

Cuando los médicos dijeron que Alex Simpson no viviría más de cuatro años, su familia se preparó para despedirse. Veinte años después, Alex sigue viva. Nació con hidranencefalia, una condición que reemplaza casi todo el cerebro por líquido, y aun así su historia se ha convertido en una de las más impactantes del 2025. En tiempos donde la ciencia parece tener todas las respuestas, su caso nos recuerda que el cuerpo humano (y la vida misma) todavía guarda misterios que no podemos explicar.
¿Qué es la hidranencefalia y por qué es tan rara?
La hidranencefalia es una condición extremadamente poco común que afecta a 1 de cada 5,000 a 10,000 embarazos. Básicamente, los hemisferios cerebrales no se desarrollan y son reemplazados por líquido cefalorraquídeo. A diferencia de la hidrocefalia, que es una acumulación de líquido, la hidranencefalia significa literalmente vivir sin cerebro funcional.

Los médicos suelen considerar esta condición incompatible con la vida más allá del primer año. Por eso, el caso de Alex Simpson (que acaba de cumplir 20 años en Omaha, Nebraska) no solo desconcierta a la comunidad médica, sino que también rompe cualquier pronóstico conocido.
El caso de Alex Simpson: cuando la ciencia no puede explicarlo
Alex nació en 2005. Un mes después, sus padres, Shawn y Lorena, recibieron el diagnóstico: su hija tenía solo un pequeño trozo de cerebelo del tamaño de un meñique. Los médicos fueron claros: “No vivirá más de cuatro años.” Dos décadas después, Alex sigue aquí. No puede ver ni oír, pero sus padres aseguran que siente la presencia y las emociones de quienes están cerca. Su hermano menor, SJ, de 14 años, afirma que “cuando alguien está estresado o triste, Alex lo percibe”.
La familia atribuye su longevidad al amor y la fe. “Hace veinte años teníamos miedo, pero la fe nos mantuvo”, dijo Lorena en una entrevista con KETV News. Para ellos, su hija es un recordatorio de que la vida siempre encuentra una forma de resistir, incluso cuando la biología dice lo contrario.
El límite entre la ciencia y el milagro
Casos como el de Alex abren un debate fascinante: ¿qué es lo que realmente mantiene con vida al cuerpo humano? Los especialistas explican que, aunque carece de hemisferios cerebrales, el cerebelo y el tronco encefálico pueden controlar funciones básicas como la respiración o los latidos del corazón. Pero lo que desconcierta es su longevidad.

Mientras algunos médicos hablan de una “anomalía extremadamente rara”, otros ven un testimonio de la resiliencia biológica y emocional. Más allá del diagnóstico, Alex representa una mezcla de ciencia, fe y misterio que nos confronta con una pregunta simple pero poderosa: ¿hasta dónde llega la capacidad humana de sobrevivir?
Lo que la ciencia sabe (y aún no) sobre la hidranencefalia
El caso de Alex Simpson no solo conmueve: pone a prueba los límites del conocimiento médico. Según la Cleveland Clinic, la hidranencefalia ocurre cuando los hemisferios cerebrales (encargados del pensamiento, la memoria, las emociones y el movimiento) no se desarrollan. En su lugar, el espacio se llena con líquido cefalorraquídeo. Esto significa que funciones que damos por sentadas, como procesar imágenes, escuchar sonidos o entender palabras, no deberían ser posibles. Sin embargo, pacientes como Alex muestran reacciones ante estímulos y reconocen patrones emocionales, lo que sugiere que el tronco encefálico y el cerebelo podrían tener una participación más compleja de lo que se creía.

Estudios de neuroplasticidad han demostrado que el cerebro humano puede reorganizarse y reasignar funciones cuando una zona falla o está ausente. En casos extremos como la hidranencefalia, esta plasticidad podría explicar cómo el cuerpo mantiene funciones vitales y respuestas básicas. Para la ciencia, cada año que Alex cumple es más que un aniversario: es una oportunidad para entender hasta dónde puede adaptarse el sistema nervioso humano y replantear lo que realmente significa “vivir sin cerebro”.
Más allá de los diagnósticos: lo que nos enseña Alex
Lo más sorprendente no es solo que Alex haya sobrevivido, sino que lo haya hecho sin las capacidades que consideramos esenciales para “vivir”: ver, oír, comunicarse. Su sola existencia cuestiona nuestras ideas sobre la conciencia y la vida misma. Para muchos jóvenes, esta historia conecta porque simboliza la resistencia ante lo imposible, un recordatorio de que incluso cuando la lógica falla, la emoción, el amor o la fe siguen siendo fuerzas poderosas.

Alex Simpson no habla, no ve y no escucha, pero su historia grita algo esencial: la vida siempre encuentra un camino. En un planeta donde cada semana descubrimos algo nuevo sobre el cerebro humano, ella es la prueba viviente de que aún no lo entendemos todo. Tal vez por eso su historia nos toca tanto: porque nos recuerda que el milagro más grande no está en el espacio ni en los laboratorios, sino en seguir respirando cuando nadie creía que podríamos hacerlo.
Carolina Gutiérrez Argüelles
Fuente de esta noticia: https://ecoosfera.com/sci-innovacion/alex-simpson-mujer-sin-cerebro/
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