
Este domingo, Bolivia celebra una jornada electoral sin precedentes: la primera segunda vuelta presidencial en la historia del país. Los ciudadanos deben decidir entre dos candidatos conservadores, Rodrigo Paz, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), y Jorge “Tuto” Quiroga, de la Alianza Libre. Este balotaje marca el fin de casi dos décadas de gobiernos liderados por el Movimiento al Socialismo (MAS) y abre la puerta a una nueva etapa política y económica.
Desde las 08:00 hasta las 16:00 horas locales, los recintos electorales estarán abiertos para que más de siete millones de bolivianos ejerzan su derecho al voto. La supervisión del proceso está a cargo de 204.000 jurados electorales distribuidos en más de 35.000 mesas en todo el país. El Tribunal Supremo Electoral (TSE), presidido por Óscar Hassenteufel, ha garantizado un proceso transparente y confiable, destacando la importancia histórica de esta jornada.
Rodrigo Paz, acompañado por su padre, el expresidente Jaime Paz Zamora, emitió su voto en Tarija. En declaraciones a los medios, Paz instó a los bolivianos a participar masivamente en esta elección: “Es un momento de cambio, de renovación; cerramos 200 años de un ciclo y comenzamos uno nuevo”. El candidato del PDC, quien compite junto a Edman Lara, un ex policía conocido por su activismo en redes sociales, subrayó la necesidad de dejar atrás las campañas marcadas por la guerra sucia y enfocarse en la unidad nacional.
Por su parte, Jorge Quiroga y su compañero de fórmula, Juan Pablo Velasco, también expresaron su optimismo ante esta jornada decisiva. Desde Santa Cruz, Velasco señaló que Bolivia tiene la oportunidad de dar “un giro de 180 grados hacia la dirección correcta” y llamó a los ciudadanos a votar pacíficamente. Quiroga, expresidente entre 2001 y 2002, busca capitalizar su experiencia política y sus conexiones internacionales para liderar al país en un contexto económico complicado.
La economía boliviana enfrenta una recesión agravada por el desplome de la industria del gas, principal fuente de ingresos del país. Ambos candidatos han prometido implementar políticas liberales para recuperar la estabilidad económica y restaurar la confianza en el gobierno. Sin embargo, el desafío será grande, ya que Bolivia también lidia con tensiones sociales y expectativas elevadas tras años de gobiernos de izquierda.
El actual presidente, Luis Arce, acudió temprano a votar en La Paz e hizo un llamado a los candidatos y a la población a respetar los resultados electorales. “Aquí es el pueblo quien decide en las urnas”, afirmó Arce, destacando que este proceso democrático es un valor que debe protegerse.
La misión internacional de observación electoral también ha jugado un papel clave en esta jornada. Organismos como la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea han desplegado equipos para garantizar la transparencia del proceso. Juan Fernando Cristo, jefe de la misión de la OEA, exhortó a los candidatos a aceptar los resultados con responsabilidad y a mantener la calma.
El TSE utilizará nuevamente el Sistema de Transmisión de Resultados Preliminares (Sirepre) para divulgar los primeros datos oficiales entre las 20:00 y 20:30 horas locales. Hassenteufel aseguró que el organismo está preparado para ofrecer unas elecciones justas y pidió a los ciudadanos ejercer su derecho al voto.
En medio de esta histórica elección, Bolivia se encuentra ante una encrucijada: elegir entre dos visiones conservadoras que prometen un cambio tras años de dominio del MAS. La decisión que tomen los bolivianos hoy definirá el rumbo político y económico del país en los próximos años, marcando el inicio de una nueva etapa en su historia democrática.
