

1 de agosto: Una fecha para recordar que la alegría también se elige.
Cada 1 de agosto se celebra el Día Mundial de la Alegría, una iniciativa que nació en 2010 gracias al colombiano Alfonso Becerra, con la intención de promover un valor que, aunque intangible, transforma vidas, relaciones y sociedades: la alegría auténtica.
En un mundo marcado por la inmediatez, la sobrecarga de información y las tensiones cotidianas, esta conmemoración nos recuerda que la alegría no es simplemente una emoción pasajera, sino una actitud profunda frente a la vida, una elección que surge del amor propio, la gratitud y la capacidad de encontrar sentido incluso en medio de las dificultades.
La alegría como resistencia.
La alegría no es ingenuidad ni desconexión de la realidad. Es, en muchos casos, una forma de resistencia emocional. Resistir al odio con afecto, al miedo con esperanza, a la rutina con creatividad. Como bien lo expresó el escritor Facundo Cabral: “La alegría es una decisión consciente que se toma todos los días.”
En contextos de pobreza, desigualdad, conflicto o enfermedad, la alegría puede parecer un privilegio. Sin embargo, es allí donde su poder se revela con más fuerza. Las sonrisas en medio del dolor, la música en las calles humildes, los abrazos en momentos de pérdida… todo eso también es alegría, y es profundamente transformador.
¿Por qué celebrarlo?
Porque en un planeta donde aumentan los niveles de ansiedad, depresión y desconfianza, hablar de alegría no es un lujo, es una necesidad social y espiritual. Celebrar este día es visibilizar que la salud mental también necesita espacios de juego, arte, música, comunidad, espiritualidad y ternura.
Organizaciones, escuelas, comunidades religiosas, colectivos artísticos y empresas de bienestar se suman cada año con iniciativas que promueven la alegría como parte del desarrollo humano integral.
¿Cómo podemos celebrarlo?
- Regalando un gesto amable sin esperar nada a cambio.
- Escuchando música que nos eleve el ánimo.
- Agradeciendo conscientemente por lo que tenemos.
- Compartiendo tiempo de calidad con quienes amamos
- Reencontrándonos con lo que realmente nos da vida: servir, crear, amar.
Una invitación para todo el año
El Día Mundial de la Alegría no se trata solo de una efeméride decorativa, sino de un recordatorio profundo de que la alegría es salud, es humanidad, es espiritualidad activa. No neguemos el dolor, pero tampoco olvidemos el poder que tiene una sonrisa compartida.
En palabras de Albert Schweitzer:
“La alegría es la chispa divina que nos recuerda que estamos vivos.”
“Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús”. (1 Tesalonicenses 5:16-18)
