

Las mejores películas, como los mejores libros o tebeos, son los que perduran incluso cuando has sido capaz de volver a ellos y releerlo diez o cien veces, o visionarlas otras tantas. Son esas que no importa que pasasen por delante de ti sin darte cuenta cuando se estrenaron porque, hasta diez años después, la descubres incluso en la pantalla de tu casa y te quedas igual de boquiabierto que si hubieses tenido la suerte de verla en pantalla grande en un cine. Alien, el octavo pasajero, es uno de esos títulos a los que vuelves una y mil veces y, aún sabiéndola de memoria, vuelves a pasarlo igual de mal y asustarte y sorprenderte en las mismas secuencias. Fue en el verano de 1979 cuando al guion original y extraordinario de Dan O’Bannon se unió el por entonces genio del primerizo director Ridley Scott y, a poca distancia de otra joya espacial como 2001: una odisea del espacio de Stanley Kubrick, fueron capaces de reinventar el cine de terror en el espacio, en la ya mítica nave espacial Nostromo que, en un viaje comercial de regreso a la Tierra, despierta a sus tripulantes para atender una supuesta llamada de socorro de un planeta cercano que, en realidad, conduce a la nave a un extraño parásito que origina el nacimiento de una criatura inolvidable. La muestra de que Alien marcó un hito aún vivo es que no solo convirtió a su monstruo en mito indudable del siglo XX, sino que su legado ha cruzado hasta el siglo XXI y promete seguir dando guerra mucho más tiempo: en 2024 se estrenó Alien: Romulus y la serie Alien: Planeta Tierra llega a Disney+ el 12 de agosto de este 2025.

En el espacio nadie puede oir tus gritos. Todo sobre la saga de Alien es la mejor guía imaginable para sumergirse de lleno en el inquietante, maravilloso y a la vez aterrador universo de Alien, una saga cinematográfica más viva que nunca, que redefinió nuevos límites dentro de los géneros de la ciencia ficción y del terror desde que el público se enfrentó por vez primera al imparable xenomorfo. Este libro ofrece un análisis exhaustivo de cada película, desde la emblemática Alien: el octavo pasajero hasta las más recientes producciones, explorando su impacto cultural, evolución narrativa y su legado en la industria del cine. Ampliando la imprescindible colección de títulos y libros sobre cultura popular de Diábolo Ediciones, nos encontramos ante casi 300 páginas con tapa dura donde el veterano escritor y crítico de cine Juan Luis Sánchez, quien también para Diábolo Ediciones ha escrito una más que interesante lista de recomendables libros dedicados a monstruos clásicos y modernos como Alienciclopedia, Lucha de gigantes, Devórame otra vez (recorrido por el cine de zombis e infectados), ¡Una de vampiros! y ¡No Salgáis Al Paramo! Todo El Cine Y Series De Hombres Lobo. Ha escrito además, sin abandonar el tema del terror, los libros Stephen King, Cine y series del rey del horror y Tim Burton, de Bitelchús a Miércoles.

De manera ordenada En el espacio nadie puede oír tus gritos. Todo sobre la saga de Alien nos hace viajar desde las películas cuya temática cercana precedieron a Alien hasta el estreno de la primera película de la saga en 1979, la reinvención en una de las mejores películas de acción de la historia gracias a James Cameron y su Aliens. El regreso de 1986, pasando por la oscura Alien 3 dirigida por David Fincher en 1992 para llegar a la experimental Alien: resurrección de 1997 dirigida por el visionario director francés Jean Pierre Jeunet. Juan Luis se atreve incluso a revisitar con suma objetividad el fallido intento de un Ridley Scott pasado de vueltas filosóficascon Prometheus (2012) y Alien: Covenant (2017) hasta llegar al digno y verdadero resurgir de la saga en 2024 gracias a Alien: Romulus dirigida en 2024 por Fede Álvarez. Con un hueco incluso para las dos películas en las que los Aliens se han dado de brices con otras criaturas estelares bien asalvajadas como son los Predators, el autor analiza las películas Alien vs. Predator (2004) y Aliens vs. Predator: Requiem (2007), para concluir el libro con un interesante reflexión sobre el carácter de asesinos perfectos de los xenomorfos así como su inclusión e influencia en la cultura popular, desde el mundo del cine al de la televisión pasando por magníficos ejemplos en los que estas criaturas invadieron incluso el mundo de los cómics.

Para Juan Luis Sánchez, el autor de este libro tan ameno de leer como ver cada una de las películas sobre las que escribe, Alien supuso un encontronazo creativo de tal calibre que, ver el primer largometraje, algunos años después de su estreno original, en 1985, en el Centro Cultural de su barrio, le marcó para siempre como bien recuerda en el prólogo al libro: “Alien, el octavo pasajero no fue solo una película para mí. Supuso el comienzo de algo mucho más grande, Empecé a coleccionar revistas de cine, libros sobre efectos especiales, y cualquier cosa que tuviera que ver con criaturas del espacio, casas embrujadas y monstruos imposibles. Mientras mis amigos soñaban con ser futbolistas astronautas o estrellas de rock, yo ya sabía lo que quería: escribir sobre cine de terror. Años más tarde, cuando estudié Ciencias de la Información (porque, evidentemente, iba a dedicar mi vida a esto), me di cuenta de que había algo especial en las películas de género. No eran sólo sustos fáciles y sangre por todas partes. Había un arte detrás de ellas. Había una forma de jugar con la psicología del espectador, de meterse en sus miedos más profundos y sacarlos a la luz en la oscuridad de una sala de cine. Y todo eso lo aprendí gracias a aquel sábado por la tarde en la sala de cine, cuando un alien con mala leche decidió cambiar mi vida”.

“Hoy en día -continúa el autor-, soy un orgulloso escritor especializado en cine de terror. He escrito sobre todo tipo de películas, desde las más clásicas hasta las más modernas. Y cada vez que me preguntan cómo empecé en esto, siempre sonrío y recuerdo aquella tarde con mis amigos. Sé que sin Alien, probablemente, habría seguido otro camino, pero no puedo imaginar mi vida de otra manera. Eso sí, aún mantengo una tradición personal. Cada año, en la fecha en que vi Alien por primera vez, la reviso, pero esta vez en casa, tranquilo, con una cerveza en la mano. Aunque, debo confesar, por más veces que la haya visto, sigo saltando en la escena del alien saliendo del pecho. Al final, no soy tan valeroso como Ripley, pero, eh, ¿quién lo es?”

ENTREVISTA CON EL AUTOR
Para saber de primera mano y conscientes de la presencia que supone su inspirado don de la palabra, hablamos directamente con Juan Luis Sánchez para conocer algo más de su libro y del universo de Alien, de modo que os dejamos con la conversación con él a la espera de llamar tu atención lo suficiente como para acercarte a este libro y su recomendable lectura, completada con un despliegue visual con fotogramas de todas las películas y su detrás de las cámaras que hacen de la experiencia un viaje estelar verdaderamente completo.

Habiendo publicado libros temáticos sobre vampiros, licántropos, zombis, kaijus japoneses, todo tipo de alienígenas e incluso gatos… ¿qué te lleva a escribir como muy veterano crítico de cine en general y especialista en género de terror en particular un libro como En el espacio nadie puede oír tus gritos. Todo sobre la saga de Alien?
La respuesta corta sería: me lo debía. Me lo debía como cinéfilo, como espectador que en su adolescencia se dejó los nudillos incrustados en los reposabrazos del cine viendo Alien: el octavo pasajero, y como crítico que ha pasado décadas diseccionando monstruos, miedos y metáforas. Pero la respuesta larga es más visceral, más salida del estómago que del córtex: la saga Alien no es solo un hito del terror en el espacio, es también un bicho raro que ha mutado de forma más veces que el vestuario de Lady Gaga. Desde su arranque en 1979, ha sido un cruce evolutivo entre la ciencia ficción y el cine de horror, un catálogo inquietante de tripas, tecnología y testosterona en retirada.

Hablamos de una franquicia que ha redefinido el diseño de producción, el imaginario corporal, las dinámicas de género y la encarnación de nuestros miedos con baba ácida. Es una criatura narrativa que, como el xenomorfo, se adapta al huésped que le toca: a veces más terror puro, a veces más acción, otras directamente filosofía con casco y lanzallamas. Y ante semejante organismo cinematográfico, uno no puede sino hacer lo que haría Ripley: enfrentarse, mirar de frente al horror, alucinar con el arte conceptual y, por qué no, soltar algún grito contenido. Este universo, tan expansivo como amenazante, merecía un análisis quirúrgico. O, al menos, un paseo por los pasillos del Nostromo sin tropezar con huevos sospechosamente abiertos.

Tu detallado libro es la mejor prueba de cómo el éxito comercial de un título como la primera película, de Ridley Scott, llevó a una explotación del fenómeno que todavía, casi 50 años después, se mantiene vivo con nuevas películas, una nueva serie… Como aficionado a la saga que eres, ¿tan faltos de ideas están los guionistas que exprimen el fenómeno fan hasta sus últimas consecuencias?
Bueno, el fan de Alien es una criatura leal… aunque a veces más que leal, masoquista. Y Hollywood, que tiene un olfato infalible para detectar franquicias con ADN rentable, no duda en clonar, exprimir y volver a clonar. Porque si algo da leche espacial, aunque sea azul y ácida, la ordeña hasta que salga polvo de Nostromo. La saga Alien es como el xenomorfo: muta, se adapta y, de vez en cuando, muerde. Aunque algunas de sus últimas encarnaciones han salido algo torcidas —sí, Prometheus, te estamos mirando—, sigue teniendo ese je ne sais quoi viscoso que nos hace volver. No sé si es nostalgia, perversión o simplemente que no podemos resistirnos a una buena compuerta que se cierra lentamente con un pitido ominoso de fondo.

Ahora bien, Alien: Romulus, dirigida por Fede Álvarez, reconcilia a la criatura con sus raíces. Contiene más pasillos oscuros, más sustos húmedos y menos discursos filosóficos sobre la creación del alma entre hologramas. Es decir: menos pretensiones y más babas. Fede ha rodado una entrega “a la vieja usanza”, pues entiende que el terror no necesita explicación, sino atmósfera, diseño industrial sucio y algo de tripas fuera de sitio. Y por si fuera poco, se nos viene encima Alien: Planeta Tierra, la serie creada por Noah Hawley, el mismo de Fargo, que aterriza el 13 de agosto de 2025 en Disney+. Sí, en Disney+. Ironías del capitalismo: el bicho más mortífero de la galaxia, que siempre ha servido para criticar a las macro corporaciones, ahora bajo el paraguas de Mickey. Pero Hawley no es manco, y la idea de una Tierra de 2120 gobernada por mega compañías, con humanos, sintéticos y cyborgs peleando por el WiFi, suena a distopía sabrosita. Ocho episodios de tensión empresarial, paranoia y, con suerte, algún pecho perforado.
Lo cierto es que Alien resiste. Aunque la hayan zarandeado, se haya cruzado con depredadores y haya tenido que escuchar a androides recitando Byron, sigue siendo especial. Porque debajo de las capas de secuelas, precuelas, cómics y spin-offs, aún queda algo puro: esa alma oscura, ese silencio tenso antes del grito, ese terror que te cala como baba a 300 grados.

Por otro lado y, sin abandonar el mismo tema y teniendo en cuenta que posiblemente seas una de las personas vivas del planeta que has visionado tú solo más películas que todos los habitantes de algún país con seguridad, ¿cuál crees que fue la fórmula mágica que desencadenó el éxito de la idea de Ridley Scott? ¿Qué convierte al cine de terror y de acción en fenómeno de taquilla y éxito comercial?
Me halaga, pero hay cinéfilos por ahí que ven más películas que yo y todavía tienen tiempo para tuitearlas todas, abrir hilos kilométricos y debatir sobre si Christopher Nolan inventó el tiempo o sólo lo lió en bucles muy caros. En cuanto a Alien, creo que su fórmula fue tan simple como brillante: combinar el horror gótico con la ciencia ficción dura. Es La cosa del pantano atrapada en 2001: Una odisea del espacio. La nave Nostromo no es el Enterprise, ni un símbolo de progreso humano: es un camión espacial manejado por siete curritos explotados por la megacorporación Weyland-Yutani, que pagan con su vida por no leer la letra pequeña del contrato. Y luego está H.R. Giger. El xenomorfo es una pesadilla biomecánica que representa el miedo a lo que nos invade, a lo que nace dentro sin nuestro permiso, a lo alienígena en todos los sentidos. Es un útero con dientes. Y si Freud viviera, aún estaría tomándose una tila.

La primera Alien (1979), con Ridley Scott en su momento más inspirado, fue un milagro de producción: fotografía de Derek Vanlint, montaje quirúrgico, un ritmo que va de lo sugerido al estallido, y una atmósfera cargada de sudor, neón y angustia. Y, por supuesto, Sigourney Weaver. Ripley no solo sobrevivió, se convirtió en un icono: fuerte, vulnerable, humana, en un mundo que no da segundas oportunidades.
El terror triunfa en taquilla cuando logra ser un espejo de la realidad. Cuando refleja nuestros miedos sociales y personales, y los clava en pantalla sin pedir permiso. Alien lo hizo, y por eso sigue vivo.

Leyendo este y cualquier otro de tus libros son de agradecer siempre dos elementos que mantienes en todos ellos: en primer lugar, ejerces el oficio casi olvidado de todo antiguo y buen periodista que es investigar sobre aquello de lo que vas a escribir. En estos tiempos donde la tecnología persigue al papel, ¿cómo haces para documentarte y encontrar tantos datos que, incluso muchos cinéfilos desconocían hasta que tú los sacas a la luz? Según has contado ya en alguna otra entrevista prepararte para la escritura de este libro te llevó a ver de nuevo TODAS las películas, incluyendo la poco afortunada vuelta de Scott a su propio universo…
Lo primero es que no concibo escribir sobre cine sin volver a ver las películas. Incluso las que duelen más que sentarse en la fila uno, en una butaca rota. La memoria es traicionera, y además el tiempo cambia nuestras miradas. En el caso de Alien, revisé todas las entregas, incluso las dos últimas de Ridley Scott, que dividen a los fans más que una cena navideña. En cuanto a la documentación, llevo años acopiando material como si esperara un apocalipsis cinéfilo. Tengo entrevistas polvorientas, libros de making of que ya ni se reeditan (los de Alien, el octavo pasajero y Aliens, el regreso son oro puro), comentarios de directores con acento de autoridad y revistas especializadas en papel que hoy valen más que un alien en formol. Y sí, internet ayuda… pero hay que saber moverse entre rumores, foros de conspiración cinéfila y blogs donde cada dato tiene menos fuentes que el desierto de LV-426.

En segundo lugar, si algo distingue tu prosa como crítico de cine y escritor es tu forma de afrontar hasta la más densa de las películas con un sentido del humor que hace que todos tus libros de cine sean más fáciles de leer que cualquier frase corta de los influencers de moda. ¿Cuánto te lleva aproximadamente afrontar y concluir un libro como este En el espacio nadie puede oír tus gritos. Todo sobre la saga de Alien?
El humor me salva. No solo a mí, como autor, sino también al lector. El cine de terror puede ser muy denso, muy visceral, muy simbólico… pero eso no significa que tengamos que leer sobre él con el ceño fruncido. La ironía, la autoconciencia, el comentario travieso, ayudan a digerir mejor incluso a los chestbursters. En cuanto al tiempo, depende de muchas cosas: del calendario, del estado de ánimo y del presupuesto de café. Este libro me llevó cerca de un año, con una primera etapa de revisión intensiva de material, luego redacción, y por último esa fase de ajuste en la que uno pule adjetivos como si fueran cuchillas de bisturí. Pero, sinceramente, si algo aprendí del Alien original es que lo que está gestándose dentro necesita su tiempo. Y cuando finalmente sale… mejor que estés preparado.

Como periodista entendemos que también trates de ser objetivo porque tu libro versa sobre TODAS las películas de la saga. No obstante, fuera de sus páginas ¿cuál es la (o las) película de Alien que más veces has visto y por qué?
La objetividad está sobrevalorada. O mejor dicho: es una virtud profesional que hay que tener… pero también hay que saber cuándo dejarla en la puerta, como la gravedad en Interstellar. He visto Alien muchas veces, porque es cine perfecto, sí. Es la mejor, pues crea todo este universo. Pero si me quito la máscara de periodista y me quedo solo con la del espectador entusiasta, la que más veces he visto es Aliens, el regreso. No me escondo. Es el equivalente fílmico a una montaña rusa que has montado cien veces y aún gritas como si fuera la primera. Cameron hizo lo que parecía imposible: tomar una obra maestra del terror atmosférico y convertirla en una épica de acción con alma. Ripley ya no solo sobrevive, lidera. Y el corazón de la película, más allá del fuego cruzado y los marines espaciales, está en esa relación con Newt que le da un pulso emocional inesperado. ¿La mejor? Alien de Scott, sin duda. ¿La más vista en mi salón? Aliens, con una cerveza y una sonrisa de “venga, va, una vez más”.

A la misma altura que los importantes nombres de cada director de cada película de la serie, al menos en las 4 primeras, ¿crees que habría sido igual el efecto sin ese icono del cine de acción que es la Rippley encarnada por Sigourney Weaver desde el primer título de la saga?

Sin Ripley, no hay saga. Y no hablo solo del personaje, sino de Sigourney Weaver, que le dio una profundidad, una presencia y una vulnerabilidad que ningún otro actor o actriz habría aportado igual. Ridley Scott hizo algo revolucionario: convertir a una mujer en protagonista absoluta de una película de terror y ciencia ficción, sin convertirlo en un manifiesto ni en una excepción. Simplemente, Ripley era la más lista de la sala. Y la más dura, aunque no necesitara demostrarlo a gritos ni con bíceps. Y Weaver se apropió de ese papel desde la contención, no desde el estereotipo. Después, Cameron la transformó en madre con metralleta, y le puso una grúa hidráulica. Fincher la transformó en mártir calva con mirada mística y alma atormentada. Y Jeunet… bueno, hizo un experimento raro con clonación, humor francés y efectos mutantes que aún estoy procesando. Pero en todas ellas, Ripley es el eje. El xenomorfo puede babear, evolucionar, hacer breakdance si le da la gana. Pero Ripley es la brújula humana. Verla crecer a lo largo de las películas es como ver una clase magistral de cómo ha mutado el cine de género: del survival sucio de los 70 al blockbuster explosivo de los 80, al nihilismo noventero… y al delirio genético de fin de siglo.

Supongo que compartes que hacer creíbles películas como estas coloca como primordial algo tan importante como los equipos de efectos especiales que, de los que hablas con detalle y cariño a lo largo de todo el libro. Desde la primera película, muchos son los nombres que han estado directa o indirectamente involucrados en la saga empezando por el artista H. R. Giger. ¿Crees que del mismo modo que llevar a cabo Star Wars con la creación de ILM una saga como Alien propició el auge de nombres propios en el mundo de los FX que salieron de estas películas?

Absolutamente. Alien no solo generó una criatura icónica, sino toda una cantera de genios del diseño, la escultura, los animatronics y, más adelante, los efectos digitales. H. R. Giger no diseñó un monstruo: diseñó una pesadilla biomecánica que se metió en el subconsciente colectivo. Pero a su lado hubo muchos más: Carlo Rambaldi, Ron Cobb, los hermanos Skotak, Alec Gillis y Tom Woodruff Jr., y por supuesto, Stan Winston, que con Aliens elevó el estándar de lo que se podía hacer con látex, animatrónica y sudor. Al igual que ILM nació para Star Wars, muchas de las técnicas y profesionales que triunfaron en Aliens, Alien 3 y siguientes acabaron trabajando en otras franquicias de prestigio. Alien es escuela y laboratorio. Y eso es justamente lo que hace tan fascinante a la saga Alien: es como un laboratorio espacial donde se mezclan probetas de efectos especiales con pegamento, baba y talento a chorros. Un campo de pruebas tecnológicas donde lo digital se prueba, pero lo artesanal nunca se abandona. Porque claro, un xenomorfo hecho por ordenador puede impresionar… pero uno hecho con látex, cables y sudor humano te mira al alma. Y te deja la alfombra del set hecha un asco. La saga siempre ha sido pionera: fue sacando pecho con miniaturas, maquetas, cámaras giratorias y criaturas pegajosas mucho antes de que el CGI fuera rey. Pero aunque la tecnología avanza como facehugger hambriento, Alien sigue siendo, en el fondo, una franquicia que te da miedo porque casi puedes tocarla. O peor: ella puede tocarte a ti primero.

Acabados los monstruos conocidos, ¿Cuál es tu siguiente reto cinéfilo para iluminarnos y recordarnos títulos de la historia del cine que no deberíamos perdernos o que quizás deberíamos redescubrir conociendo detalles como los que descubren tus libros? ¿Da otro fenómeno como el de Predator, tan íntimamente ligado a Aliens por sus películas comunes para un libro sólo sobre ellos?
Predator es como ese primo violento que aparece en la boda de Alien: no sabes si va a bailar o a arrancarle la cabeza a alguien. Y aunque su unión en Alien vs. Predator no haya dado obras maestras, el cruce de mitologías es tan jugoso que da para un análisis propio, claro que sí. De hecho, Predator por sí sola ya tiene suficiente entidad para un libro. La original de McTiernan es un western selvático disfrazado de slasher extraterrestre, y su evolución —desde Predators hasta Prey— ha tenido altibajos pero también hallazgos notables. A ver si algún editor se interesa. ¿Mi siguiente reto? Estoy tanteando dos terrenos: uno es el cine de horror folk —de The Wicker Man a Midsommar, pasando por joyas olvidadas como Ojos de fuego, de Avery Crounse, no la adaptación de la novela de Stephen King con niña piromaniaca—, y el otro, más ambicioso, una historia no oficial de las películas de culto malditas. Ésas que en su estreno no las fue a ver ni el director, pero con el tiempo se volvieron sagradas para entender el terror, el cine y la cultura pop. Vamos, como el vino barato que con los años… se recuerda con cariño. Ambos proyectos tienen lo que nos gusta: pasión, obsesión y cadáveres escondidos en sótanos narrativos. Ahora sólo falta un editor valiente que no tema a los facehuggers literarios.

SOBRE EL AUTOR

JUAN LUIS SÁNCHEZ
Juan Luis Sánchez (Madrid, 1972), licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid en 1995, empezó su odisea profesional en agencia EF E y el diario Ya, antes de abordar revistas especializadas como Cinerama, Época y Estrenos. En la actualidad escribe habitualmente en la web Decine21. Cuando no está en hipersueño, se enfrenta al xenomorfo de los blockbusters o descubre en sus críticas vida inteligente en películas de autor. Su estilo combina análisis afilado con un sentido del humor más pegajoso que la baba de un facchugger, convirtiendo sus críticas en auténticos chestbursters de ingenio que emergen para destripar (con cariño) el cine de hoy y de siempre. Como buen explorador de lo fantástico, su bibliografía abarca desde monstruos colosales hasta realidades paralelas, con títulos que parecen sacados de los archivos de la Weyland-Yutani: Alienciclopedia, donde analiza los extraterrestres más memorables del cine; Lucha de gigantes, un versus entre colosos como Godzilla, Gamera y Mothra; Devórame otra vez, un recorrido por el cine de zombis e infectados; Stephen King, Cine y series del rey del horror, diseccionando el universo del maestro del terror yTim Burton, de Bitelchús a Miércoles, explorando los mundos góticos del director.
Publicado por: Raul N. Rolo
Fuente de esta noticia: https://www.lhmagazin.com/resena-de-todo-sobre-la-saga-de-alien-y-entrevista-con-su-autor-juan-luis-sanchez-diabolo-ediciones/
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