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El presidente Gustavo Petro arribó a Nueva York para participar en la 80.ª Asamblea General de las Naciones Unidas, en un momento marcado por crecientes tensiones geopolíticas y la urgencia de abordar los grandes desafíos de la humanidad. Durante cinco días, entre el 22 y el 26 de septiembre, el mandatario colombiano desplegará una intensa agenda diplomática que busca situar a Colombia en el centro de los debates globales sobre justicia climática, multilateralismo y, especialmente, la necesidad de poner fin al genocidio en Palestina.
La posición de Petro ha sido clara: el mundo atraviesa una crisis que exige respuestas colectivas y decisiones valientes. En ese sentido, según confirmó la canciller Rosa Villavicencio, el presidente propondrá ante el pleno de la ONU la creación de una “fuerza armada de paz”, un mecanismo internacional con carácter militar cuyo objetivo sería detener la barbarie contra el pueblo gazatí. La iniciativa se presenta como un llamado urgente a la comunidad internacional para frenar la tragedia humanitaria que ya ha dejado más de 65.000 víctimas en la Franja de Gaza, en su mayoría mujeres, niños y ancianos, de acuerdo con las cifras divulgadas por las autoridades locales de salud.
Este planteamiento se produce tras la decisión del Gobierno colombiano de suspender relaciones diplomáticas con Israel en 2024, una medida adoptada en rechazo a la violencia ejercida contra la población palestina. Para Petro, no se trata solo de un asunto regional, sino de un símbolo de la incapacidad del sistema internacional para frenar la guerra y garantizar la vigencia del derecho internacional. Su discurso ante la Asamblea, previsto para el 23 de septiembre, buscará poner sobre la mesa un mensaje de esperanza, con la convicción de que la paz mundial es posible si los países asumen compromisos reales más allá de los intereses de poder.
Más allá de su intervención en Naciones Unidas, la agenda del mandatario contempla encuentros bilaterales y espacios multilaterales de alto nivel. Uno de los momentos más significativos será su participación en la gran reunión de la Alianza de Civilizaciones, donde insistirá en la defensa del multilateralismo, la convivencia entre pueblos y la cooperación como vía para enfrentar las crisis comunes. Aunque no hay reuniones formales programadas con la Casa Blanca, la delegación colombiana mantendrá contactos con congresistas demócratas y con Zohran Mamdani, candidato demócrata a la alcaldía de Nueva York, en un esfuerzo por estrechar lazos con sectores progresistas de la política estadounidense. Asimismo, está prevista su asistencia a un homenaje al expresidente uruguayo José “Pepe” Mujica, fallecido en mayo, una de las figuras más respetadas de la democracia latinoamericana.
En paralelo, Petro participará en encuentros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en los que Colombia insistirá en la urgencia de avanzar hacia una mayor integración regional. La defensa de la Amazonía, la diversificación económica y la reducción de la dependencia frente a los grandes bloques globales figuran como prioridades de la propuesta colombiana. Para el mandatario, la región debe reforzar su voz colectiva frente a los debates internacionales, en lugar de permanecer subordinada a dinámicas de poder que perpetúan desigualdades históricas.
La visita a Nueva York también servirá para ajustar detalles de la próxima cumbre CELAC-Unión Europea, que tendrá lugar en noviembre en la ciudad de Santa Marta. Según la canciller Villavicencio, la mayoría de presidentes latinoamericanos ya confirmaron su participación, mientras se avanza en las conversaciones con líderes europeos. Esta reunión pretende definir rutas conjuntas en áreas estratégicas como la transición energética, la transformación digital, la protección ambiental y la lucha contra el crimen organizado, en un contexto en el que la cooperación birregional se perfila como un pilar indispensable frente a los desafíos globales.
El viaje de Petro a la ONU representa así una oportunidad crucial para proyectar la voz de Colombia como un país que apuesta por la justicia climática, la integración latinoamericana y la defensa de la paz. Con un discurso que busca interpelar directamente a la comunidad internacional, el mandatario llega con la convicción de que otro orden mundial es posible, uno que supere la lógica de la guerra y abra paso a la convivencia entre naciones.
carlos castaneda@prensamercosur.org
