

Presidente de Colombia, Gustavo Petri y el Líder de Fuerza Ciudadana, Carlos Caicedo – Imagen Cortesía
En una jugada política que ha sacudido el escenario electoral del Caribe colombiano, el presidente Gustavo Petro decidió mantener su alianza con Fuerza Ciudadana, el movimiento liderado por Carlos Caicedo, y marginó abiertamente a Rafael Noya, quien tras romper con ese grupo político intentaba obtener el respaldo de la Casa de Nariño en su aspiración a la Gobernación del Magdalena.
La designación de Ingris Padilla como gobernadora encargada del departamento no es un hecho aislado: es una decisión que confirma el valor que el Gobierno Nacional le da a la coherencia, la disciplina partidaria y los liderazgos territoriales que han demostrado compromiso real con su proyecto político. Y pocos como Caicedo y Fuerza Ciudadana han representado con tanta claridad esos principios.
Desde hace más de una década, Carlos Caicedo ha construido una plataforma política y social sólida en el Magdalena, enfrentando a las viejas estructuras tradicionales con un discurso de transformación que hoy recoge frutos concretos. Bajo su liderazgo, Fuerza Ciudadana no solo logró conquistar la Gobernación y la Alcaldía de Santa Marta, sino que se consolidó como una maquinaria electoral eficiente, capaz de movilizar a más de 300 mil votantes en las presidenciales de 2022, contribuyendo decisivamente a la victoria de Gustavo Petro.
Esa lealtad no fue ignorada por el jefe de Estado. En medio de una contienda que se avecina compleja y estratégica, Petro optó por sostener a sus verdaderos aliados en el Magdalena y enviar una señal clara a todo el país: en el nuevo orden político que se está construyendo, el compromiso no se negocia y la fidelidad tiene recompensas.
El intento de Rafael Noya por posicionarse como el nuevo rostro del progresismo en el departamento terminó enfrentándose al peso de la historia. Aunque intentó acercarse al Pacto Histórico tras su ruptura con Fuerza Ciudadana, y aunque fue visto en eventos junto a Petro y Armando Benedetti, el cálculo no le resultó. Sin estructura, sin base social consolidada y sin el respaldo de quienes han labrado el terreno durante años, su aspiración quedó al margen.
Fuerza Ciudadana, por su parte, no solo conservó el respaldo presidencial, sino que se reposiciona como uno de los movimientos regionales más influyentes del país. Con la designación de Padilla, una figura cercana al caicedismo, refuerza su presencia institucional y entra en la campaña con una ventaja evidente: maquinaria, experiencia y una narrativa de transformación que ha calado en miles de ciudadanos.

Ingris Padilla, gobernadora encargada del departamento de Magdalena
Carlos Caicedo, cuya visión política ha sido subestimada por sectores tradicionales, demuestra nuevamente su capacidad de lectura estratégica. A pesar de las campañas en su contra, ha sabido mantener la cohesión de su movimiento y fortalecer su proyecto territorial con hechos, no con retórica. Su liderazgo no solo ha resistido los embates del poder tradicional, sino que hoy es respaldado por el propio presidente de la República, en un acto que confirma su lugar dentro del nuevo mapa de poder nacional.
En un comunicado, Noya aceptó la decisión presidencial y ratificó su aspiración: “Acato y respeto plenamente la decisión del Jefe de Estado (…) ratifico mi aspiración con la firme convicción de trabajar por la articulación real y efectiva entre los gobiernos municipales, departamental y nacional”. Pero las palabras, en este punto, difícilmente logran revertir la realidad política: el terreno está inclinado, y Fuerza Ciudadana parte con una ventaja que no se improvisa ni se compra: se construye.
Lo que ocurre en el Magdalena envía una señal nacional: los liderazgos consistentes, con arraigo y resultados, tienen futuro en el nuevo país que promete Petro. Y en esa ecuación, Carlos Caicedo y su movimiento han dejado claro que están más vigentes que nunca.
carloscastaneda@prensamercosur.org
