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Jefes de Estado y representantes de los países miembros de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) divulgaron el sábado (23) la Declaración de Bogotá, aprobada el día anterior en la capital colombiana, durante el quinto encuentro de líderes regionales, que contó con la presencia del presidente Luiz Inácio Lula da Silva. El evento sirvió como plataforma para actualizar los compromisos de los países que comparten la mayor selva tropical del planeta en la protección del bioma. También fue una oportunidad más de involucrar a los vecinos en el esfuerzo para que participen en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP30), en Belém, Pará, la primera que se realizará en suelo amazónico.

“El resultado de la cumbre de Bogotá fue positivo. La declaración consolida el ciclo iniciado en Belém, reafirma la Declaración de Belém (2023) como el marco de referencia de la cooperación regional amazónica y establece directrices claras para una acción inmediata en clima, bosques, biodiversidad y restauración, bioeconomía, protección de pueblos indígenas, seguridad ambiental y fortalecimiento institucional —con un impulso directo a la cooperación regional”, afirmó el Ministerio de Medio Ambiente y Cambio Climático.
Entre los puntos de la declaración, los países amazónicos reforzaron la urgencia de acciones coordinadas contra la deforestación y la pérdida de biodiversidad, alineadas al Acuerdo de París, para evitar el llamado “punto de no retorno” de la floresta, un límite a partir del cual la Amazonía podría ya no lograr regenerarse y entrar en un colapso irreversible, transformándose en un bioma más seco, menos denso y perdiendo la capacidad de absorber carbono y ayudar a regular el clima global. La falta de metas más claras sobre este tema frustró a integrantes de la sociedad civil que participaron en la cumbre en Bogotá.
“En 2023 nuestra lucha fue para evitar que la Amazonía llegara al punto de no retorno. Aquí en Bogotá lo que escuchamos de especialistas, liderazgos indígenas, ribereños, de los pueblos de la selva, es que la Amazonía ya está en el punto de no retorno, es decir, el riesgo es absoluto y los desafíos aún mayores. Los datos sobre incendios en la Amazonía en 2024, principalmente en Bolivia y Brasil, corroboran lo que perciben los pueblos en la práctica. En ese sentido, es preocupante que una vez más no tengamos metas firmes y concretas contra la deforestación y la pérdida de nuestra selva”, señaló João Pedro Galvão Ramalho, coordinador de articulación del colectivo Pororoka y miembro del Comité Internacional del Foro Social Panamazónico (FOSPA).
Para el Ministerio, la cuestión del punto de no retorno aún no está definida concretamente. La cartera destacó la creación, por parte de los gobiernos de la región, de un grupo científico especializado.
“La literatura no ha llegado a un consenso en relación a cuál es, exactamente, el punto de no retorno de la Amazonía. Hay referencias importantes, como el trabajo del profesor Carlos Nobre. La decisión de establecer el Panel Intergubernamental Técnico-Científico de la Amazonía en el ámbito de la OTCA, que consta en la declaración firmada por los presidentes en la Cumbre de Belém, en 2023, debe avanzar en esa respuesta”.
Combustibles fósiles
La misma preocupación sobre la falta de metas para la deforestación, según João Pedro Ramalho, se aplica al tema de la transición energética y la explotación de combustibles fósiles, que dividió a los países de la región en la Declaración de Bogotá. “El tema es mencionado solamente en el preámbulo de la declaración y reconoce la necesidad de ‘avanzar hacia una transición energética justa, ordenada y equitativa’. Sabemos que el gobierno colombiano dirigió esfuerzos para incluir en la declaración la salida de una economía basada en el extractivismo fósil, como la explotación de petróleo y gas. En cambio, el gobierno brasileño mantuvo su posición oficial, que es la que leemos en el preámbulo. Perú, Ecuador y Venezuela fueron los que se opusieron”, observa.
Para el activista climático, la explotación de combustibles fósiles en la Amazonía abre un pronóstico amenazador para el bioma.
“Casi una quinta parte de los nuevos descubrimientos de petróleo en todo el mundo entre 2022 y 2024 ocurrieron en la Amazonía, y la mayoría se superpone a territorios de pueblos y comunidades indígenas, tradicionales o áreas de conservación. El hecho de que la Amazonía se esté convirtiendo en la nueva frontera para la explotación de combustibles fósiles representa un gran peligro y amenaza a esta región sensible y megadiversa que, si se cuida debidamente, desempeña un papel fundamental en el enfrentamiento de la crisis climática.”
Mecanismos de coordinación
Ya la expansión de la participación social en el ámbito del Tratado de Cooperación Amazónica viene siendo muy celebrada por las organizaciones de la sociedad civil. “El presidente Lula mencionó en su discurso la importancia de crear la OTCA Social, que es el mecanismo propuesto por la sociedad civil para que se integre a la OTCA de manera permanente y oficial; fue una de las mayores conquistas aquí en Bogotá. Lo mismo puede decirse de la implementación del Mecanismo Amazónico de Pueblos Indígenas, que también es un instrumento para garantizar participación, pero reservado a los pueblos indígenas. Estos mecanismos, si y cuando se implementen plenamente, permitirán que los pueblos de la Amazonía sigan desempeñando el papel fundamental que tienen en la política regional”, evalúa João Pedro Ramalho.
Otros avances en coordinación regional, según el Ministerio, se dieron en el ámbito de la cooperación policial, judicial y de inteligencia; rastreabilidad del oro; enfrentamiento a la minería ilegal y al tráfico de fauna y flora. En términos institucionales, la Declaración de Bogotá también impulsó el protocolo de enmienda que eleva la reunión de presidentes a la instancia máxima de la organización, además de un compromiso con el fortalecimiento de la Secretaría Permanente.
Otros puntos
La Declaración de Bogotá también reafirmó la protección diferenciada a los Pueblos Indígenas en Aislamiento y Contacto Inicial (PIACI), con base en los principios de no contacto e intangibilidad, y se comprometió a fortalecer la salvaguarda de conocimientos ancestrales y del patrimonio cultural inmaterial de la Amazonía, reconociendo su contribución a la sostenibilidad.
El bloque aún apoyó, incluso mediante un comunicado conjunto propio, el lanzamiento del Fondo Bosques Tropicales para Siempre (TFFF, por sus siglas en inglés), durante la COP30 en Belém, que puede beneficiar directamente a cerca de 70 países para que mantengan dos reservas forestales protegidas.
Fuente de esta noticia: https://agenciabrasil.ebc.com.br/es/meio-ambiente/noticia/2025-08/declaracion-de-bogota-avanza-en-coordinacion-pero-frustra-en-metas
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