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Reunidos en la ciudad colombiana de Santa Marta, los jefes y jefas de Estado y de Gobierno de los países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y de la Unión Europea (UE), junto con el presidente del Consejo Europeo, celebraron la Cuarta Cumbre CELAC–UE, reafirmando su compromiso de fortalecer una relación birregional que, más que nunca, se proyecta como una alianza estratégica para afrontar los desafíos globales del siglo XXI.
La cita, marcada por un espíritu de cooperación y entendimiento, dio continuidad al proceso iniciado en la reunión ministerial de Nueva York y a los foros previos de empresarios y sociedad civil. Los líderes valoraron los avances alcanzados en la preparación de la nueva Hoja de Ruta birregional, instrumento que definirá las prioridades comunes en acción climática, transición energética, desarrollo sostenible, comercio, seguridad y lucha contra el crimen transnacional.
Conscientes de los profundos vínculos históricos, culturales y humanos que unen a ambas regiones, los mandatarios subrayaron la necesidad de revitalizar el multilateralismo en un momento de tensiones globales y de reconfiguración del orden internacional. En ese contexto, reafirmaron su adhesión a los principios de la Carta de las Naciones Unidas, el respeto a la soberanía y la integridad territorial de los Estados, la no intervención y el arreglo pacífico de las controversias.
La Cumbre destacó el valor de la democracia, el Estado de derecho y los derechos humanos como fundamentos esenciales de la relación birregional. Los líderes coincidieron en la importancia de garantizar elecciones libres, transparentes e inclusivas, así como de promover la igualdad, combatir todas las formas de discriminación y fortalecer la participación plena de mujeres, pueblos indígenas, personas afrodescendientes y otros grupos históricamente vulnerables.
Los Estados de la CELAC reafirmaron el carácter de la región como Zona de Paz y expresaron su respaldo al proceso de reconciliación en Colombia, destacando el acompañamiento de la comunidad internacional y de las Naciones Unidas. También se abordó la seguridad marítima y la estabilidad en el Caribe, así como la cooperación para enfrentar el crimen organizado transnacional y el tráfico ilícito de drogas.
En el plano internacional, los líderes expresaron su profunda preocupación por el aumento de los conflictos armados en diversas regiones del mundo. Reiteraron la necesidad de privilegiar la diplomacia y el diálogo como herramientas indispensables para alcanzar soluciones duraderas, e hicieron hincapié en la protección de la población civil y la asistencia humanitaria.
Respecto a la guerra en Ucrania, la Cumbre expresó su respaldo a todos los esfuerzos destinados a lograr un alto el fuego sostenible y una paz justa y duradera, en pleno respeto de la soberanía y la integridad territorial del país. Asimismo, los líderes celebraron los avances hacia el fin del conflicto en Gaza y la implementación del plan integral para una solución de dos Estados, instando a todas las partes a cumplir con el derecho internacional humanitario y a garantizar el acceso a la ayuda humanitaria.
El compromiso con la estabilidad regional incluyó un firme respaldo a Haití en su proceso de recuperación política y social, con apoyo internacional para fortalecer sus fuerzas de seguridad y combatir el tráfico ilícito de armas. También se reconoció la importancia de preservar la neutralidad del Canal de Panamá como bien público global esencial para la paz y el comercio internacional.
En materia de gobernanza global, los países coincidieron en la urgencia de reformar el sistema multilateral, fortaleciendo el papel de las Naciones Unidas y promoviendo una representación más equitativa de las regiones en el Consejo de Seguridad. En ese sentido, la Unión Europea tomó nota del deseo expresado por los países de América Latina y el Caribe de que la próxima Secretaría General de la ONU sea ejercida por una persona proveniente de la región.
Los líderes ratificaron su compromiso con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el Pacto por el Futuro y la necesidad de reformar la arquitectura financiera internacional para hacerla más inclusiva y eficaz. Reafirmaron el valor de la cooperación internacional y de la asistencia oficial al desarrollo, con la meta de alcanzar el 0,7 % del ingreso nacional bruto comprometido desde hace décadas.
En el ámbito económico y comercial, se renovó el apoyo a un sistema multilateral de comercio basado en normas claras, transparentes y previsibles, con la Organización Mundial del Comercio como eje central. Los participantes destacaron la importancia de profundizar los acuerdos comerciales y de inversión entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe, subrayando la necesidad de fomentar cadenas de suministro seguras, sostenibles y con valor añadido regional.
La Cumbre destacó también la relevancia de la Agenda de Inversiones Global Gateway UE–ALC, que busca fortalecer las conexiones energéticas, digitales y logísticas entre ambas regiones, promover la transición verde y apoyar el desarrollo sostenible con una perspectiva inclusiva y solidaria.

El cambio climático y la transición energética ocuparon un lugar central en las deliberaciones. Los líderes reafirmaron su compromiso con el Acuerdo de París y con una acción climática ambiciosa, justa y equitativa, que combine la reducción de emisiones con la protección de la biodiversidad, la restauración de ecosistemas y la promoción de empleos verdes. Se destacó el papel de la cooperación birregional para desarrollar soluciones innovadoras, como la valorización del sargazo en el Gran Caribe, y la formación profesional para una economía baja en carbono.
En el ámbito de la seguridad ciudadana, justicia y lucha contra el crimen organizado, se acordó intensificar los esfuerzos conjuntos frente al narcotráfico, la trata de personas, la ciberdelincuencia y otros delitos transnacionales. Se subrayó la necesidad de políticas coordinadas basadas en la evidencia y en el respeto a los derechos humanos.
La declaración reafirmó también el compromiso con la seguridad alimentaria, la erradicación del hambre y la promoción de sistemas agrícolas sostenibles y resilientes. En salud, se acordó fortalecer la autosuficiencia sanitaria regional mediante la cooperación en investigación, innovación y producción de vacunas y medicamentos.
La transformación digital fue otro de los pilares del encuentro. Las partes coincidieron en la importancia de promover una inteligencia artificial ética, segura y centrada en las personas, así como en combatir la desinformación y los discursos de odio en los espacios digitales.
La inclusión social, la igualdad y los sistemas de cuidado fueron reconocidos como componentes esenciales del desarrollo sostenible, al igual que la educación, la ciencia y la investigación como motores de una cooperación birregional moderna y equitativa. Los programas de intercambio académico, como Erasmus+ y Horizonte Europa, fueron destacados como ejemplos de éxito que seguirán fortaleciendo los vínculos entre ambas regiones.
En materia migratoria, los líderes reafirmaron su compromiso con una gestión integral y humana de la movilidad, basada en la responsabilidad compartida y el respeto a los derechos humanos, subrayando la necesidad de promover canales regulares, seguros y ordenados de migración.
Finalmente, la Cumbre destacó el valor de los lazos culturales y de los contactos entre pueblos como cimiento de la asociación birregional. Se reconoció el papel de la Fundación EU-LAC y se acordó continuar promoviendo el diálogo cultural y parlamentario a través de instancias como la Asamblea EuroLat.
Con un reconocimiento especial a la hospitalidad de Colombia y a su liderazgo durante la presidencia pro tempore de la CELAC, los jefes de Estado acordaron celebrar la próxima Cumbre CELAC–UE en Bruselas en 2027, consolidando así un compromiso duradero con el diálogo político de alto nivel y la cooperación estratégica entre ambas regiones.
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