

“Luis no quería eso conmigo, básicamente, no quería que tuviera notoriedad ni presencia, ni que tampoco tuviera un lugar en la política”, afirmó Lorena Ponce de León, su ahora exesposa.
La exesposa del expresidente uruguayo, Lorena Ponce de León, ha abierto por primera vez de manera explícita el capítulo más personal de su vida junto a Luis Lacalle Pou. Sus declaraciones, recogidas en el libro de la periodista Rosana Zinola titulado ‘Lorena Ponce de León. De palabra’, destapan las tensiones que marcaron su rol durante la administración y que, según su relato, fueron un factor determinante en la ruptura de su matrimonio.
El adelanto publicado por el semanario Búsqueda ofrece una mirada cruda y sin filtros a la dinámica de poder dentro de la esfera más íntima del entonces mandatario.
El programa Sembrando, una iniciativa enfocada en el fomento del emprendedurismo, se convirtió en el campo de batalla silencioso de la pareja. Ponce de León aspiraba a tener un papel activo y de liderazgo, una ambición que chocó frontalmente con la visión de su entonces marido.
La discrepancia no era sobre la viabilidad del proyecto, sino sobre la exposición pública que supondría para quien ocupaba un lugar protagónico a su lado, aunque el cargo de primera dama no esté institucionalizado en Uruguay.
La insistencia de ella por materializar su compromiso en hechos concretos se topó con una resistencia firme. Según el relato, el expresidente habría preferido que su esposa mantuviera un perfil bajo y alejado de la primera línea de acción y de los reflectores. La pugna entre la voluntad de participación y el deseo de reserva define el trasfondo de una historia que va más allá de lo político, adentrándose en lo privado.
Un conflicto de protagonismos y sombras que opacan
Las revelaciones apuntan directamente a una incomodidad por parte de Lacalle Pou con la notoriedad que su esposa estaba alcanzando. Lorena Ponce de León fue clara al señalar que “Luis no quería” que ella tuviera participación política ni que liderara iniciativas visibles. Esta oposición se fundamentaba, en su opinión, en un rechazo a que ella figurara demasiado, una característica que finalmente afectó la relación sentimental.
La ex «primera dama» (entre comillas, porque la figura no existe en la teoría) contrasta su experiencia con la de su suegra, Julia Pou, quien durante el mandato de Luis Alberto Lacalle tuvo una presencia muy activa y reconocida. Esta diferencia generacional y de criterio sobre el papel de la compañera de un presidente acrecentó la fricción. “Luis no quería eso conmigo, básicamente, no quería que tuviera notoriedad ni presencia, ni que tampoco tuviera un lugar en la política”, afirmó.
El testimonio es contundente al establecer una conexión directa entre esta controversia y la decisión de divorciarse. La visibilidad obtenida por Ponce de León se transformó en una fuente de conflicto insalvable. La percepción de que su protagonismo había “desenamorado” al entonces presidente cierra un ciclo marcado por desencuentros sobre el espacio público que cada uno debía ocupar.
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