

Imagen Cancillería de Colombia
La Casa Blanca anunció la descertificación de Colombia en la lucha contra las drogas, amparándose en una exención por “interés nacional” bajo la Sección 490 de la Ley de Asistencia Exterior. La medida evita una ruptura formal, pero envía un mensaje ambiguo en un momento en que la relación bilateral exige firmeza, coherencia y visión estratégica.
“Durante décadas, el pueblo colombiano ha estado en la primera línea de la defensa hemisférica frente al narcotráfico. Hemos pagado el precio más alto: la vida de miles de compatriotas arrasados por una lucha desigual”, subrayó el Ministerio de Relaciones Exteriores, en una declaración cargada de inconformidad. Bogotá cuestionó lo que considera una decisión de carácter político, desconectada de la realidad en el terreno y de los avances alcanzados.
Las cifras respaldan ese argumento. El 2024 se convirtió en un año histórico para las incautaciones y operaciones contra el narcotráfico: 884 toneladas métricas de cocaína fueron decomisadas, junto a 89.500 galones de ácido sulfúrico, mientras que 5.242 instalaciones de procesamiento clandestino fueron destruidas. Solo la Armada de Colombia, en coordinación internacional, aportó el 65% de las incautaciones globales de cocaína, impidiendo que más de 751 millones de dosis llegaran a ciudades como Nueva York, Los Ángeles, Miami o Washington.
El alcance de las operaciones conjuntas también fue decisivo:
— El 85% de la inteligencia procesable usada por la Fuerza de Tarea Conjunta Interinstitucional Sur provino de la cooperación con Colombia.
— La operación Zeus (2019–2024) redujo en un 89% las rutas aéreas ilegales hacia Centroamérica y el Pacífico.
— La estrategia Esmeralda Plus permitió capturar 631 miembros de estructuras armadas ilegales solo en el primer semestre de 2025, incluyendo 147 integrantes del Tren de Aragua entre 2022 y 2025.
— Desde agosto de 2022 hasta junio de 2025, 454 personas fueron extraditadas a Estados Unidos.

Imagen Cancillería de Colombia
La descertificación, advierte el gobierno colombiano, podría socavar la confianza y limitar las capacidades de un aliado clave de Washington en la lucha antidrogas. “La vacilación no fortalece la confianza: la erosiona. Y en esta batalla, la claridad es tan importante como la fuerza”, señala el comunicado oficial.
A pesar de la decisión, Colombia reiteró su compromiso irrestricto. “Seguiremos actuando con responsabilidad y determinación, incluso frente a riesgos y mensajes que pueden ser malinterpretados por los criminales”, enfatizó la Cancillería.
Lo que queda en el aire es una incómoda paradoja: mientras Colombia asume el costo humano, operativo y político de la guerra contra el narcotráfico, Estados Unidos elige enviar una señal ambigua que podría debilitar, y no fortalecer, la alianza hemisférica.
carloscastaneda@prensamercosur.org
