En la última parte de su carrera teológica, Karl Barth predicaría para los presos en la prisión de Basilea, Suiza. Cuando el público se enteró de que lo estaba haciendo, la gente reaccionó de diversas maneras: algunos se asombraron de que un hombre de tal estatura académica se humillara para hacer tal cosa, mientras que otros lo tomaron como una señal de su tremenda fe. Y algunos bromearían diciendo que la única forma de escuchar a Karl Barth predicar sería quebrantar la ley e ir a la cárcel.
En 1954, Barth pronunció el sermón de Navidad a los reclusos.
“¿Qué transmite la palabra Salvador ? El Salvador es el que nos trae la salvación , concediéndonos todas las cosas necesarias y saludables. Él es el ayudador, el liberador, el redentor como ningún hombre, sino sólo Dios, puede serlo y realmente lo es; él está a nuestro lado, nos rescata, nos libra de la plaga mortal. Ahora vivimos porque él, el Salvador , está con nosotros.
“El Salvador es también aquel que ha obrado la salvación gratuitamente , sin que lo merezcamos y sin nuestra ayuda, y sin que paguemos la cuenta. Todo lo que se nos pide que hagamos es extender nuestras manos, recibir el regalo y estar agradecidos.
“El Salvador es el que trae la salvación a todos , sin reservas ni excepciones, simplemente porque todos lo necesitamos y porque es el Hijo de Dios que es el Padre de todos nosotros. hecho hombre, se hizo hermano de todos nosotros. A vosotros os ha nacido hoy un Salvador , dice el ángel del Señor.”
Biografía
Barth es conocido por su comentario La Epístola a los Romanos, su participación en la Iglesia Confesante, incluida su autoría de la Declaración de Barmen,y especialmente su summa teológica inacabada de varios volúmenes, la Dogmática de la Iglesia3 (publicado entre 1932 y 1967). La influencia de Barth se expandió mucho más allá del ámbito académico a la cultura dominante, lo que lo llevó a aparecer en la portada del Time el 20 de abril de 1962.
Aunque nació en Basilea, Karl Barth vivió de niño en Berna. Entre 1911 y 1921 sirvió como pastor reformado en el pueblo de Safenwil, cantón de Argovia. En 1913 contrajo matrimonio con Nelly Hoffman, una talentosa violinista; de este matrimonio nacerían cuatro hijos y una hija. En 1916 comenzó a trabajar en su obra Der Römerbrief —en español, Carta a los romanos, o Comentario a la Carta a los romanos—.8 La teología dialéctica de Karl Barth, un antecedente intelectual relevante en la lucha contra el nacionalsocialismo, nació con el comentario de 1919 de este teólogo suizo a la Carta a los romanos.
Posteriormente fue profesor de teología en Gotinga (1921-1925), Münster (1925-1930) y Bonn (1930-1935). Durante su estancia en Gotinga conoció a Charlotte von Kirschbaum, quien a la larga vendría a ser su secretaria y asistente, jugando un importante papel en la redacción de la extensa obra de Barth: Dogmática eclesial. Tuvo que abandonar Alemania en 1935, por negarse a prestar juramento a Adolf Hitler. Barth regresó a Suiza y fue profesor en la Universidad de Basilea hasta su retiro en 1962, aunque siguió enseñando hasta su muerte.
Barth, originalmente, fue educado dentro del pensamiento del protestantismo liberal, bajo las enseñanzas de maestros como Wilhelm Herrmann, pero se rebeló contra esta teología en tiempos de la Primera Guerra Mundial. Esta reacción fue determinada por varios factores, entre los que destacan su compromiso con el movimiento religioso socialista suizo y alemán en los que figuraban hombres como Herman Kutter, la influencia del movimiento del «realismo bíblico» alrededor de hombres como Christoph Blumhardt y Søren Kierkegaard, y el impacto de la filosofía escéptica de Franz Overbeck.
Su obra más importante es la dogmática eclesial, catorce tomos con más de diez mil páginas. Su tesis principal:
Dios es Dios, pero es Dios para el mundo.
El mundo es mundo, pero amado por Dios.
Dios se encuentra con el mundo en su Palabra, Jesucristo.
Reconocimientos
Edición en inglés de las Cartas (1961-1968) de Karl Barth.
Sello postal alemán de 1986, con la imagen de Karl Barth.
Karl Barth fue destacado por la revista Time en la portada de su edición del 20 de abril de 1962, que incluía además su frase: «La meta de la vida humana no es la muerte, sino la resurrección [The goal of human life is not death, but resurrection]».
En 1968, le fue conferido el premio Sigmund Freud de prosa académica, otorgado por la Academia Alemana de la Lengua y la Poesía. Al justificar el premio, la Academia señaló que Karl Barth era «el fundador de una teología que conducía a una renovación de la conciencia cristiana», y que «la potencia y el alcance de su interpretación de la Escritura se corresponden con el brillo y el poder de su lengua».
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