

La industria automotriz mundial enfrenta una reconfiguración sin precedentes impulsada por la agresiva expansión china en el segmento de vehículos eléctricos. Una sobreoferta estructural que amenaza con desestabilizar los precios globales y transformar radicalmente el panorama competitivo del sector, mientras el gigante asiático replica simultáneamente su modelo de subsidios estatales para conquistar el mercado de la inteligencia artificial.
Desequilibrio estructural: China produce el doble de lo que consume
El mercado automotor chino atraviesa una paradoja productiva que plantea interrogantes sobre la sostenibilidad del modelo. Según el Instituto Coreano de Investigación Automotriz, China fabricó aproximadamente 55,7 millones de vehículos durante el año pasado, pero únicamente logró comercializar 26,9 millones en su mercado interno. Esta brecha monumental entre producción y ventas domésticas evidencia un desequilibrio estructural alimentado por políticas estatales que priorizaron el volumen sobre la rentabilidad.
La proliferación descontrolada de fabricantes agravó este escenario. Solo en 2019 se constituyeron más de 500 nuevas empresas automotrices, generando una capacidad instalada que actualmente opera al 50% según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas china. Esta expansión acelerada, impulsada por subsidios gubernamentales masivos orientados a los vehículos eléctricos, desembocó en una guerra de precios que erosiona sistemáticamente los márgenes de rentabilidad del sector.
Colapso de precios y márgenes: la rentabilidad bajo presión
El impacto financiero de esta competencia feroz resulta devastador. Entre 2021 y 2024, el precio promedio de los automóviles eléctricos chinos se desplomó de 31.000 a 24.000 dólares, una caída del 22,5% en apenas tres años. Las principales marcas protagonizaron una espiral descendente de descuentos: BYD aplicó reducciones de hasta el 20%, mientras Tesla China redujo los precios del Model 3 y el Model Y en un 9% durante 2023.
Las consecuencias sobre la rentabilidad sectorial son alarmantes. Las ganancias promedio de la industria se contrajeron del 8% en 2017 al 4,3% en 2024, y de las 130 empresas operativas, solamente cuatro cerraron el año con beneficios: BYD, Tesla China, Li Auto y Geely. Los analistas de Alex Partners proyectan una consolidación brutal: para 2030, estiman que apenas sobrevivirán unas 15 compañías chinas en el mercado global, lo que implica la desaparición de más del 88% de los actuales fabricantes.
Expansión internacional: la válvula de escape ante la saturación doméstica
Ante la saturación del mercado interno, los fabricantes chinos han intensificado su estrategia de expansión internacional con precios agresivamente competitivos. En Corea del Sur, BYD comercializa el SUV eléctrico Ato3 y planea lanzar el Dolphin, un modelo compacto que competirá con el Hyundai Casper Electric y el Kia Niro EV con una ventaja de precio de entre 10 y 20 millones de wones tras aplicar subsidios gubernamentales.
Los resultados de esta ofensiva comercial son contundentes. BYD superó las 1.000 unidades mensuales vendidas en el mercado coreano, posicionándose en solo seis meses como una de las marcas de importación más exitosas. Según SNE Research, las exportaciones globales de BYD crecieron 157,9% interanual en el primer semestre de 2025, muy por encima del crecimiento general del mercado chino. Kim Han-sol, investigador del Instituto Coreano de Investigación Automotriz, advierte que esta política de precios bajos está ejerciendo una presión descendente sobre los precios globales que podría reconfigurar el mapa mundial del automóvil eléctrico.
Europa bajo asedio: las marcas chinas conquistan territorio continental
El mercado europeo experimenta una penetración acelerada de fabricantes chinos que no logra frenarse con las medidas arancelarias implementadas. En septiembre, más del 15% de los automóviles híbridos vendidos en Europa y Reino Unido eran de diseño chino, y más del 11% de los vehículos eléctricos, según cifras de Dataforce.
Entre enero y septiembre, SAIC comercializó 226.000 vehículos en Europa, un incremento del 26% interanual, mientras BYD superó las 120.000 unidades con un crecimiento superior al 300% en el mismo período. La Comisión Europea estima que, sin medidas proteccionistas adicionales, la proporción de automóviles europeos vendidos en el continente podría reducirse del 70% al 50%, una pérdida de participación de mercado con consecuencias estructurales para la industria local.
Volkswagen sangra: pérdidas millonarias por aranceles estadounidenses
El fabricante alemán declaró una pérdida operativa superior a 1.000 millones de euros en el tercer trimestre, atribuida principalmente a los aranceles impuestos por la administración Trump. El grupo estima que estas medidas podrían costarle hasta 5.000 millones de euros en el año, evidenciando cómo la guerra comercial entre Estados Unidos y Europa genera víctimas colaterales entre los fabricantes tradicionales, mientras los chinos avanzan en terceros mercados.
Argentina: un mercado emergente en la mira china
El desembarco de automotrices chinas en Argentina avanza con estrategias de precios agresivas y lanzamientos constantes. Marcas como BYD, Chery, Jetour, Geely y Great Wall amplían su presencia con una oferta crecientemente enfocada en vehículos eléctricos e híbridos. Sin embargo, la sobreoferta estructural que afecta al mercado global plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de esta expansión y su potencial impacto en el equilibrio del mercado automotor local.
La replicación del modelo: subsidios energéticos masivos para dominar la inteligencia artificial
China aplica la misma estrategia de subsidios estatales que empleó en la industria automotriz para conquistar el mercado de la inteligencia artificial. El gobierno ha implementado descuentos masivos en electricidad para centros de datos, reduciendo el costo energético a niveles sin precedentes y otorgando a sus empresas tecnológicas una ventaja competitiva estructural.
Esta política responde a una necesidad estratégica: compensar la inferioridad tecnológica de los chips de inteligencia artificial fabricados en China. Debido a las prohibiciones estadounidenses, las empresas chinas deben utilizar chips nacionales que consumen entre 30% y 50% más electricidad que los avanzados procesadores americanos. Para neutralizar este sobrecosto, el gobierno ofrece ayudas que cubren hasta un año completo de gastos eléctricos de los centros de datos.
Condicionamiento tecnológico: subsidios solo para chips nacionales
El diseño del programa de subsidios energéticos incorpora un componente proteccionista explícito: los descuentos se otorgan exclusivamente a centros de datos que utilicen chips fabricados en China. Quienes continúen empleando procesadores extranjeros quedan excluidos de las ayudas, generando un incentivo económico poderoso para la adopción de tecnología nacional y acelerando la independencia tecnológica frente a las restricciones estadounidenses.
Regiones con abundante energía económica como Guizhou y Mongolia Interior se han convertido en epicentros de esta expansión. Empresas como Alibaba están construyendo servidores masivos aprovechando el bajísimo costo eléctrico subsidiado por el Estado, mientras en Occidente compañías como Microsoft identifican la escasez de electricidad como el principal obstáculo para el desarrollo de la inteligencia artificial, por encima incluso de la disponibilidad de chips.
Europa busca respuestas: contenido local y flexibilidad climática
Ante la presión competitiva china, Francia y Alemania reclaman mayor flexibilidad en los objetivos de reducción de emisiones fijados en 55% para 2030, así como excepciones a la prohibición de vehículos térmicos nuevos a partir de 2035. París propone requisitos de contenido local que garanticen al menos 75% del valor añadido producido en Europa, junto con un sistema de «supercréditos de carbono» donde un vehículo eléctrico que cumpla los umbrales de contenido europeo contaría como 1,2 automóviles en el balance de carbono de los fabricantes.
La Comisión Europea anunciará nuevas medidas para la industria automotriz el 10 de diciembre, en un contexto donde los objetivos climáticos aparecen como las primeras víctimas de la guerra comercial. La tensión entre protección industrial, competitividad y ambiciones medioambientales define el dilema estratégico que enfrenta el bloque europeo ante la avalancha china.
Perspectivas: quien controle el «combustible digital» dominará el futuro tecnológico
La estrategia china evidencia una visión de largo plazo donde el control de los costos energéticos emerge como factor determinante en la competencia tecnológica global. Al garantizar electricidad subsidiada para sus centros de datos, China asegura que su infraestructura de inteligencia artificial disponga de «combustible digital» ilimitado y económico, replicando el modelo que le permitió conquistar el mercado de vehículos eléctricos.
Esta carrera tecnológica plantea interrogantes sobre los límites de la intervención estatal y la sostenibilidad de modelos basados en subsidios masivos. Mientras Silicon Valley enfrenta restricciones energéticas que limitan su capacidad de expansión, China demuestra que en la nueva economía digital, quien controle el enchufe controlará el destino de la tecnología mundial, aunque esta competencia desenfrenada amenace con reproducir los desequilibrios estructurales que actualmente afectan al mercado automotor.
M-Redacción
Fuente de esta noticia: https://economia.com.py/china-desata-una-guerra-de-precios-global-en-el-mercado-automotor-con-su-sobreproduccion-masiva-de-vehiculos-electricos-y-replica-su-estrategia-de-dominio-tecnologico-en-la-inteligencia-artificial/
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