

El presidente Gustavo Petro anunció este miércoles la expulsión de toda la delegación diplomática de Israel en Colombia, una decisión que sacude el escenario internacional y reabre con fuerza las tensiones entre Bogotá y Tel Aviv. La determinación se produjo luego de conocerse la detención de dos ciudadanas colombianas que integraban la Flotilla Global Sumud, un convoy marítimo que transporta ayuda humanitaria con destino a la Franja de Gaza.
El mandatario, al referirse a la situación de Manuela Bedoya y Luna Barreto —las dos mujeres que viajaban a bordo del barco HIO—, fue categórico: “Si es cierta esta información, hay un nuevo crimen internacional de Netanyahu. El tratado de libre comercio con Israel se denuncia de inmediato. Sale toda la delegación diplomática de Israel en Colombia”. Con estas palabras, Petro no solo fijó la posición de su gobierno frente a la retención de los activistas, sino que también profundizó su postura crítica frente a la ofensiva israelí en Gaza, que ha calificado reiteradamente como genocidio.
El pronunciamiento vino acompañado de una nueva arremetida contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. El presidente colombiano evocó a la filósofa Hannah Arendt para advertir que “los Nazis seguían vivos” en ciertas prácticas políticas. “Hitler está vivo en la política del mundo, Arendt tenía razón. Ojalá los pueblos no sean anestesiados”, escribió en alusión a los crímenes contra el pueblo palestino.
Mientras tanto, los activistas de la flotilla detenida eran trasladados hacia un puerto israelí en una zona señalada como de alto riesgo por el Movimiento Mundial a Gaza, organización que además convocó a movilizaciones en Colombia contra los vínculos comerciales con Israel, particularmente en sectores mineros y empresariales.
La confrontación de Petro con Israel no es nueva. El 1 de mayo de 2024, durante una multitudinaria marcha en Bogotá, el mandatario ya había anunciado la ruptura de relaciones diplomáticas, denunciando a Israel como un Estado gobernado por un “presidente genocida”. Desde entonces, sus intervenciones han mantenido un tono desafiante en escenarios internacionales. Apenas la semana pasada, en Nueva York, durante la Asamblea General de la ONU, volvió a cargar contra la ofensiva en Gaza e incluso exhortó a los soldados estadounidenses a desobedecer órdenes de su comandante en jefe, lo que motivó que Washington le retirara la visa.
Tras la expulsión de la misión diplomática israelí, la Cancillería colombiana emitió un comunicado en el que exigió la liberación inmediata de las dos ciudadanas detenidas, así como la de todos los integrantes de la flotilla. El gobierno colombiano también instó a más de una decena de países, entre ellos España, Brasil, México, Irlanda, Sudáfrica y Turquía, a actuar de manera conjunta para proteger la vida e integridad de sus nacionales retenidos.
El Ministerio de Relaciones Exteriores recordó que la Flotilla Global Sumud tenía como objetivos entregar ayuda humanitaria en Gaza, visibilizar las necesidades urgentes de la población palestina y llamar la atención sobre la urgencia de detener la guerra. Con su detención, la tensión diplomática entre Colombia e Israel alcanza un nuevo punto de quiebre, en un escenario global marcado por la polarización frente al conflicto en Medio Oriente.
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