

CLAVES PARA DISFRUTAR LA VIDA EN PLENITUD.
Envejecer no tiene por qué ser sinónimo de tristeza, enfermedad o aislamiento. Al contrario: la etapa de la adultez mayor puede convertirse en un periodo de plenitud, sabiduría y reconexión si se vive con propósito, equilibrio y aceptación.
Cada vez más personas mayores de 60 años están demostrando que la felicidad no depende del número de arrugas, sino de la actitud con la que se elige caminar cada día. ¿Pero cuáles son las claves para llegar a ser un adulto mayor feliz?
A continuación, una mirada integral sobre lo que realmente importa en esta etapa de la vida:
- Aceptar el paso del tiempo sin miedo.
Uno de los pilares del bienestar en la vejez es aceptar con gratitud los cambios naturales del cuerpo y de la vida. En lugar de añorar lo que ya fue, se trata de honrar el camino recorrido y valorar la experiencia ganada.
Aceptar el envejecimiento no es rendirse, sino abrazar una nueva forma de estar en el mundo, más serena y profunda.
- Cuidar los vínculos afectivos.
La felicidad en la adultez mayor está estrechamente ligada a las relaciones humanas. Mantener lazos familiares, amistades sinceras y participar en espacios comunitarios o actividades grupales protege de la soledad y fortalece el sentido de pertenencia.
A esta edad, lo más importante no es la cantidad de personas alrededor, sino la calidad del amor que se recibe y se da.
- Mantener la mente activa y curiosa.
La estimulación mental es clave para una vejez saludable. Leer, escribir, aprender algo nuevo, conversar, jugar ajedrez, pintar o incluso aprender a usar el celular o redes sociales, mantienen el cerebro ágil y la vida interesante.
La curiosidad y el deseo de seguir creciendo no tienen fecha de caducidad.
- Cuidar el cuerpo con respeto y conciencia.
Una buena alimentación, el movimiento diario, el descanso adecuado y las visitas médicas regulares ayudan a conservar la autonomía y la vitalidad. No se trata de competir con la juventud, sino de mantenerse funcional y en paz con el propio cuerpo.
Escuchar al cuerpo, no forzarlo y tratarlo con ternura, es también una forma de amor propio.
- Fortalecer la espiritualidad.
Más allá de la religión, la espiritualidad ayuda a encontrar sentido, serenidad y conexión con algo más grande que uno mismo. Meditar, orar, contemplar la naturaleza o simplemente estar en silencio, son prácticas que aportan calma, perspectiva y fortaleza emocional.
Muchos adultos mayores que se consideran felices tienen una vida interior rica y pacífica.
- Redefinir el propósito cada día.
Tener un motivo para levantarse cada mañana es fundamental. Puede ser cuidar una planta, enseñar a un nieto, participar en un grupo de lectura, escribir memorias, cocinar, ayudar a otros o simplemente disfrutar del propio bienestar.
El propósito en la vejez no siempre está afuera. A veces, está en saberse digno, vivo y valioso, sin tener que demostrar nada.
El envejecimiento feliz es posible.
La vejez no es el final, es una nueva estación. Y como todo viaje, se puede disfrutar si se hace con equipaje liviano, buena compañía y una actitud abierta. Ser un adulto mayor feliz no significa tener una vida perfecta, sino saber disfrutarla con sabiduría, gratitud y sentido.
“No se envejece por cumplir años, se envejece cuando se pierde la alegría.” Cicerón.
“Reflexiona sobre la brevedad de la vida humana y la importancia de vivir sabiamente”. Salmo 90:
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Dra. Elizabeth Rondón.
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