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En el corazón del Valle del Cauca, tierras que alguna vez fueron escenario del poder del narcotráfico cambiaron definitivamente de dueño. Lo que en el pasado perteneció a Diego León Montoya, alias Don Diego, uno de los jefes del desaparecido cartel del Norte del Valle, ha sido devuelto a la vida campesina como parte de un proceso de reparación histórica.
La Agencia Nacional de Tierras (ANT), en coordinación con la Sociedad de Activos Especiales (SAE), entregó dos predios que suman 25 hectáreas a la Asociación Campesina de Trabajadores y Productores del Valle del Cauca, organización que reúne a más de 80 familias víctimas de la violencia en esta región. Las fincas, conocidas como El Edén y El Tablazo, habían permanecido bajo custodia estatal desde 2008, cuando fueron ocupadas por la Fiscalía tras la extinción de dominio de los bienes de Montoya. Durante años se destinaron a cultivos de caña, guayaba y proyectos acuícolas arrendados por terceros, pero con el fin de esos contratos, las tierras pasaron nuevamente a manos del Estado y se integraron al proceso de reforma agraria.
En esta primera etapa, cinco familias campesinas de Tuluá recibieron directamente los terrenos, donde ya se proyectan cultivos de papaya, cítricos, ají y maíz. Además, la asociación continúa fortaleciendo su apuesta por la transformación del café, con líneas de café gourmet y especial que comienzan a abrirse espacio en el mercado. Para los beneficiarios, este paso es mucho más que la entrega de hectáreas: es la posibilidad de arraigarse de nuevo al campo, después de años de despojo y violencia.
“Estas tierras, que en el pasado estuvieron atadas a economías ilegales, llegan ahora a nuestras manos después de años de espera y lucha. Recibirlas significa un verdadero acto de justicia y reparación”, expresó Lizeth Carolina Moncayo, representante legal de la organización campesina. Desde la ANT, el abogado Carlos Guerrero, de la Dirección de Acceso a Tierras, resaltó que se trata de un proceso que responde a la deuda histórica con las comunidades rurales: “No venimos a legitimar mafias, venimos a recuperar tierras y devolvérselas al campesinado, porque las tierras del Estado deben estar al servicio del pueblo”.
El Gobierno nacional ha intensificado durante los últimos meses la redistribución de tierras como parte de su política de reforma agraria. Apenas una semana atrás se adjudicaron más de 10.000 hectáreas en distintas regiones del país, y ahora el Valle del Cauca se suma a ese proceso de dignificación que busca restituir el papel central de las comunidades rurales en la economía y la reconciliación nacional.
Lo que alguna vez fue símbolo del narcotráfico se transforma hoy en una oportunidad de vida y producción para familias que, entre cultivos y proyectos comunitarios, empiezan a recuperar la tierra como raíz y horizonte.
carloscastaneda @prensamercosur.org
