
Gustavo Petro, presidente de Colombia al lado el ministro de justicia Luis Eduardo Montealegre, seguido de Armando Benedetti, ministro del Interior y su escudero de siempre, jefe de gabinete , Alfredo Saade, al fondo Angie Rodrigues , Directora del DAPRE
Bogotá, julio de 2025 — Alfredo Saade, jefe de gabinete del despacho de la Presidencia de Colombia, es hoy tendencia nacional en redes sociales, en medio de un debate que revela la paradoja de su figura: mientras sectores de la prensa y algunos funcionarios del propio gobierno cuestionan su papel, su línea de acción se mantiene firme desde la elección de Gustavo Petro como presidente.
Saade, quien fue precandidato presidencial y uno de los primeros en respaldar abiertamente la candidatura de Petro, no ha protagonizado disputas internas, pero se ha convertido en blanco de ataques constantes, tanto de columnistas y medios de comunicación como de figuras dentro del mismo Ejecutivo. A Saade se le señala, se le insulta en redes y se le descalifica públicamente, a pesar de que, desde el inicio de este gobierno, ha sido uno de los defensores más coherentes de la línea política que propone fortalecer la participación de las bases, abrir la discusión sobre la reelección y convocar una constituyente.
En contraste, la controversia más reciente se alimenta por las críticas del gerente de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), Carlos Carrillo, quien se ha manifestado abiertamente en contra de Saade, pero no se ha pronunciado sobre los episodios en el Congreso, donde un grupo de congresistas interrumpió con gritos y expresiones vulgares la intervención del presidente Petro. Para analistas políticos, este silencio evidencia una contradicción dentro del bloque oficialista: mientras Saade reafirma la línea del proyecto de cambio, algunos funcionarios prefieren guardar distancia o incluso atacarlo, alimentando a la prensa y a la oposición.
Fuentes cercanas al Palacio de Nariño recuerdan que la tesis central de Petro ha sido clara desde su llegada al poder: sin control ciudadano, sin bases organizadas y sin cohesión interna, cualquier proyecto progresista corre el riesgo de fracturarse por disputas de poder y viejas prácticas políticas. En este escenario, la labor de Saade, que se ha mantenido desde la “hora uno” del gobierno con la camiseta puesta, incomoda a quienes -según fuentes del entorno presidencial- ocupan cargos burocráticos pero carecen de contacto real con la ciudadanía y el proyecto de cambio.
Dirigentes cercanos al Pacto Histórico insisten en que, a un año de culminar el mandato, la unidad debe ir más allá de declaraciones superficiales y discursos para la prensa. La prioridad, dicen, debe ser la cohesión entre bases, congresistas y altos funcionarios, evitando filtraciones y disputas que fortalezcan a la oposición o desgasten la legitimidad del gobierno.
Hasta el momento, la Casa de Nariño no ha emitido un pronunciamiento oficial sobre la controversia. Mientras tanto, Saade, con su prudencia en estos casos, sigue manteniendo reuniones en territorio, reafirmando su respaldo a la hoja de ruta de Gustavo Petro y subrayando que el control ciudadano y la unidad real siguen siendo elementos fundamentales para sostener el proyecto político de transformación.

