

General (r) William René Salamanca, director emérito Policía Nacional de Colombia.
En lo corrido de este año han sido asesinados, en medio de actividades del servicio, 131 integrantes de la Fuerza Pública, de ellos 66 pertenecían al Ejército, 63 a la Policía y dos a la Fuerza Aeroespacial. A la par, se reportan 461 heridos, de acuerdo con cifras del Ministerio de la Defensa.
Estos héroes han ofrendado su vida por Colombia, en medio de operaciones, en su gran mayoría contra el narcotráfico, solo basta recordar el pasado 21 de agosto cuando fueron asesinados 13 policías -en un proceso de traslado relacionado con la erradicación de cultivos de matas de coca- en zona rural de Amalfi, Antioquia; ese mismo día, terroristas activaron un camión cargado con explosivos en Cali, en inmediaciones de la escuela Marco Fidel Suárez de la Fuerza Aeroespacial, que cobró la vida de seis civiles, entre ellos una mujer embarazada.

No son cifras, son personas con una historia de vida que por la acción demencial de las redes criminales como el Eln, las disidencias y el ‘clan del Golfo’, grupos terroristas que se financian de la cadena ligada a la producción y comercialización de cocaína, fueron arrancados del seno de sus familias.
Por eso, hoy, ante el fantasma de la descertificación por parte de Estados Unidos hacia Colombia en la lucha contra el narcotráfico vale la pena recordar que nuestro país paga un precio muy alto en su accionar contra este flagelo, y descertificarnos es decirnos que estas muertes han sido en vano.
A la par, la Fuerza Pública ha logrado este año un papel importante en las operaciones de interdicción con la incautación de más de 600 toneladas de cocaína y la extradición de 154 personas entre enero y junio, más de 90 de ellas hacia Estados Unidos; y aunque en la otra cara de la moneda pueden haber críticas por la poca ejecución de la erradicación forzada -4.000 hectáreas de las 30.000 fijadas como meta este 2025- y el modelo de sustitución voluntaria, son más las acciones que ratifican el compromiso de Colombia para librar al mundo de la maldición de las drogas.
En esa línea, durante mi paso como director de la Policía Nacional se fortaleció la cooperación con agencias de Estados Unidos y Europa, que se vio reflejada en la identificación de cabecillas y la ofensiva contra ‘narcos invisibles’.
A la par, Policía y Fiscalía General, con el apoyo de las agencias de seguridad de EE.UU. pusimos en marcha el área contra las rentas y finanzas criminales con más de 400 investigadores que tenían como objetivo rastrear en el mundo, dineros producto del narcotráfico, esta es una alianza construida en la confianza, con más de 40 años enfrentando al mismo enemigo.

Por ello, en materia policial, Colombia ha asumido un liderazgo en la lucha contra el crimen organizado en la región lo que nos permitió lograr la presidencia de Ameripol.
Y tras estos logros, si Colombia es descertificada, los ganadores serán los grupos al margen de la ley, esos que atacan con drones a los militares en Cauca, que asesinan a los líderes sociales que se oponen a la siembra de cultivos ilícitos, o los que instrumentalizan a los campesinos para que secuestren a los uniformados y los prendan vivos.
Otra opción es que nos descertifiquen sin sanciones, por interés nacional, o que sea una sanción intermedia, es decir, con una restricción parcial a la ayuda económica y demás factores, pero en plata blanca, nuestro país merece ser certificado, por eso, mi llamado es a liberarnos de matices políticos y de posiciones radicales, ahora, es cuando debemos unirnos como país y enfrentar a nuestros verdaderos enemigos: las redes que se nutren del tráfico de la cocaína y que se empeñan en robarnos a nuestros niños y jóvenes al llevarlos al mundo oscuro del consumo.
Hoy, es el momento de desprendernos de egoísmos, de hacer un alto en el camino y de mirar hacia un mismo lado, llevamos varias décadas enfrentando el narcoterrorismo y ahora que se avecina un proceso electoral trascendental para el país, nuestros mayores socios en la lucha contra el narcotráfico deben pensar que la descertificación es un arma de doble filo que saldrá afectando, con el tiempo, a las dos naciones.
Con información Cambio Comunicaciones Colombia
Fuente de esta noticia: https://cambiocolombia.com/pais/articulo/2025/9/descertificacion-el-costo-que-colombia-no-puede-pagar-por-general-r-salamanca/
