

Imagen Ministerio de las TIC
Cabrera, un municipio enclavado en las montañas de Cundinamarca, vivió una jornada histórica con la llegada de 133 computadores que marcarán un antes y un después en la vida de 421 niños, niñas y familias de la Institución Educativa Departamental Integrada. La entrega, encabezada por el ministro de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, Julián Molina, se convirtió en un símbolo de transformación y de esperanza en una tierra que ha aprendido a levantarse frente a la adversidad.
“Estos equipos no son un objeto cualquiera, son una ventana al nuevo mundo. Con ellos los estudiantes podrán desarrollar habilidades digitales que les abrirán puertas para el futuro. El Internet ha transformado la era en la que vivimos, y aquí queremos que nadie se quede atrás”, expresó el ministro Molina en un acto cargado de emoción y cercanía con la comunidad.
El Gobierno colombiano, bajo la presidencia de Gustavo Petro, ha invertido en Cabrera más de 813 millones de pesos para llevar conectividad a hogares que nunca habían tenido acceso y a escuelas rurales que hoy empiezan a conectarse con el mundo. Solo en esta entrega, la inversión superó los 256 millones, sumándose a un esfuerzo que ya ha permitido distribuir 6.628 computadores en todo Cundinamarca y multiplicar por 17 la conexión de escuelas rurales, pasando de 69 en 2022 a más de 1.200 actualmente.
La emoción de las familias se reflejó en testimonios como el de María Irene Espinosa, madre y estudiante de la institución beneficiada: “Un día dije en casa, en broma, que quería validar mi bachillerato. Hoy, estoy en noveno, mi hijo en décimo y soñamos con graduarnos juntos. Estos computadores son un impulso enorme para seguir adelante”. Su relato arrancó aplausos y dejó en evidencia cómo la tecnología se convierte en herramienta de dignidad y superación.
El acto coincidió con una fecha de profundo significado para Cabrera: los 114 años de su fundación y la conmemoración de 28 años de la toma armada que dejó cicatrices imborrables en la memoria colectiva. “Hoy celebramos la resiliencia de nuestro pueblo. De ser escenario de violencia pasamos a recibir herramientas que abren caminos de progreso y educación. Este es el regalo más grande para nuestra juventud”, dijo el alcalde Enyer Camilo Sánchez, visiblemente emocionado.
La visita del ministro Molina a Cabrera no fue solo un acto protocolario: fue una reafirmación del compromiso de recorrer el país para enfrentar la pobreza digital y garantizar que la revolución tecnológica llegue también a las comunidades rurales. En Cundinamarca, más de 13.000 nuevos hogares comienzan a conectarse, y 14.000 personas han recibido formación gratuita en competencias digitales.
Lo que ocurrió en Cabrera no es un hecho aislado, sino parte de un proceso más amplio que busca cerrar la brecha entre el campo y la ciudad, entre quienes nacieron conectados y quienes hasta ahora tocan la puerta del mundo digital. En medio de la montaña, donde antes la señal era apenas un eco lejano, ahora los estudiantes pueden soñar con un futuro global sin salir de su tierra.
El país vive, con historias como la de Cabrera, la certeza de que la conectividad no es un lujo, sino un derecho y una herramienta para construir una Colombia más justa, equitativa y preparada para los desafíos de la era digital.
carloscastaneda@prensamercosur.org
