

Imagen TransMilenio
Bogotá despertó distinta este jueves. En el corazón de la ciudad, donde a diario transitan más de 35 mil personas, la estación Héroes dejó de ser solo un punto de paso para convertirse en un escenario de transformación colectiva. La escena no fue la habitual. Esta vez, pinceles, bancas de madera plástica reciclada y manos voluntarias tomaron el protagonismo. El arte, la sostenibilidad y la cooperación entre el sector público y privado se dieron cita para dar una lección sobre cómo se construye ciudad desde lo simbólico y lo tangible.
La iniciativa, liderada por VGMobility en alianza con TRANSMILENIO S.A., convocó a más de 40 colaboradores para embellecer y resignificar un espacio que representa el pulso diario de Bogotá. Bancas fabricadas con residuos reciclados por la Asociación de Recicladores de Oficio de Bogotá, limpieza integral del entorno y un mural en 3D elaborado con materiales reutilizables, dieron forma a una jornada que combinó arte urbano y conciencia ambiental con un mensaje claro: el transporte público también puede ser un vehículo de cambio cultural.
La gerente de TRANSMILENIO S.A., María Fernanda Ortiz, fue enfática: “Vamos más allá de mover personas. Movemos ideas, arte y sentido de pertenencia. Esta jornada deja huella en la estación, pero también en quienes pasan por ella todos los días”. Un testimonio que resume el espíritu del proyecto, donde las acciones pequeñas -como instalar una banca o escribir un mensaje de inspiración-se suman para crear un cambio profundo.

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Por su parte, Andrés Jaramillo, CEO de VGMobility, reafirmó el compromiso empresarial con la movilidad sostenible: “La transformación hacia ciudades más limpias no depende solo de la tecnología, sino también de gestos concretos como este. La sostenibilidad se vive en comunidad”.
La estación, intervenida a la vista de los usuarios, se convirtió en una galería viviente. Cada trazo del mural, elaborado con materiales reciclables provenientes de la operación de VGMobility, no solo embellece el lugar, sino que reivindica el trabajo de los recicladores, amplifica su voz y dignifica su labor.
Esta jornada fue más que una intervención urbana: fue una declaración de principios. Que la sostenibilidad, la inclusión, el arte y la ciudadanía activa pueden coexistir en un mismo espacio. Y que Bogotá, con el respaldo de aliados comprometidos, puede convertirse en una ciudad que no solo se mueve, sino que inspira.
