

Bagdad, corazón de Irak, es mucho más que una ciudad marcada por la historia y los conflictos: es el escenario donde la tradición y la resiliencia se entretejen cada día, y la vestimenta se convierte en un espejo vivo de su sociedad. Pasear por sus calles es un recorrido sensorial donde se mezclan atuendos milenarios con tendencias modernas, y donde la ropa refleja cambios sociales, influencias externas y la lucha constante de los iraquíes por adaptar sus identidades a los nuevos desafíos.
La cultura de vestir en Irak no es solo una cuestión de estética, sino que está profundamente ligada a las raíces del país, al clima, la religión, los acontecimientos históricos y la situación económica de la población. Analizar la vestimenta iraquí nos permite entender mejor su tejido social, sus conflictos internos y su capacidad para resistir y reinventarse. Adentrémonos en un viaje fascinante a través de sus prendas, sus símbolos y el significado que encierran para tantas generaciones.
Un mosaico de tradiciones: el legado histórico en la ropa iraquí
La historia de Irak, cuna de la antigua Mesopotamia, ha dejado una huella indeleble en su vestimenta. Desde las túnicas sumerias hasta los caftanes otomanos, cada era aportó matices a los tejidos, cortes y formas de vestir. Bagdad, fundada como Madinat al-Salam en el siglo VIII, fue durante siglos un hervidero intelectual y comercial, lo que favoreció la llegada de tejidos valiosos y la sofisticación en el vestir.
Durante la Edad de Oro islámica, la ciudad era conocida por su riqueza en saber y cultura, pero también por la elegancia de sus habitantes. Las mujeres llevaban túnicas largas y vaporosas, muchas veces cubiertas con velos ligeros, mientras que los hombres optaban por prendas amplias, turbantes y sandalias. Los colores y bordados distinguían clases sociales y profesiones, y los materiales respondían tanto al estatus como a la protección frente al intenso calor iraquí.
Con el tiempo, la influencia otomana se mezcló con la herencia persa, cristiana y judía, haciendo de la moda iraquí un crisol de estilos. Incluso bajo el mandato británico y la modernización del siglo XX, la ropa supo guardar ese carácter de continuidad cultural, mostrando cómo la tradición se fortalece en el contacto con lo novedoso.

Vestimenta tradicional y significado simbólico
En las zonas rurales y tribales, así como en eventos religiosos o festivos, todavía se ven prendas cargadas de historia como la abaya negra para las mujeres y las dishdasha o galabiyas masculinas. La abaya, una túnica larga y holgada, transmite respeto, decoro y arraigo cultural. El velo o hiyab puede variar desde el sencillo pañuelo sobre el cabello hasta coberturas integrales, siendo la elección de cada mujer una declaración personal y, a la vez, social.
Para los hombres, la tradicional dishdasha, generalmente blanca o en tonos neutros, ofrece frescura y libertad de movimiento. En regiones como Kurdistán, los hombres pueden lucir trajes de influencia persa y kurda, con pantalones bombachos y cinturones anchos que reflejan la identidad étnica y el estatus.

Los diseños, ornamentos y colores desempeñan un papel clave. El uso de bordados coloridos suele señalar la procedencia geográfica y la pertenencia a una familia determinada. En celebraciones como bodas, las mujeres lucen vestidos de seda o algodón bordados a mano, mientras que los hombres pueden portar capas finamente tejidas y turbantes especiales. La ropa, en suma, comunica orígenes, valores y aspiraciones.
El impacto de la modernidad y los cambios sociales
En las últimas décadas, Irak ha experimentado una profunda transformación en moda y vestimenta. El contacto con Occidente, las comunicaciones globales y las fuerzas extranjeras han provocado cambios visibles, especialmente en los núcleos urbanos. Es común ver en Bagdad o Erbil a jóvenes con vaqueros, camisetas de marca y zapatillas deportivas, que conviven con el atuendo tradicional de generaciones anteriores.
La dicotomía entre tradición y modernidad es especialmente evidente en las mujeres. Mientras algunas optan por no usar velo y prefieren ropa más ajustada e internacional, otras mantienen el uso del hiyab o la abaya como símbolo de orgullo identitario o por convicciones religiosas. Esta pluralidad refleja una sociedad diversa y en evolución, en la que el respeto a las raíces convive con el deseo de progreso.
El debate sobre la vestimenta femenina también ha estado marcado por la seguridad y las restricciones impuestas por la situación política y la violencia. Así, en ciudades como Mosul, durante el control yihadista, las mujeres fueron forzadas a llevar el niqab integral y prendas holgadas, prohibiéndose el uso de perfumes y colores llamativos bajo amenazas de castigo.
La resiliencia ante los conflictos y la pobreza
Irak ha conocido décadas de conflicto, sanciones y crisis económicas. Todo ello ha impactado directamente en la forma de vestir, tanto por necesidad como por elección. Muchas familias han recurrido a la ropa de segunda mano para vestir con dignidad. Ese hábito, antes visto como signo de precariedad, ahora simboliza autenticidad y resistencia.
Mercados y bazares de ropa usada proliferan en Bagdad y otras grandes ciudades, siendo puntos de encuentro para jóvenes que buscan prendas únicas, asequibles y duraderas. El reciclaje de ropa se ha consolidado como una respuesta a la moda rápida y su impacto ambiental, un fenómeno que en Irak adquiere un matiz de lucha por la supervivencia y la autoafirmación.
Curiosamente, el auge de la ropa vintage ha propiciado iniciativas como desfiles con prendas de segunda mano, donde jóvenes y organizadores buscan promover el consumo responsable y la protección del entorno. En estos eventos, se mezclan chaquetas fosforescentes, abrigos de cuero y americanas clásicas con guiños a la vestimenta tradicional, demostrando que la moda también puede ser herramienta de expresión social y resistencia frente a la adversidad.
Vestimenta femenina y debates de género

La ropa femenina en Irak ha sido motivo de controversia, análisis y cambios acelerados. Mientras que para muchas, la abaya y el hiyab representan formas de protección, respeto y pertenencia comunitaria, para otras simbolizan imposición o desigualdad. En las últimas décadas, la influencia de fuerzas extranjeras y modelos occidentales han abierto debates sobre libertad, identidad y el papel de las mujeres en público.
Algunas mujeres defienden el uso del velo y la vestimenta tradicional como una elección personal, sin que ello implique opresión. Otras manifiestan incomodidad ante la presión social y política por vestir de determinada manera, especialmente cuando las restricciones vienen por ley o miedo a represalias.
La diversidad de opiniones es evidente en las calles y en las redes sociales. Mientras algunas reclaman igualdad y acceso a modas internacionales, otras buscan preservar costumbres para evitar la asimilación cultural y mantener valores considerados esenciales.
Nuevas tendencias: creatividad, sostenibilidad y empoderamiento
En medio de las dificultades, Irak vive una efervescencia creativa en moda. Jóvenes diseñadores y emprendedores reinterpretan símbolos tradicionales y les dan un giro contemporáneo usando materiales locales, técnicas ancestrales y colores vibrantes. Instagram se ha convertido en una plataforma para exhibir estos proyectos, fusionando artesanía y estética global.
El movimiento hacia la moda sostenible —que promueve reciclaje y reutilización— ha calado entre jóvenes y colectivos concienciados con el medio ambiente. Desfiles en palmerales del norte de Bagdad buscan llamar la atención sobre el impacto climático de la industria textil e incentivar consumo responsable.
Por otra parte, el empoderamiento femenino a través de la vestimenta se ha consolidado. La idea de ser única y diferente, sin parecerse a otros, gana fuerza en las nuevas generaciones, quienes buscan expresar su estilo sin abandonar las raíces: la ropa se convierte en una herramienta de afirmación y diálogo social.
Los mercados de ropa: punto de encuentro e identidad
En el centro de Bagdad y otras ciudades, los mercados de ropa de segunda mano son auténticos microcosmos sociales. Cada viernes, los puestos ofrecen camisas, zapatos, pantalones y chaquetas, y los compradores de todas las edades buscan prendas únicas y de calidad. Para muchos, no es solo una necesidad económica, sino también una elección estilística y ética.
Los vendedores, como Hassan Refaat o Ahmed Taher, destacan la durabilidad y exclusividad de la ropa usada, muchas veces de marcas prestigiosas. Este valor de lo antiguo y resistente cobra un nuevo significado en una sociedad que ha aprendido a sobreponerse y a reinventarse día a día.
La cultura vintage y el reciclaje textil no son solo tendencias; en Irak, representan una forma de resistencia frente a la precariedad y una apuesta por la sostenibilidad, promovida por una juventud cada vez más conectada y consciente del impacto ambiental.
Restricciones, religión y transformaciones políticas

La situación política y religiosa de Irak ha influido profundamente en su forma de vestir. Durante el auge del Estado Islámico, se impuso una estricta rigidez en la vestimenta femenina, que obligaba a cubrir por completo el cuerpo y el rostro, y prohibía perfumes y ropa ajustada o llamativa. Estas restricciones respondían a una interpretación rigorista de la religión y a un control social y moral.
En las áreas recuperadas y con mayor apertura, la diversidad vuelve a florecer. Los debates entre generaciones sobre si adoptar modelos de igualdad del Líbano o mantener la tradición reflejan que la sociedad no es homogénea ni estática. El proceso de recuperación implica la renegociación de identidades y costumbres, donde la vestimenta es un campo de batalla cultural.
Bagdad: entre historia, resiliencia y moda contemporánea
Bagdad, símbolo de la resistencia cultural iraquí, presencia todos estos cambios. Desde los bazares históricos hasta boutiques modernas y galerías de arte, la ciudad ofrece una mezcla de experiencias, aromas, colores y sonidos. Los visitantes, impresionados por la hospitalidad y las tradiciones, encuentran en su moda una expresión de identidad.
Conocer la moda en Irak permite sumergirse en sus festivales, mercados y rituales cotidianos. Desde celebrar el Nowruz, con vestimentas coloridas y bordados, hasta pasear en invierno con abrigos, la ropa refleja el ritmo de la naturaleza y la sociedad.
Es importante respetar las costumbres locales y vestir con modestia, especialmente en sitios religiosos y públicos. Respetar estas normas, aprender algunas palabras en árabe y mostrar interés en la cultura local facilita una experiencia auténtica y enriquecedora.
Hoy, visitar Irak implica descubrir un país donde la tradición coexiste con la modernidad. Los tejidos, formas y colores de sus prendas mantienen vivas sus raíces, adaptándose a los desafíos de cada época. La vestimenta refleja la resiliencia colectiva, el deseo de dignidad y la unión para afrontar un futuro lleno de esperanza y nuevas posibilidades.
Alicia Tomero
Fuente de esta noticia: https://www.postposmo.com/tradicion-y-resiliencia-la-vestimenta-iraqui-a-traves-del-tiempo-y-los-cambios/
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