

ENTRE LA EMOCIÓN Y LA ELECCIÓN CONSCIENTE.
Una de las confusiones más frecuentes en las relaciones humanas es creer que el enamoramiento y el amor verdadero son lo mismo. Sin embargo, aunque están conectados, representan etapas distintas del vínculo afectivo: una es impulsiva, química y efímera; la otra, profunda, estable y consciente. Comprender esta diferencia puede evitar muchas decepciones y ayudarnos a construir relaciones más sanas y duraderas.
¿Qué es el enamoramiento?
El enamoramiento es un estado emocional intenso que se caracteriza por la idealización del otro, la excitación, el deseo y la atracción. Es una respuesta bioquímica del cerebro que libera dopamina, serotonina y oxitocina, generando sensación de euforia y placer al estar cerca de la persona amada.
Características del enamoramiento:
- Surge rápidamente y puede ser impulsivo.
- Se centra en la atracción física o emocional.
- Tiende a idealizar a la otra persona, ignorando defectos.
- Produce pensamientos obsesivos y deseo constante de cercanía.
- Es vulnerable a la decepción cuando la realidad no coincide con la idealización.
El enamoramiento enciende la chispa, pero no siempre garantiza la permanencia. Es el primer impulso, el “inicio del viaje”, pero no el destino final.
¿Qué es el amor verdadero?
El amor verdadero es un estado maduro de conexión emocional, espiritual y racional. Surge cuando la ilusión se transforma en elección, cuando la pasión se equilibra con la comprensión, el compromiso y la reciprocidad.
Características del amor verdadero:
- Se construye con el tiempo y la convivencia.
- Acepta al otro con sus virtudes y defectos.
- Busca el bienestar mutuo, no solo la satisfacción personal.
- Requiere comunicación, empatía, perdón y respeto.
- Permanece aun cuando la emoción inicial se atenúa.
El amor verdadero no idealiza, construye. No depende del deseo de poseer, sino de la decisión de cuidar, acompañar y crecer juntos.
Diferencias principales entre enamoramiento y amor verdadero.
El enamoramiento suele ser intenso pero pasajero. Es como una chispa que se enciende rápidamente y que puede apagarse con la misma facilidad. Está alimentado por la emoción, la atracción y el deseo, pero carece aún de raíces profundas.
Por el contrario, el amor verdadero es duradero y se fortalece con el tiempo. No depende del impulso, sino de la decisión consciente de permanecer y construir.
Mientras que el enamoramiento se basa principalmente en la química y el deseo, el amor verdadero se sustenta en la decisión, el compromiso y la comprensión. El primero idealiza al otro, lo ve a través del filtro de la ilusión; el segundo acepta la realidad, incluyendo los defectos, y aun así elige amar.
En el enamoramiento, la motivación principal es querer ser amado, sentirse correspondido y vivir la emoción; en el amor verdadero, el motor es amar y cuidar al otro, incluso en los días difíciles. Las emociones del enamoramiento son variables y eufóricas, mientras que las del amor verdadero son profundas, serenas y estables.
Y frente a los conflictos, el enamoramiento tiende a huir o frustrarse ante la primera dificultad, mientras que el amor verdadero busca dialogar, resolver y reconstruir, comprendiendo que las diferencias también son parte del crecimiento mutuo.
Medidas de afrontamiento ante cada uno.
Cuando estás en fase de enamoramiento:
- Observa con objetividad: No tomes decisiones importantes en medio de la euforia.
- No confundas deseo con amor: El deseo pasa, pero el afecto profundo crece con el tiempo.
- Conócete antes de entregarte: El amor sano nace del autoconocimiento, no de la necesidad.
- Permite que el tiempo revele la verdad: Lo que perdura no necesita prisa.
Cuando ya estás en una relación de amor verdadero:
- Cultiva la comunicación y la empatía.
- No des por sentado al otro: el amor necesita atención diaria.
- Aprende a perdonar y pedir perdón.
- Cuida también tu individualidad: amar no es perderte, es compartirte.
El enamoramiento es la llama que enciende el fuego, pero el amor verdadero es el calor que lo mantiene.
El primero es emoción; el segundo, decisión.
El primero idealiza; el segundo comprende.
El primero desea; el segundo cuida.
Amar de verdad implica elegir cada día permanecer, incluso cuando la emoción cambia de forma. Es mirar al otro con ojos nuevos, sostener la ternura en medio de la rutina y recordar que el amor no es solo sentir, sino también servir, escuchar, construir y sanar.
“El enamoramiento te eleva; el amor verdadero te enraíza.”
En una sociedad que corre tras lo fugaz, el mayor acto de rebeldía es amar de verdad.
“Como llama divina es el fuego ardiente del amor. Ni las muchas aguas pueden apagarlo, ni los ríos pueden extinguirlo”. (Cantares 8:6-7)
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Dra. Elizabeth Rondón. Especialista en bienestar emocional, relaciones humanas y desarrollo organizacional
