Arancel del 50% de Trump frena las exportaciones de pescado brasileño y provoca alarma en toda la industria

La reciente decisión del presidente Donald Trump de imponer un arancel general del 50% a todas las importaciones provenientes de Brasil, que entrará en vigor el próximo 1 de agosto, ha sacudido la economía brasileña y golpea especialmente a la industria pesquera, que ya enfrenta momentos de incertidumbre y preocupación.

El impacto se siente de inmediato: 58 contenedores, que suman cerca de mil toneladas de pescado, permanecen inmovilizados en los puertos de Salvador, Pecém y Suape. Los compradores estadounidenses, ante el temor de los costos adicionales, han suspendido pedidos y detuvieron envíos, dejando a productores, exportadores y trabajadores sin un rumbo claro.

El mercado estadounidense representa entre el 70% y 80% de las exportaciones de pescado brasileño, generando más de 240 millones de dólares anuales. Esta dependencia tan marcada convierte la medida en un verdadero mazazo para toda la cadena productiva: desde las grandes plantas procesadoras hasta los pescadores artesanales y acuicultores familiares, todos sienten la presión de una posible paralización de la actividad.

Ruta bloqueada y un llamado urgente a la diplomacia

Con tiempos de transporte marítimo hacia Estados Unidos que rondan las tres semanas, la industria se encuentra ahora en un punto muerto, a la espera de nuevas negociaciones que aclaren cuánto impactará este recargo en los precios finales y cómo responderá el gobierno brasileño.

Desde la Asociación Brasileña de la Industria Pesquera (Abipesca) se advierte que el arancel es “extremadamente perjudicial” y se insta a las autoridades a manejar la situación con cautela diplomática, evitando represalias apresuradas que puedan escalar a un conflicto comercial mayor.

Además, Abipesca insiste en un reclamo que ya es conocido: la urgente diversificación de mercados. Hoy, depender en gran medida de un solo socio comercial deja a la industria vulnerable a decisiones políticas como esta. Abrir el mercado europeo es visto como clave para equilibrar la balanza.

“Momentos como este muestran claramente el riesgo de concentrar nuestras exportaciones en un solo cliente”, afirmó Eduardo Lobo, presidente de Abipesca, subrayando la necesidad de que Brasil acelere acuerdos con nuevos destinos.

Un arancel unilateral y sus motivos disputados

El nuevo arancel se ampara en la Sección 301 de la Ley de Comercio de EE. UU., que autoriza sanciones por supuestas prácticas comerciales injustas. Sin embargo, la justificación de Trump, basada en tensiones políticas relacionadas con fallos judiciales brasileños, despierta críticas y dudas: los datos oficiales muestran que, en realidad, Estados Unidos mantiene un superávit comercial con Brasil desde hace más de una década.

En 2024, Brasil exportó aproximadamente US$40.400 millones a EE. UU., equivalentes al 12% de todas sus ventas externas. Por eso, para muchos analistas, esta medida responde más a intereses políticos que a razones estrictamente económicas.

Efecto dominó: preocupación en otros sectores

Aunque el impacto inmediato se concentra en la pesca, se teme que esta decisión abra la puerta a restricciones que afecten otros sectores clave como el acero, la industria manufacturera y el agronegocio, pilares de la economía brasileña. Un arancel tan alto hace que los productos brasileños pierdan competitividad y prácticamente cierren la puerta al mercado norteamericano.

En este clima de incertidumbre, la industria pesquera pide al gobierno acciones claras, diálogo diplomático y estrategias efectivas para proteger miles de empleos y garantizar el desarrollo sostenible del sector, que se debate entre la desesperación y la esperanza de hallar salidas que aseguren su futuro.

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