

El gobierno brasileño, liderado por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, ha presentado una propuesta para reducir significativamente el Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur (Focem), lo que ha generado fricciones con Uruguay y Paraguay, los principales beneficiarios históricos del mecanismo. La medida también enfrenta desafíos con Argentina, complicando las negociaciones para la renovación del fondo.
El Focem y su importancia
Creado en 2004, el Focem tiene como objetivo financiar proyectos de infraestructura en los países miembros del Mercosur, con énfasis en áreas de frontera, y reducir las asimetrías socioeconómicas dentro del bloque. Desde su creación hasta finales de 2022, el fondo ha aprobado más de 50 proyectos con un monto total cercano a los USD 996 millones.
Actualmente, el Brasil contribuye con el 70% de los recursos del fondo, seguido por Argentina (27%), mientras que Uruguay y Paraguay aportan el 2% y 1%, respectivamente. En cuanto a la distribución de beneficios, Paraguay recibe el 48%, Uruguay el 32%, mientras que Brasil y Argentina obtienen el 10% cada uno.
La propuesta brasileña: Focem 2
La propuesta brasileña para la segunda etapa del mecanismo, denominada Focem 2, incluye una reducción del presupuesto anual del fondo a aproximadamente USD 30 millones, una cifra muy inferior a los USD 100 millones anuales previstos inicialmente. Además, introduce nuevas reglas sobre las contribuciones y beneficios de cada país miembro.
Según el anteproyecto presentado por Brasil, el país seguiría siendo el principal contribuyente al fondo, aunque su participación bajaría al 57,1%. Argentina aportaría el 21,4%, mientras que Uruguay y Paraguay incrementarían su contribución al 8,3% y 6,9%, respectivamente. Bolivia, como nuevo miembro del Mercosur, también tendría que contribuir con un 6,2%.
En términos de distribución de beneficios, Bolivia sería el mayor receptor (26%), seguido por Paraguay (23%) y Uruguay (21%). Argentina recibiría el 15,1% y Brasil obtendría una proporción ligeramente inferior al 15%.
Reacciones de Uruguay y Paraguay
La propuesta brasileña ha sido recibida con fuertes críticas por parte de Uruguay y Paraguay. Ambos países consideran que la reducción drástica del fondo y los nuevos criterios de distribución no reflejan adecuadamente las asimetrías existentes ni los esfuerzos realizados por sus economías en las últimas décadas.
En una reunión del Grupo Mercado Común (GMC) celebrada en octubre en Brasilia, las delegaciones de Montevideo y Asunción expresaron su preocupación por la propuesta brasileña. Según el acta del encuentro, ambos países señalaron que la reducción a un tercio del presupuesto inicial debilita tanto política como económicamente el principal mecanismo de cohesión estructural del Mercosur. Además, calificaron la propuesta como un “señal negativa para el proceso de integración regional”.
Ante estas críticas, el gobierno paraguayo, liderado por Santiago Peña, se comprometió a presentar una contrapropuesta que responda a los intereses de su país.
La posición de Argentina
Por otro lado, Argentina también ha planteado obstáculos para la renovación del Focem. El gobierno del presidente ultraliberal Javier Milei ha sugerido que el sector privado y organismos como el Fonplata (Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata) participen en el financiamiento de proyectos vinculados al Focem. Esta postura es vista como inviable por el gobierno brasileño, que considera que tal enfoque desvirtuaría el propósito original del fondo, basado en contribuciones públicas no reembolsables.
Además, Buenos Aires ha propuesto cálculos que convertirían a Argentina en un receptor neto de recursos del Focem, dejando a Brasil como el único país que aportaría más dinero del que recibiría. Esta posición ha generado tensiones adicionales entre ambos países.
Argumentos de Brasil
El gobierno brasileño justifica su propuesta señalando los avances socioeconómicos registrados por Uruguay y Paraguay en las últimas décadas. Según esta perspectiva, ambos países deberían contribuir más al fondo y recibir menos beneficios. Además, Brasil argumenta que la incorporación de Bolivia al Mercosur exige una redistribución de los recursos disponibles, dado que este país es considerado uno de los más pobres de América del Sur.
Funcionarios brasileños han señalado que la cifra inicial de USD 30 millones es solo un punto de partida y podría ajustarse durante las negociaciones. Sin embargo, reconocen que alcanzar un consenso entre todos los miembros del bloque será un proceso complejo y prolongado.
Perspectivas futuras
La renovación del Focem depende de la aprobación de los parlamentos nacionales de los países miembros del Mercosur, lo que podría retrasar aún más las negociaciones. Mientras tanto, las tensiones entre Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina reflejan las dificultades inherentes al proceso de integración regional.
En este contexto, será crucial encontrar un equilibrio entre las demandas de los países más pequeños y la necesidad de adaptar el mecanismo a las nuevas realidades económicas y sociales del bloque. La disposición al diálogo y la búsqueda de consenso serán fundamentales para garantizar la continuidad y efectividad del Focem como herramienta clave para la cohesión estructural en el Mercosur.
