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En la historia del idioma español —esa lengua que vibra en cuatro continentes— hay voces que no sólo se escuchan: se recuerdan. Luis del Olmo es una de ellas.
Una voz que no necesitó escenario para llenar estadios, ni cámara para hacerse eterna.
Porque su teatro fue el aire.
Su público: el mundo entero.
Y su herramienta, la palabra dicha con alma, rigor y una dosis exacta de humanidad.
Nacido en Ponferrada en 1937, Del Olmo comenzó en Radio Juventud con apenas catorce años. Desde entonces, su destino parecía estar sellado con un micrófono. Pasó por Radio Asturias, Radio León y Radio Nacional, pero fue en 1973 cuando el mito tomó forma: “Protagonistas”, aquel programa que durante cuatro décadas acompañó a millones de oyentes desde las primeras luces del día. Fue la semilla del hombre que hizo de largas mañanas una identidad de país
Más de 12 000 emisiones y más de medio siglo de fidelidad convirtieron a Del Olmo en la brújula sonora de varias generaciones. Su estilo era un arte difícil: ser próximo sin ser banal, riguroso sin perder el humor, cálido sin caer en la complacencia.
Inventó la cercanía antes de que existieran los “influencers”, y convirtió la palabra “radio” en sinónimo de compañía.
Para Luis del Olmo, el español no fue una bandera: fue un continente invisible que unía acentos. Su voz se escuchó y admiró a ambos lados del Atlántico. En México, en Argentina, en Colombia, en Chile… donde hubiera una frecuencia en español, su nombre era sinónimo de respeto.
Los periodistas de América Latina lo reconocían como maestro, los oyentes como amigo y los humoristas como cómplice. Un gran puente – ¿pontifice?- entre España y América Latina
En sus programas convivieron la política y la poesía, los grandes líderes y los anónimos soñadores. Y en ese equilibrio, tan iberoamericano, supo hacer de la radio un espejo de la vida: plural, imperfecta y siempre apasionante.
Del Olmo no se conformó con ser una voz: fue también empresario, impulsor de emisoras y promotor cultural. Fundó Onda Rambla y Radio Salut, y dejó su huella en casi todas las grandes cadenas españolas.
En Ponferrada, su tierra, se levanta hoy el Museo de la Radio Luis del Olmo, un homenaje que guarda más de 15 000 documentos, grabaciones y objetos de una carrera que es, en sí misma, un siglo de historia sonora.
Un museo que no celebra sólo al periodista, sino a la memoria colectiva de quienes crecieron con él. Un » emprendedor» de las ondas.
Hubo momentos en los que su voz fue más que compañía: fue resistencia.
Del Olmo denunció el terrorismo de ETA con la misma serenidad con la que saludaba cada mañana, sabiendo que había sido objetivo de la violencia en varias ocasiones. Pero no se calló.
Demostró que la valentía puede ser sonora, que la dignidad también tiene tono y pausa. Gracias a Del Olmo supimos valorar d la palabra en tiempos de ruido. Y también el coraje!
Por eso, cuando en 2013 se despidió oficialmente de los micrófonos, no hubo silencio: hubo eco.
El eco de una época dorada en la que la radio no competía con el ruido, sino con el tiempo.
Hoy, mientras las nuevas generaciones descubren el poder de la voz en los pódcast, Luis del Olmo sigue siendo un referente.
Su archivo personal, con más de 500 grabaciones, ha sido recuperado en la serie “Protagonista: Luis del Olmo”, disponible en Onda Cero.
Escucharlo hoy es un viaje al origen del sonido bien contado. Un recordatorio de que, antes de los algoritmos y los hashtags, hubo una voz que supo escuchar y hacer pensar. Hoy podemo recuperar su legado gracia al pódcast: la herencia viva de su voz .
Luis del Olmo pertenece ya a ese selecto grupo de colosos que fundaron la identidad sonora del mundo hispano: voces como las de Mario Vargas Llosa, Juan Ramón Lucas, Iñaki Gabilondo o Joaquín Soler Serrano, con quienes compartió la convicción de que la radio no es un medio: es una patria invisible. Será un
eco que no se apague.
Su legado no es sólo técnico ni histórico: es espiritual.
Porque en una era saturada de pantallas, Luis del Olmo nos recordó que basta una voz para sentirnos acompañados, que la palabra —cuando nace del alma— puede cruzar océanos y generaciones.
“Protagonistas” fue su programa. Pero en realidad, el protagonista siempre fue él.
El hombre que nos enseñó a escuchar el mundo.
El coloso legendario, imperecedero e inolvidable de las ondas iberoamericanas. Gracias querido amigo Luis por averme podido disfrutary aprender tanto contigo!

Fdo.
Javier Pertierra Antón.
Por Enlace Iberoamericano – Prensa Mercosur
