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En una votación que volvió a dejar en evidencia el aislamiento de Washington en este tema, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó este miércoles, con 165 votos a favor y apenas 7 en contra, una resolución que exige a Estados Unidos poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a Cuba desde hace más de seis décadas. Doce países optaron por abstenerse, pero el resultado reafirmó el amplio consenso global en torno a la necesidad de levantar las sanciones que han limitado el desarrollo de la isla y afectado directamente a su población.
Desde 1992, la ONU somete anualmente a votación este reclamo, y año tras año la mayoría de las naciones del mundo reitera su respaldo a Cuba. Sin embargo, en esta ocasión la presión diplomática estadounidense logró restar algunos apoyos tradicionales, aunque sin alterar de manera sustancial la contundencia del resultado. Entre los países que votaron en contra se encuentran Estados Unidos, Israel, Ucrania, Argentina y Paraguay, una lista que evidencia tanto la persistencia del bloque proestadounidense como la escasa compañía que encuentra Washington en este asunto.
Minutos después de conocerse la votación, el canciller cubano Bruno Rodríguez celebró el resultado a través de su cuenta oficial en la red X, calificándolo como una “Victoria de Cuba, de los pueblos y de la verdad frente a la mentira imperialista”. En otro mensaje, agradeció a los países que, con su voto, defendieron “la verdad de Cuba” y reclamaron nuevamente el fin del bloqueo que, según La Habana, constituye el principal obstáculo para su desarrollo económico y social.

El embargo estadounidense, vigente desde 1962, ha sido condenado repetidamente por la comunidad internacional, que considera que su continuidad contradice los principios del derecho internacional y los objetivos de la propia Carta de las Naciones Unidas. A pesar de ello, sucesivas administraciones en Washington han mantenido las sanciones, que afectan sectores clave como la energía, el transporte, la salud y las finanzas.
La votación de hoy, más allá de su carácter simbólico —pues las resoluciones de la Asamblea General no son vinculantes—, refuerza la presión política y moral sobre Estados Unidos, que sigue desoyendo el llamado casi unánime del planeta. Una vez más, el mundo habló con claridad: el bloqueo contra Cuba debe terminar.
carloscastaneda@prensamercosur.org
