
La Patagonia argentina bajo la mira geopolítica: presencias militares, actores foráneos y pugnas de soberanía

Introducción
En los últimos años, la Patagonia argentina saltó a la palestra, un centro crucial en la contienda geopolítica del sur. Dada su inmensidad, riquezas naturales, y estratégica cercanía con la Antártida, esta vasta zona captó la atención —e intromisión— de potencias internacionales. Las recientes apariciones de militares israelíes y estadounidenses prendieron la mecha sobre los retos a la soberanía nacional y el reacomodo de agentes externos en el confín austral.
Este escrito analiza el alcance y peculiaridades de la presencia militar foránea en la Patagonia argentina, examinando los intereses de Israel, Estados Unidos y otros estados, además de las raíces de esta situación, ubicando el escenario en tendencias regionales y los debates sobre pleitos territoriales, recursos y dominio político.
La Patagonia: Un Territorio Estratégico, En el punto de Mira
La Patagonia argentina, un inmenso terreno que va desde el Río Colorado hasta Tierra del Fuego, cubriendo casi un tercio del país, esconde tesoros invaluables: reservas petroleras como Vaca Muerta, abundantes recursos hídricos, una biodiversidad asombrosa, y su cercanía a la Antártida, el último rincón inexplorado. Todo esto lo convierte en un tesoro muy deseado para intereses geopolíticos internacionales, en un tiempo donde dominar los recursos clave y la influencia militar son temas cruciales, claro está.
Intereses añejos y Cambios de Juego
La codicia global por esta región no es algo nuevo. La presencia de grandes dueños de tierras extranjeros, como el italiano Carlo Benetton y el británico Joe Lewis, a menudo han chocado con las comunidades indígenas y plantea dudas sobre lo fácil que es para capitales externos asentarse en el sur argentino. Lo que sí es diferente ahora es la participación directa, ¡vaya!, de fuerzas militares extranjeras, el aumento de acuerdos militares, y la forma en que Argentina se está adaptando a la creciente estrategia diplomática-militar mundial centrada en la Patagonia.
Presencia de soldados israelíes hay ¿eh?: entre “turismo” y recopilación estratégica.
En los recientes años, la denuncia de la estancia de exmilitares israelíes en la Patagonia, se ha disparado, ellos entran bajo el salvaguarda del visado de turismo, aún así, sus comportamientos y rutas de movimiento han sido objeto de análisis e intensa crítica local.
La base del “turismo militarizado” parece estar en acción.
Periodistas y otras entidades han documentado un patrón: montones de jóvenes israelíes, después de completar su servicio militar, visitan la Patagonia cada año. Oficialmente, es “turismo de recreo”, más sin embargo, las acusaciones constantes revelan que muchos individuos poseen preparación militar, aptitudes con explosivos y son estudiados a nivel internacional por su participación en actividades en Palestina. En sus estadías, frecuentan hostales particulares, hacen levantamientos topográficos, maltratan a la gente del lugar y fueron reconocidos involucrados en acciones de compra de tierras en zonas con alto valor estratégico, como en Lago Puelo y en fincas conectadas a empresarios foráneos.
Algunos relatos, escuchados por fuentes diferentes, dicen que, al preguntarles el porqué estaban en la Patagonia, soldados soltaron algo así: “Nos enviaron nuestros mandos para mirar las tierras que pronto serán nuestras”. Aquello, aunque complicado comprobar al pie de la letra, muestra y agrava el miedo que hay, tanto en la sociedad como en la política, sobre una colonización lenta.
Estatus y rol de los gobernantes argentinos
Entre 2024 y 2025, grupos como Hind Rajab encontraron nombres y apellidos específicos de soldados israelíes, con historiales turbios de crímenes en Palestina, moviéndose libremente por la Patagonia argentina, sin ninguna traba legal. Denuncian que el gobierno desecho pedidos de captura desde otros países, prefiriendo la buena onda diplomática con Israel y la alineación geopolítica en Medio Oriente.
Militarización americana: bases, tratos y cooperación “extendida”
Siguiendo los cambios de política internacional, la presencia militar gringa en la Patagonia argentina ha crecido mucho desde 2023, más concretamente desde que Javier Milei asumió.
Esta alianza contempla, pues, la rubricación de memorandos militares, el establecimiento de ejercicios en conjunto, y hasta asistencia en tácticas, por decirlo así, «de élite» y lo mas llamativo: se anuncia la edificación de una base naval conjunta en Ushuaia, una ciudad al fin del mundo.
Eje Ushuaia-Comando Sur:
Autoridades estadounidenses, sobre todo del Comando Sur (SOUTHCOM), recorren asiduamente Ushuaia y Tierra del Fuego. Se dice en comunicados, que la meta es afinar la interoperabilidad de sus fuerzas, o sea, ante la “amenaza” global; optimizar la logística antártica, y fortalecer la presencia de «Occidente», ante rivales como China o Rusia.
El gobierno argentino argumenta esto como una alianza estratégica, para defender «la vida, la libertad y la propiedad privada» occidental.
Pero el despliegue tambien implica la ejecución de ejercicios militares regulares en suelo argentino, la aparición de portaaviones yanquis como el USS George Washington y la proyección logística hacia la Antártida, lo que posiciona a Argentina como un eje en la pugna global por el dominio del continente helado.
Bases y entrenamientos establecidos
En la actualidad, existen indicios de dos bases con participación gringa en el sur—una en Neuquén secreta, y otra manifiesta en Ushuaia—junto con la ejecución de maniobras conjuntas con armadas latinoamericanas dentro de UNITAS, el ejercicio militar más grande del continente, y el ejercicio binacional “Atlantic Dagger” fijado para 2026.
El trato nuevo entre las dos naciones permite el acceso y entrenamiento de tropas estadounidenses a unidades argentinas de comandos, buzos tácticos y fuerzas especiales, además de una posible participación en ciberdefensa y logística portuaria.
¿Presencia militar de otros países? El caso chino y británico.
China: Estación espacial y sospechas mutuas.
El principal actor no occidental con presencia significativa es China, que maneja una gran estación de observación espacial en la provincia de Neuquén.
Aunque el gobierno argentino asegura que son sitios para usos civiles y científicos, lo secreto de los acuerdos, el manejo militar chino, y lo apartado de la ubicación, todo esto a despertado sospechas internacionales, sobre todo en EE. UU. Algunos expertos advierten sobre el doble uso de la estación civil-militar, aún cuando no se han visto tropas chinas en la zona.
Gran Bretaña y sus otras movidas
A lo largo y ancho de la Patagonia argentina, la mano inglesa se nota un montón, pero sutilmente. Aparte de los grandes dueños de tierras, el Reino Unido mantiene su ya larguísima presencia militar en las Islas Malvinas y suele hacer entrenamientos navales y aéreos en el Atlántico Sur, muchas veces con Estados Unidos.
Dentro del continente patagónico, el Reino Unido no tiene bases muy grandes, sin embargo, está en el sistema de vigilancia, tecnología radares, cooperación en inteligencia y ejercicios juntos en aguas australes. Estas maniobras le dan más poder, como el tercer gran protagonista en el juego, con intereses cercanos al bloque atlántico.
Causas de la presencia militar extranjera en la Patagonia argentina
1. Recursos estratégicos
La Patagonia, repleta de recursos valiosos como petróleo, gas, minerales cruciales, agua dulce y biodiversidad, es un objetivo apetecible. Las potencias desean asegurar acceso y control, anticipando posibles crisis energéticas o alimentarias mundiales.
2. Cercanía a la Antártida
La región sirve como puerta natural a la Antártida, un lugar virgen con reservas planetarias y que se anticipa sea escenario de disputas por soberanía, investigación, y explotación. La capacidad logística antártica es fundamental para las potencias con aspiraciones de dominio o expansión.
3. Control estratégico del Atlántico Sur
Dominar rutas marítimas, pasos bioceánicos como el Estrecho de Magallanes, Canal Beagle y el Pasaje Drake y vigilar áreas de tensión internacional – territorios en disputa, pesca ilegal, narcotráfico – justifican la presencia física y el control informativo en la zona.
4. Rivalidad geopolítica global
La competencia entre Estados Unidos, China, Rusia, y potencias europeas por influencia política, económica, y militar en el sur global convierte la Patagonia en un campo de juego muy relevante.
El progreso de China en infraestructura y tecnología desató una respuesta de Estados Unidos, que anhela recuperar su supremacía, recurriendo a pactos militares y establecimiento de bases.
5 Debilidad institucional y económica doméstica
La crisis social y fiscal que vive Argentina ha reducido su capacidad de acción interna, fomentando decisiones políticas supeditadas a designios foráneos, a cambio de préstamos, inversiones, e incluso apoyo militar o tecnológico.
Reacciones locales y respuestas de la sociedad
La intensificación de la presencia militar foránea ha sido enérgicamente objetada por organizaciones sociales, movimientos indígenas y sectores políticos nacionalistas y progresistas. Estos grupos condenan una pérdida de soberanía, el riesgo de una colonización solapada, y la subyugación de la política local a intereses mundiales, particularmente ante la tendencia a criminalizar las protestas indígenas o los desalojos que favorecen a empresarios extranjeros.
Dilemas jurídicos y fronteras constitucionales
La ley argentina impide sin excepciones el establecimiento duradero de bases militares extranjeras, permitiendo únicamente ejercicios limitados y provisionales, con la aprobación del Congreso y sólo si se trata de misiones netamente humanitarias o de adiestramiento.
Sin embargo, la flamante oleada de tratos de alguna manera legaliza la presencia militar aunque a pesar de ello, realmente no son reconocidas como bases militares oficiales. Este pequeño desencuentro entre la letra escrita de la ley y la realidad geopolítica solo empeora la crisis de soberanía, también el debate público.
El actual escenario de la Patagonia argentina exhibe una tensión geopolítica intensa. La incesante, y obvia, llegada de soldados israelíes, fingiendo ser turistas, y de personal militar estadounidense respaldado oficialmente, sumado a la discreta intromisión de potencias como China y el siempre molesto vecino británico, solidifican a la región como un área de conflicto crucial en el siglo XXI por su valor estratégico mundial.
Los cimientos de este cambio de posición son vastos y se conectan con la pugna mundial por recursos, caminos y poder, considerando a la Patagonia no solo como un premio sino como una fortificación vital.
