un fenómeno local, sino una señal política nacional. Carlos Caicedo no es un aspirante más: es la expresión del Caribe que alza la voz y reclama su lugar en la historia política de Colombia. Un liderazgo auténtico, con resultados visibles, con visión de país y con la fuerza necesaria para disputar la Presidencia desde una esquina del mapa que, por fin, reivindica su propio futuro.
carloscastaneda@prensamercosur.org
