

EL SILENCIO MASCULINO FRENTE AL CAMBIO HORMONAL.
Mucho se ha hablado de la menopausia en la mujer, e incluso se ha transformado su concepto hacia una visión positiva, llamándola plenopausia: una nueva etapa de sabiduría, autoconocimiento y renovación interior.
Pero pocos hablan de su contraparte masculina: la andropausia, un proceso biológico que muchos hombres viven en silencio, confundidos o avergonzados por los cambios físicos, emocionales y existenciales que conlleva.
Hoy dedico este espacio a ellos (a los hombres que, sin saberlo, también atraviesan una transformación profunda) no solo en su cuerpo, sino en su identidad y en su forma de estar en el mundo.
¿Qué es la andropausia?
La andropausia es una etapa de disminución progresiva de la testosterona, hormona fundamental para el bienestar físico, sexual y emocional del hombre. Suele presentarse entre los 45 y 60 años, aunque puede variar según la genética, el estilo de vida, la salud metabólica y el nivel de estrés. A diferencia de la menopausia femenina (que ocurre de forma abrupta), la andropausia es gradual, y por ello muchas veces pasa desapercibida o se confunde con depresión, cansancio o simple envejecimiento.
Causas principales.
- Disminución natural de la testosterona: A partir de los 40 años, los niveles hormonales descienden entre un 1% y 2% por año.
- Estrés crónico y sobrecarga emocional: El cortisol elevado (hormona del estrés) interfiere con la producción de testosterona y afecta el equilibrio del sistema nervioso.
- Sedentarismo y mala alimentación: El exceso de azúcar, alcohol y grasas saturadas, junto con la falta de ejercicio, reduce la capacidad del cuerpo para mantener su balance hormonal.
- Factores psicológicos y sociales: La cultura patriarcal ha enseñado a los hombres a no hablar de su vulnerabilidad. Por eso, muchos viven la andropausia como una pérdida de valor, en lugar de como un proceso natural de maduración.
Consecuencias físicas y emocionales.
- Disminución del deseo sexual o dificultades en la erección.
- Cansancio constante y pérdida de energía vital.
- Aumento de grasa abdominal y pérdida de masa muscular.
- Cambios de humor, irritabilidad o tristeza.
- Alteraciones del sueño y dificultad para concentrarse.
- Crisis existencial: sensación de vacío o pérdida de propósito.
Estos síntomas no solo afectan el cuerpo, sino también la autoestima, las relaciones de pareja y la percepción de masculinidad.
Medidas de afrontamiento y autocuidado.
- Aceptar el proceso sin culpa ni vergüenza: La andropausia no es el fin de la vitalidad, sino una oportunidad para redefinir la masculinidad desde la conciencia y la serenidad.
- Cuidar la alimentación y el movimiento: Adoptar una dieta rica en frutas, verduras, grasas saludables, zinc y magnesio.
- El ejercicio regular: (especialmente el entrenamiento de fuerza y el cardio moderado) ayuda a equilibrar las hormonas y mejorar el estado de ánimo.
- Regular el estrés y priorizar el descanso: Dormir bien, practicar respiración consciente, meditación o yoga puede reducir los niveles de cortisol y mejorar el equilibrio emocional.
- Consultar al médico y al terapeuta: Un chequeo hormonal, acompañado de apoyo psicológico, es esencial para abordar el proceso de manera integral. La terapia no es debilidad, sino una herramienta de crecimiento y autoconocimiento.
Hablar de lo que se siente.
Conversar con la pareja, amigos o grupos de apoyo puede ser profundamente sanador. El silencio solo agranda el peso interno.
La plenitud también tiene voz masculina
Así como la mujer ha aprendido a resignificar su menopausia como plenopausia, los hombres también pueden vivir la andropausia como una oportunidad de renacimiento.
Es el momento de reconciliarse con el cuerpo, con las emociones y con la idea de ser hombre desde un lugar más humano, sensible y real.
“La verdadera fortaleza no está en negar los cambios, sino en mirarlos de frente con sabiduría.”
La andropausia no marca el fin de la virilidad, sino el inicio de una nueva etapa de equilibrio, autocuidado y madurez emocional.
El hombre que atraviesa esta fase con conciencia puede descubrir una versión más profunda de sí mismo: un hombre que ya no necesita demostrar su poder, porque ha aprendido a habitar su paz.
Porque el cuerpo no envejece, se transforma. Y en esa transformación también hay plenitud.
“Sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.” Colosenses 3:14 (RRV1960)
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