

Imagen Cancillería de Colombia
Riohacha, en el corazón de La Guajira colombiana, se convirtió durante varios días en el epicentro global de las discusiones sobre movilidad humana. La XV Cumbre del Foro Mundial sobre Migración y Desarrollo reunió a más de 1.500 participantes de 71 Estados, junto a 118 representantes de la sociedad civil, 32 líderes del mecanismo de alcaldes, 29 miembros del sector empresarial, 90 delegados de organismos internacionales, 300 representantes oficiales de Colombia y decenas de periodistas internacionales, en un encuentro que marcó un antes y un después en el tratamiento de uno de los grandes desafíos del siglo XXI.
El escenario de la Biblioteca Héctor Salah Zuleta fue testigo de seis paneles de expertos, 21 eventos paralelos, seis mesas redondas y cinco diálogos que pusieron sobre la mesa temas que trascienden las fronteras nacionales. El foro no solo abordó los retos actuales de la migración, sino que trazó hojas de ruta hacia un futuro donde la movilidad humana se entienda como una oportunidad de desarrollo compartido.
Entre los consensos alcanzados destacó la urgencia de diseñar nuevas vías de movilidad laboral entre países de origen y destino, con especial énfasis en sectores estratégicos como la salud, los cuidados y la energía limpia. Este modelo, se señaló, debe estar sustentado en condiciones laborales justas, respeto a los derechos humanos y una mirada transversal de género. También se planteó como prioridad la construcción de soluciones duraderas para los millones de desplazados internos en el mundo, mediante su integración urbana, acceso a servicios básicos y oportunidades económicas, alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
“Este foro en La Guajira ya es una victoria para su economía local y para el realce de Colombia ante el mundo. El compromiso del país con los migrantes en la tercera frontera terrestre más grande del planeta y frente a la segunda situación migratoria más importante del mundo así lo confirman”, afirmó Olga Lucía Arenas, viceministra encargada de Relaciones Exteriores, quien resaltó que el éxito de la cumbre fue resultado de un trabajo que inició hace más de un año y medio con la Embajada de Colombia en Ginebra.

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La diplomática insistió en un mensaje que resonó entre las delegaciones: migrar no puede equivaler a perder derechos. “Por el contrario, la movilidad humana debe entenderse como una oportunidad de ampliar libertades, capacidades y horizontes”, aseguró. Y agregó que la gestión de la migración debe estar guiada por un principio innegociable: la dignidad de las personas.
Antes de la clausura, Arenas dejó una reflexión que trasciende lo local: “Nos vamos de Riohacha con la certeza de que lo discutido aquí no termina con el cierre de esta cumbre. Continúa la construcción conjunta de un futuro, más cercano que lejano, donde migrar sea siempre un viaje de derechos, sueños y oportunidades compartidas. Hoy más que nunca, Colombia reafirma su compromiso inquebrantable con una migración ordenada, segura y regular”.
El encuentro no solo consolidó a Riohacha como una ciudad anfitriona de relevancia internacional, sino que la proyectó como símbolo de un diálogo global capaz de unir gobiernos, sociedad civil, sector privado y organismos internacionales en torno a un reto común. Desde La Guajira, frontera viva y espacio de encuentro cultural, se enviaron al mundo mensajes de esperanza y cooperación que marcarán el rumbo de las políticas migratorias en los próximos años.
Con esta cumbre, Colombia no solo abrió sus puertas, sino que reafirmó su lugar en el tablero internacional como un país dispuesto a liderar con propuestas y humanidad uno de los debates más trascendentales de nuestro tiempo.
carloscastaneda@prensamercosur.org
