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Colombia asiste a un sacudón histórico que desnuda, una vez más, las profundas grietas entre poder, violencia y legalidad. La Corte Suprema de Justicia confirmó la condena a nueve años de prisión contra Jorge Visbal Martelo, expresidente de la Federación Nacional de Ganaderos (Fedegán) y exembajador en Perú, por sus alianzas con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). El fallo revela un expediente estremecedor: el dirigente que durante años fue exaltado como “héroe ganadero” terminó convertido en asesor de confianza del máximo jefe paramilitar Carlos Castaño Gil.
Entre 1998 y 2005, mientras ocupaba un asiento en el Consejo Nacional de Paz, Visbal alternaba su papel público con reuniones clandestinas en fincas de Córdoba. Allí, según la sentencia, no solo celebraba tragos con los comandantes paramilitares, sino que además alentaba la expansión de sus ejércitos en zonas donde la guerrilla tenía influencia. Testimonios de pesos pesados del paramilitarismo —Ernesto Báez, Salvatore Mancuso y Diego Fernando Murillo, alias ‘Don Berna’— confirmaron que su rol no era el de un invitado ocasional, sino el de un aliado que aportaba ideas y respaldo político a la estrategia de las AUC.
La ironía más hiriente de este capítulo se encuentra en la memoria de un acto oficial. En diciembre de 2003, cuando las investigaciones apenas comenzaban a sonar, el entonces presidente Álvaro Uribe Vélez le impuso a Visbal la Orden de Boyacá en grado de Cruz de Plata. En esa ceremonia, Uribe lo describió como un “héroe” y un “ejemplo de valor civil”, palabras que hoy contrastan brutalmente con la sentencia que lo ubica como engranaje activo de uno de los ejércitos ilegales más sangrientos de la historia reciente del país.
La Corte Suprema ratificó la condena contra Jorge Visbal Martelo, expresidente de FEDEGÁN, por paramilitarismo.
Ahora el uribismo dirá que no lo conoce, pero lo indemnizaron con un millón de dólares de pensión, camionetas y bonificaciones, todo con recursos públicos. pic.twitter.com/TbDRolqcsk— Alejandro Ocampo (@alejoocampog) August 20, 2025
La Corte Suprema fue categórica: no hubo violación de garantías ni prescripción del caso. La ponencia del magistrado Gerson Chaverra señaló que Visbal utilizó su investidura en el Consejo Nacional de Paz como fachada mientras reforzaba la causa paramilitar. La decisión ordena su captura inmediata, le niega beneficios de prisión domiciliaria y le cierra toda posibilidad de recurso.
El desenlace judicial no solo marca la caída de un hombre que simbolizó durante años al poder ganadero colombiano, sino que revive una verdad incómoda: la connivencia entre sectores económicos, políticos y las estructuras armadas ilegales que desangraron al país. La imagen de Jorge Visbal recibiendo, sonriente, la condecoración de Uribe como “defensor de la democracia” contrasta hoy con la condena que lo exhibe como cómplice de la barbarie. Una postal amarga que recuerda que la frontera entre el poder y la violencia en Colombia, demasiadas veces, fue inexistente.
