

Amarte como Dios te soñó.
El amor propio no es egoísmo; es respeto por la creación que Dios hizo en ti. Es recordar que no puedes amar a los demás de forma sana si primero no aprendes a amarte como el Padre te ama: con paciencia, ternura y verdad.
Este ejercicio de 7 días es un viaje espiritual y emocional para reconectar con tu esencia, sanar tus heridas y recordar que, incluso cuando el mundo te haga dudar, Dios sigue viendo en ti a Su hija amada, completa y digna.
Día 1: Reconoce tu valor.
Versículo:
“Te alabo porque soy una creación admirable; tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien.” (Salmos 139:14)
Ejercicio:
Mírate frente al espejo, sostenida por tu propia mirada.
Di en voz alta:
“Soy suficiente. Fui creada con amor, propósito y belleza divina.”
Escribe tres virtudes que te hacen única y agradécete por ellas.
Propósito del día:
Recordar que tu valor no depende de tu pasado, de tus errores ni de la opinión de nadie.
Tu valor viene de Dios, y nada puede disminuirlo.
Día 2: Libérate del juicio.
Versículo:
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.” (Romanos 8:1)
Ejercicio:
Haz una lista de las frases duras o críticas que te dices a ti misma.
Luego, reemplaza cada una por una afirmación de amor.
Por ejemplo:
“No soy suficiente” → “Soy hija de Dios, y Él me fortalece.”
“Siempre fallo” → “Estoy aprendiendo bajo la gracia.”
Propósito del día:
Liberarte del peso de la autocrítica.
Deja que la voz del amor reemplace a la del juicio. Hablarte con bondad también es oración.
Día 3: Abraza tu cuerpo.
Versículo:
“¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo?” (1 Corintios 6:19)
Ejercicio:
Regálate un momento de conexión física y emocional: una ducha relajante, una caminata, o simplemente aplicar una crema sintiendo gratitud.
Mientras lo haces, repite:
“Mi cuerpo es mi hogar. Lo cuido porque en él habita la presencia de Dios.”
Propósito del día:
Dejar de pelear con tu reflejo. Agradece cada parte de ti, incluso las que no encajan en los estándares del mundo. Tu cuerpo ha sostenido tu historia y merece ternura.
Día 4: Perdónate y suelta.
Versículo:
“Y seréis libres si el Hijo os libertare.” (Juan 8:36)
Ejercicio:
Escribe una carta a ti misma pidiendo perdón.
Por lo que hiciste, por lo que permitiste, por no haberte cuidado como merecías.
Léela con compasión y guarda la hoja como símbolo de liberación.
Propósito del día:
Perdonarte no significa olvidar, sino dejar de castigarte.
Cuando te perdonas, liberas el espacio donde antes habitaba la culpa para llenarlo con amor y propósito.
Día 5: Establece límites saludables.
Versículo:
“Por encima de todo, guarda tu corazón, porque de él mana la vida.” (Proverbios 4:2)
Ejercicio:
Identifica tres situaciones en las que sueles decir “sí” cuando quisieras decir “no”.
Decide una acción concreta para cuidar tus límites esta semana.
Propósito del día:
Entender que poner límites no es rechazar a los demás, sino honrar tu paz.
Tu corazón no es campo de batalla, es santuario; protégelo con amor y firmeza.
Día 6: Celebra tus logros.
Versículo:
“El Señor cumplirá su propósito en mí.” (Salmos 138:8)
Ejercicio:
Escribe una lista de tus logros, grandes o pequeños.
Cada paso cuenta.
Mira esa lista y repite:
“He avanzado más de lo que imagino. Dios ha estado conmigo en cada paso.”
Propósito del día:
Reconocer tu propio crecimiento y dejar de compararte.
Cada victoria, incluso la silenciosa, merece ser celebrada con gratitud y gozo.
Día 7: Conecta con tu esencia espiritual.
Versículo:
“Porque tú eres preciosa ante mis ojos, eres digna y te amo.” (Isaías 43:4)
Ejercicio:
Dedica un momento a orar o meditar.
Agradece por la mujer en la que te estás convirtiendo.
Respira profundo y di:
“Me amo porque Dios me ama. En Su amor encuentro mi identidad.”
Propósito del día:
Recordar que el amor propio nace de la conexión con el amor de Dios.
No se trata solo de autoestima, sino de reconocer el valor divino que llevas dentro.
Elegirte es un acto sagrado.
Amarte no es un lujo, es una necesidad espiritual.
Cada vez que te eliges, que te cuidas, que dices “no” a lo que te hiere y “sí” a lo que te sana, le dices al mundo que reconoces la obra de Dios en ti.
Durante mucho tiempo, las mujeres aprendieron a poner a todos primero: los hijos, la pareja, el trabajo, la familia. Y en ese acto de entrega, muchas olvidaron su voz, su cuerpo, su descanso, su paz.
Pero Dios no quiere verte agotada para sentirte valiosa.
Él quiere verte viva, plena, amada y libre.
“Amarás a tu prójimo como a ti misma” dice la Palabra (Marcos 12:31).
Y ese mandato comienza contigo: si no te amas, no puedes amar con plenitud. Amarte no significa que no necesites a nadie; significa que ya no dependes del amor de otros para sentirte entera.
El amor propio no es orgullo: es gratitud.
Es decir: “Gracias, Señor, porque me creaste con propósito.
Porque incluso con mis grietas y errores, sigo siendo digna de amor.”
Cada día que te priorizas, te acercas a tu versión más luminosa: esa mujer que ya no se mide por lo que perdió, sino por lo que aprendió; que ya no busca aprobación, sino paz; que ya no teme estar sola, porque sabe que Dios siempre la acompaña.
“Priorizarte no es alejarte del amor, es aprender a amarte como Dios te ama: sin condiciones, sin miedo y sin olvido.”
Así que mírate al espejo y recuerda:
Eres hija del Creador. No fuiste hecha para mendigar amor, sino para reflejarlo.
Y el mayor acto de fe que puedes tener…es volver a amarte cada mañana, incluso cuando aún estás sanando.
“Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé.” Isaías 43:4
Si necesitas apoyo psicológico o corporativo especializado
Te ofrezco acompañamiento profesional en:
Terapia individual: manejo emocional, ansiedad, autoestima, duelos y crecimiento personal.
Terapia de pareja: fortalecimiento del vínculo, comunicación y resolución de conflictos.
Apoyo corporativo: programas de bienestar laboral, gestión emocional y mejora del clima organizacional.
Capacitación en habilidades blandas: liderazgo empático, comunicación asertiva, inteligencia emocional y trabajo en equipo.
Dra. Elizabeth Rondón. Especialista en bienestar emocional, relaciones humanas y desarrollo organizacional
Teléfono: +58 316 527 0022
Correo: elizabethrondon1711@gmail.com
