

CUANDO LA IRRITABILIDAD INTERFIERE CON LA INFANCIA.
El Trastorno de Desregulación Disruptiva del Estado de Ánimo (TDDA), conocido en inglés como Disruptive Mood Dysregulation Disorder (DMDD), es un diagnóstico relativamente reciente dentro del campo de la salud mental infantil. Se caracteriza por una irritabilidad persistente y arrebatos explosivos recurrentes, que afectan de forma significativa la vida diaria de niños y adolescentes.
¿Qué es el TDDA?
Más allá de una rabieta ocasional o un mal día, el TDDA implica un patrón crónico de mal humor, enojo y estallidos emocionales desproporcionados, que ocurren con frecuencia y duran al menos un año. Estos episodios no son aislados ni pasajeros: se presentan varias veces por semana y alteran el desarrollo emocional, las relaciones sociales y el desempeño escolar del menor.
Principales características del TDDA.
- Irritabilidad y enojo persistentes:
Los niños con TDDA suelen estar de mal humor la mayor parte del tiempo. Esta irritabilidad no es específica de una situación, sino constante y generalizada.
- Arrebatos severos y frecuentes:
Las explosiones de ira pueden ser verbales (gritos, insultos) o físicas (golpes, destrucción de objetos). Su intensidad no se corresponde con la causa que las provoca, y aparecen al menos tres veces por semana.
- Impacto en la vida cotidiana:
El trastorno interfiere notablemente con la vida social, familiar y académica. A menudo, los menores con TDDA tienen dificultades para hacer amigos, mantener rutinas escolares o convivir de forma armoniosa en el hogar.
¿En qué se diferencia de otros trastornos?
El TDDA puede confundirse con otros trastornos del comportamiento o del estado de ánimo, como el trastorno bipolar o el trastorno negativista desafiante (TND). Sin embargo, a diferencia del trastorno bipolar, el TDDA no presenta fases claras de manía o euforia. Y aunque comparte algunos síntomas con el TND, en el TDDA predomina la desregulación emocional severa y constante, más allá de una simple actitud retadora o desafiante.
Comorbilidades frecuentes.
Muchos niños diagnosticados con TDDA también presentan otros trastornos como:
- Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)
- Trastornos de ansiedad
- Depresión infantil
Estas condiciones pueden coexistir y, en ocasiones, dificultar el diagnóstico y tratamiento si no se realiza una evaluación clínica adecuada.
¿Qué causa el TDDA?
Las causas exactas del TDDA aún se investigan, pero se considera que su origen es multifactorial. Factores biológicos, genéticos y ambientales pueden influir en su desarrollo. Entre ellos:
- Disfunciones en la regulación emocional del cerebro.
- Antecedentes familiares de trastornos del estado de ánimo.
- Entornos con alto nivel de estrés o inestabilidad emocional.
¿Cómo se trata?
El tratamiento del TDDA requiere un enfoque integral y personalizado. Las estrategias más eficaces incluyen:
- Terapia psicológica:
Terapia cognitivo-conductual (TCC): ayuda al niño a reconocer y regular sus emociones, pensamientos y comportamientos.
- Terapia dialéctica conductual (TDC): útil en casos de desregulación severa, trabaja sobre la aceptación emocional y el control de impulsos.
Medicación:
En algunos casos, se puede utilizar medicación para tratar síntomas específicos, como la irritabilidad extrema, la ansiedad o la impulsividad. Esto debe ser siempre supervisado por un profesional de salud mental.
Apoyo familiar:
Es clave el acompañamiento a padres y cuidadores, quienes deben aprender estrategias para mantener la calma, establecer límites y crear ambientes seguros y predecibles.
¿Qué pueden hacer los adultos frente a una crisis?
Cuando un niño está emocionalmente desregulado, lo más importante es que el adulto mantenga la calma. Algunas recomendaciones prácticas incluyen:
- Usar un tono de voz tranquilo.
- Asegurarle al niño que está a salvo.
- Retirarlo del estímulo para llevarlo a un lugar más neutral.
- Evitar gritar, castigar o ridiculizar durante el episodio.
Consejos para fomentar la regulación emocional.
Además del tratamiento clínico, se pueden promover hábitos saludables para mejorar el estado de ánimo general:
- Mantenerse activo físicamente
- Dormir bien por las noches
- Alimentarse de forma saludable
- Fomentar pensamientos positivos
- Practicar la gratitud
- Hablar con personas de confianza
- Participar en actividades creativas o de servicio
- Estar presente en el aquí y el ahora
Una invitación a mirar más allá de la conducta.
El Trastorno de Desregulación Disruptiva del Estado de Ánimo no es sinónimo de “niño malcriado” o “rebelde”, sino una condición clínica que requiere comprensión, acompañamiento y tratamiento profesional. Detectarlo a tiempo y brindar el apoyo adecuado puede transformar la vida emocional de un niño y la dinámica de toda una familia.
“Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará”.
Proverbios 22:6 (Reina-Valera).
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Dra. Elizabeth Rondón.
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