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La economía colombiana cerró el tercer trimestre de 2025 con señales de recuperación más firmes de lo previsto, registrando un crecimiento del 3,6 por ciento, lo que consolida un avance acumulado del 2,8 por ciento en lo corrido del año. Este desempeño no solo mejora notablemente frente al 2,1 por ciento registrado en el mismo periodo del año anterior, sino que además representa la cifra más elevada desde 2022, reflejando un ambiente económico que empieza a mostrar mayor tracción, pese a los desafíos fiscales y estructurales persistentes.
El repunte estuvo marcado por el impulso del sector público y de los servicios esenciales como la administración estatal, la educación y la salud, actividades que lideraron el crecimiento con una variación del 8 por ciento y un aporte de 1,3 puntos porcentuales al PIB trimestral. Este comportamiento obedece, en gran medida, al fortalecimiento del pie de fuerza, el incremento de primas y pagos a miembros de las Fuerzas Militares y de Policía, así como a las tareas logísticas y operativas asociadas con los comicios electorales y los preparativos para las elecciones de 2026. Si bien estos factores revelan una economía que se reanima desde el Estado, también plantean interrogantes sobre la sostenibilidad del crecimiento en un entorno de finanzas públicas cada vez más presionadas.
El consumo gubernamental creció 14,2 por ciento en el trimestre, reafirmando el rol activo del sector público como motor principal del crecimiento. Sin embargo, desde voces empresariales se ha advertido sobre la necesidad de adoptar medidas estructurales que fortalezcan la sostenibilidad fiscal, en lugar de depender de estímulos temporales que podrían profundizar los desequilibrios. Aun así, el presidente de la Andi destacó que el desempeño económico del trimestre es alentador y genera optimismo sobre la capacidad del país para mantener una senda de crecimiento, aunque con cautela.
El consumo de los hogares también mostró un papel relevante, con un crecimiento de 4,2 por ciento, siendo el componente que más contribuyó al PIB. Este dinamismo se vio reflejado en la segunda actividad con mayor impulso: comercio, transporte, alojamiento y servicios de comida, que avanzó 5,6 por ciento y aportó 1,2 puntos porcentuales. El comercio minorista reportó avances significativos en líneas como vehículos, comidas y aparatos electrónicos, evidenciando un entorno de confianza moderada por parte de los consumidores, respaldado por la recuperación del empleo y la preparación del mercado para la temporada de fin de año.
La industria manufacturera avanzó 4,1 por ciento, siendo uno de los sectores que mejor reaccionó, especialmente por la activación de líneas de producción asociadas con la demanda estacional de diciembre, así como la renovación de inventarios. Este comportamiento aporta señales alentadoras para el sector industrial, que había mostrado debilidad en trimestres anteriores.
No obstante, no todos los sectores compartieron el dinamismo. Dos actividades clave permanecen en terreno negativo: ‘Explotación de minas y canteras’, que se contrajo 5,7 por ciento, afectada por menores volúmenes de producción de carbón, petróleo y recursos metalíferos; y ‘Construcción’, que cayó 1,5 por ciento, lastrado principalmente por la desaceleración en obras residenciales y edificaciones no habitacionales. Aunque la construcción de vías y carreteras mostró un crecimiento significativo del 13,1 por ciento, este avance no fue suficiente para compensar la reducción en proyectos inmobiliarios, lo que genera preocupación entre los industriales por la pérdida de oportunidades para activar cadenas productivas relacionadas con este sector.
Desde la óptica de la inversión, la formación bruta de capital creció 2,2 por ciento. Sin embargo, la contracción de inventarios indica que la demanda interna está avanzando con mayor velocidad que la capacidad de oferta, lo que ha derivado en un incremento de importaciones y podría representar presiones adicionales para el sector externo en los próximos trimestres.
El Indicador de Seguimiento a la Economía (ISE) para septiembre confirmó esta tendencia positiva con un crecimiento del 4,0 por ciento. Prácticamente todas las actividades aportaron favorablemente, salvo explotación de minas y canteras, que sigue siendo el eslabón débil. Nuevamente, el sector público y los servicios sociales lideraron el avance con un crecimiento del 6,8 por ciento, consolidando su papel como motor fundamental del desempeño económico colombiano durante 2025. Actividades como comercio, transporte y alojamiento también mostraron una contribución relevante, reforzando la recuperación del sector servicios.
En medio de un contexto internacional que sigue siendo incierto y de presiones internas en materia fiscal e inflacionaria, Colombia demuestra una capacidad de recuperación gradual, respaldada por el consumo, la industria y el sector público. Aunque persisten desafíos estructurales en sectores como minería y construcción, el país muestra señales de resiliencia que podrían consolidarse si se fortalece la inversión privada y se avanza hacia políticas sostenibles de largo plazo.
carloscastaneda@prensamercosur.org
