

Debe ser la edad, pero sin apenas darnos cuenta ya hemos cruzado la barrera de la mitad de otro año. En lo que a este rincón virtual donde habitan las viñetas la explicación se hace muy fácil porque, como aficionado a los tebeos en todas sus posibles formas y manifestaciones, cuando piensas que lo mejor ya estaba todo editado e inventado, decenas de editoriales despiertas y, sobre todo, vivas y dispuestas a seguir ampliando horizontes, te sorprenden una vez más hasta límites insospechados. Sólo echa un vistazo a la sección… En lo que va de 2025 hemos visto, leído y disfrutado numerosas reediciones ampliadas, títulos que nunca antes habían estado disponibles en castellano, integrales que recuperan tus sueños de infancia y, por increíble que parezca, y lo mejor de todo: una ingente cantidad de obras nuevas de nuevas autoras y autores dispuestos a demostrar por qué merecen nuestra atención y un lugar entre tantas páginas ya leídas. Este es el caso de Natalia Velarde y su Encías quemadas, su espectacular y novedosa aportación al mundo de los tebeos, palabra que la autora reivindicó sin complejos en la muy reveladora e interesante charla que ofreció a la prensa, presentando un trabajo que han hecho posible la beca Injuve para la Creación Joven 2021- 2022 obtenida por la autora y, por supuesto, Reservoir Books, demostrando una vez más su apuesta editorial por el talento joven, pero sobre todo su innata capacidad para sorprender siempre a cualquier apasionado del mundo de las viñetas que pensase que ya lo había visto todo.

Como buena estudiante de Arte y artista curtida en la experiencia de crear sus propios fanzines, resulta imposible desviar la mirada la primera vez que la portada y cuidada edición de Encías quemadas aparecen frente a ti. Incluso si conscientemente Natalia Velarde pretendiese pasar desapercibida, el lado inconsciente al que deja fluir en completa libertad cuando se entrega a su don para dibujar, le gana sin dudar esa batalla, porque es imposible mirar hacia otro lado cuando las viñetas vivas de esta autora se fijan en ti. Incluso antes de escucharla en persona, bucear en todo el trabajo previo que la ha conducido aquí, a su primera gran obra larga, es un recomendable viaje en si mismo. Descubrimos así, por un lado, su imparable actividad desde que cursaba el Bachillerato de Artes en el IES Principe Felipe, donde ganó durante los cinco años de dichos estudios el concurso de cómics de forma consecutiva.

Su constancia le llevó a ser premiada con su segundo fanzine La Vaina Morena, al punto de lograr el primer premio del Salón del Cómic «El cómic y la Mar» de San Sebastián en 2019. Entre blogs y páginas webs en las que aparecen su nombre y su obra, Natalia afirmaba haca ya tiempo: “si me preguntabas a los 7 años que qué quería ser de mayor, yo contestaba (todo a la vez y en ese orden de prioridad): Un perro, Superman, veterinaria, policía y ladrona. Ni se me pasaba por la cabeza que dibujar podía ser un oficio, pero desde antes incluso es lo que hago sin parar y no me ha dado tiempo a hacer nada más”. De hecho, su imparable labor a color la llevan al punto de fundar un pequeño sello editorial de autoedición llamado Tarde y Triste Ediciones, en el cual auto publicaba sus trabajos, ayudando a gestionar además las autoediciones de otros autores noveles.

De esos tiempos y llegando ya casi a Encías quemadas, hace tiempo que Natalia dejó por escrito alto y claro una constante en su obra que alcanza ahora la categoría de mayúscula: “dibujo muchos perros y autorretratos. Me gusta trabajar sobre el cuerpo, la identidad, lo onírico y lo animal. Pero sobre todo lo que más me gusta es la exposición de la intimidad. Ser lo más íntima posible para hablar de colectividad. Creo que cuando hablamos de nosotras mismas la mayoría se siente identificado”. De hecho, Encías quemadas es un viaje iniciático para un personaje que se llama Piel de Perro, una extraña criatura que aparece en una ciudad arrasada. Creando su propia mitología, Natalia Velarde dibuja a Piel de Perro con la mitad del cuerpo con aspecto de chica y la otra mitad animal.

Pero, antes de perdernos en el delirante viaje visual que supone abrir Encías quemadas, nos quedamos con lo que la autora ha demostrado en cada una de sus obras anteriores de una forma tan tangible que cualquiera que se adentre en sus historias se dará cuenta: Natalia Velarde utiliza sus dibujos, incluso elaborando fábulas oníricas, para expresar sus verdades más crudas. Sus manos, sus trazos brutales, sus colores, parecen recogen lo que fluye directamente de su alma de artista, pasado apenas por el guion que esboza su mente lo justo para nunca frenar una vitalidad que parece animar a los personajes de sus páginas más allá de éstas, como si tratasen de romper la cuarta pared que su obra esquiva para llegar a este lado de la realidad. “La razón por la que empecé en los fanzines -explica en la autora-, especialmente en De mayor dibujante, que fue mi primer diario gráfico y en el cual cada día de forma obsesiva intentaba saber lo qué me pasaba, fue porque sentía tantas cosas que no sentía nada, haciendo autoexploración. Y yo pensaba «¿quién va a querer leerse esto?» Y resulta que no es nada especial: es algo que le pasa a todo el mundo. Todo el mundo ha pasado por un momento super oscuro de su vida”.

EL ORÍGEN DEL VIAJE
«Este proyecto surgió cuando me presenté a la beca Injuve con ella -explicó Natalia Velarde sobre el origen de Encías quemadas durante la rueda de prensa que reunió virtualmente a medios de toda la península-. Cuando me presenté no tenía muy claro lo que quería hacer, porque si bien tengo mucha experiencia haciendo historias cortas para mis fanzine y mis auto publicaciones, nunca había hecho el planteamiento para algo más largo. Entonces lo que hice fue coger cosas que sabía me iban a ser de utilidad más adelante, tierra abonada, como un proyecto que tenía desde los 16 años que se llamaba El Bical, que era un proyecto de cómic largo del que tenía los personajes y lo que pasaba, pero no sabía que quería contar con esa historia. También cogí las cosas que me obsesionaban en ese momento y que todavía me obsesionan: las personas perro, la poesía, las fábulas, la mitología…»

Junto a todos esos elementos, las dos primeras páginas de Encías quemadas describen el nexo de unión de toda la parte de experimentación gráfica que afrontó Natalia Velarde bajo un nombre propio: Tapón, el perro y compañero de la autora «desde los 3 meses hasta los 17 años». La frase que precede a la primera viñeta de una historia dividida en «cantos», no en capítulos, no puede ser más clara: «encantado con que me duelas tanto que solo así te sepa bajo mi piel para siempre». Y fue así como la idea de su primera gran obra larga comenzó a tomar forma en lo que sería un trayecto de 3 años de trabajo. «Como todo el tema de la realidad es algo muy complejo -explicaba Natalia–, yo me centro en qué es lo que siento siendo lo más honesta posible. Como no sabía que hacer en el proyecto de la Injuve, me propuse pensar en qué era lo que más miedo en el mundo me daba y que eso se cumpliera.

En ese momento todavía Tapón no había muerto y ya había recurrido al tema en mis fanzines, pero nunca pensar en qué pasaría después. Decidí que ese era un tema que quería tocar y sobre todo supe exactamente como tocarlo un día en que mi pareja, cuando Tapón ya estaba con muchos achaques y muchos dolores, me dijo: «bueno, vamos a tener que hablar de qué vamos a hacer, ¿no?» Yo no quería ni escucharlo, me quede callada. Mi pareja me habló hasta de una empresa que incluso podía transformarlo en un collar y me parecía tan horrible… porque no es para nada lo que quieres para un ser querido. Lo que quieres es tenerlo lo más cerca posible. La cuestión es que me fui abajo, a llorar a mi habitación y en ese momento supe de qué quería que fuese el libro realmente: el libro sería el lugar donde guardarlo, en el que él estuviera realmente. Ya que no podía tener su cuerpo cerca, utilizaría el libro como si fuera un lugar donde poder volver a verle. Por eso en el libro al final él está allí y le pido a Cielito que me lo cuide, en el mundo de las ideas y de la fantasía, esas que nos ayudan a continuar. Fue duro, pero sentía que estaba siendo honesta y era una necesidad para mí. Duele y al mismo tiempo está bien que duela porque es importante».

DOS ESTILOS QUE ROMPEN TODAS LAS REGLAS
Así nace el personaje irreal de Piel de Perro: a partir de otro esbozado con total realismo, que bien podría ser la autora, lamentándose frente a una ventana: «en la tele dicen que ahora en un rato va a caer un meteorito»… Junto a la figura femenina, duerme un perrín pequeño, apaciblemente, ajeno a lo que se viene encima, a la experiencia que, súbitamente nos descoloca y nos lanza a un mundo donde las viñetas carecen de marcos, viven por si solas y Piel de Perro se enfrenta, en una ciudad arrasada de la que sabe que tiene que huir, a la primera de las «lupercas», criaturas violentas donde su único rasgo no salvaje es su capacidad de amenazar con palabras. En el inicio de este road cómic cuyas páginas parecen dibujarse a veces a si mismas por todo el movimiento que condensan, dando la idea en brutales dobles páginas de apenas poder contener a sus personajes, Natalia Velarde nos adentra en un viaje repleto de simbolismos que Piel de Perro comparte con Cielito, otra criatura igual de extraña, aún más vivaz y obstinada, pero a la vez tan necesitada de compañía y respuestas como Piel de Perro.

«No puedes evitar que tenga algo que ver con lo que está pasando -respondió Natalia acerca del paralelismo entre los miedos de sus personajes y los que nos rodean aquí cada día-. Lo estamos viviendo constantemente: nos dicen que el mundo se está acabando y yo estoy aquí haciendo tebeos al mismo tiempo (risas). Esto es agarrarse a una pasión muy grande a algo que tienes, a algo que amas, porque sino las cosas parecen no tener sentido, porque solo hay miseria y cosas terribles. Pero al mismo tiempo tenemos a nuestras familias, a nuestros amigos, nos gusta dibujar. Entonces te agarras a esas cosas pequeñitas y a las fábulas para aguantar este vacío y poder ver hasta dónde llegamos. Yo diría que soy una persona un poco pesimista-optimista en el sentido de que me agarro a este flotador y a ver a dónde vamos… porque no tenemos ni idea de hacía dónde vamos, y al mismo tiempo se respira esta desazón constantemente en las noticas que vemos. Por eso hay que darle la vuelta constantemente a esto».

A la búsqueda de respuestas, tan inauditos personajes atravesarán desiertos hasta llegar a lugares tan imposibles en los que se desvelan secretos y pistas especialmente sobre Piel de Perro, dado que descubrimos que cada momento teñido de amarillo sobre el que contrastan grafito y carboncillo, son en realidad pesadillas que recuerdan al mundo real en un evidente contraste gráfico y visual con los alocados trazos llenos de vida que dibujan el resto de la aventura. «Decidí esos dos estilos muy distintos para representar esa fusión entre diario gráfico y narración fantástica -explicó la autora-. La parte de los diarios que son sueños o cosas que me han pasado de verdad, están hechos a carboncillo de una forma más desdibujada y quería que tuviesen mucho contraste con la línea que es más cartoon, más Hanna Barbera, más animada. Intenté también separar los fondos, que están hechos con collages y fotografías, muy mezcladas, hasta que no se parezcan nada a lo que había antes. Quería algo más serio, más lírico, para la parte de los sueños y por eso decidí un estilo más oscuro, vaporoso, con esos amarillos que al ser pesadillas están más avocados a la sensación de peligro, de intranquilidad. Y luego está la parte estilo cartoon, que es algo que siempre he hecho mucho».

«Voy volviendo a un montón de cosas que hacía cuando era pequeña -continuó aclarando Natalia Velarde–. Y me ha encantado siempre el mundo de la animación… Un mundo en que da mucha rabia que dibujos increíbles apenas se ven un segundo. Por eso me gusta mucho más el cómic: porque eres capaz de detenerte en cada uno de los frames y eso fue algo que me sirvió mucho para jugar y pasármelo bien viendo la elasticidad de los personajes. Mis padre son profesores de cine y de interpretación, y todo lo que ellos enseñan yo también lo uso para mis tebeos, porque cuando estás dibujando en cómic estás ilustrando escenas. Tú no sabes cómo dibujar un personaje hasta que no sabes exactamente qué es lo que está diciendo y por qué lo está diciendo. Muchas veces los guiones se dónde empiezan y dónde terminan, pero no lo que los personajes dicen y hasta ese momento no podía empezar a dibujar. Todo esto hace más fresca una historia triste. Las cosas son difíciles, pero hay cosas pequeñitas que nos alegran la vida y que nos ayudan a seguir hacia adelante. Y eso quería con esta parte más cartoon, porque sino el libro sólo sería una llorera a todo pulmón».

MIL INFLUENCIAS PARA UNA FORMA DE DIBUJAR ÚNICA
Pasar las páginas de Encías quemadas, antes de afrontar la enorme carga simbólica de su contenido, es viajar visualmente a un trabajo que parece a la vez compendio de libro de ilustraciones que viajan de Dave McKean a Dalí, pasando por dibujos que recuerdan al trabajo de Emil Ferris con esteroides. Si añadimos al despliegue gráfico logrado por Natalia Velarde (digital en su mayor parte para poder afrontar los plazos de entrega con la editorial, según explicaba ella misma) la enorme (23,8 x 32,2 cm.) y cuidada edición realizada por Reservoir Books, la experiencia de este libro te deja noqueado sensorialmente desde que te atreves a abrirlo hasta la despedida que supone su última página. Tapa dura con relieve imitando acabado en tela, un papel interior ecológico y a la vez de un gramaje que otorgan verdadera esencia y presencia a cada espectacular dibujo a toda página o a doble página… Hábil artesana que autoeditó tantas páginas antes de ver su primera obra convertida en algo enorme, con suficiente presencia como para llamar a la puerta de muchos premios y un merecido éxito ante el complicado lector de tebeos de este país, Natalia Velarde explicó como infinidad de influencias completamente diferentes fueron capaces de hacerla llegar a su propio estilo.

«He leído desde que tengo memoria y tengo influencias de todos lados. Yo empecé queriendo ser mangaka. Mi credo eran las Clamp que me marcaron muchísimo con su Reservoir Chronicles. Después, un día en estaba en la biblioteca con una cajita chiquitita donde tenían los cómics, me encontré con la cara del gato negro de Blacksad y fue abrirlo y que se me volara la cabeza con lo que hacía Juanjo Guarnido con las bailarinas, los gatos… Después conocí a Milo Manara, a Sergio Toppi, Enki Bilal y en ese momento quería hacer solo cómic europeo y el manga era basura… Y después leí Watchmen y también encontré cosas en el americano que me encantaban. Después leí a Seth, a Chester Brown… son muchísimos, aunque hay algunos que gráficamente no se les pueda descubrir fácilmente por el dibujo. Porque un dibujante de cómic no es solo un ilustrador: es un narrador. Y lo que tienen todos estos artistas es que son narradores increíbles y cada uno tiene sus propias técnicas. Después volví al manga con Jiro Taniguchi, Yoshitaka Amano, el estudio Hanna Barbera con su Tom y Jerry, Bretch Evens, que me parece un genio en todos los sentidos. Además, cuando estudié Bellas Artes en la Universidad Rey Juan Carlos descubrí a Klimt, a Francis Bacon, a Toulose Lautrec. Autores que para mi fueron una gran influencia durante un periodo de tiempo en que me fijaba mucho en como trabajaban. A día de hoy hay tanto para sentirse inspirada que es apabullante…»

Uno de los muchos logros de Encías quemadas es, como apasionados del Noveno Arte, despertarnos de golpe con un esfuerzo tan titánico como increíble, onírico y apasionado. Natalia Velarde demuestra que, rompiendo esquemas, todavía hay espacio para la creación, para la originalidad. Más de 200 páginas dibujadas desde las entrañas son testigo de una experiencia que recomendamos a todo amante de la experimentación con viñetas, lo quieras llamar novela gráfica o tebeo. Lo mejor, sin duda, descubrir a una autora mayúscula que, a las puertas de que escuchemos su nombre muy alto, supone un descubrimiento infinito con toda una vida expresándose con sus dibujos. Sólo busca en sus redes. No darás crédito a lo que te estabas perdiendo hasta ahora.
SOBRE LA AUTORA

NATALIA VELARDE
(1994, Venezuela) Dibujante de cómics, fanzinera e ilustradora. Nacida en Venezuela y radicada en Madrid desde 2005. Cursó ESO y el Bachillerato de Artes en el IES Príncipe Felipe, donde ganó durante los cinco años de los estudios el concurso de cómics de forma consecutiva. Premiada con su segundo fanzine La Vaina Morena, el primer premio del Salón del Cómic «El cómic y la Mar» de San Sebastián (2019). Actualmente Natalia Velarde ha fundado un pequeño sello editorial de autoedición llamado Tarde y Triste Ediciones, en el cual autopublica su trabajo y ayuda a gestionar las autoediciones de otros autores noveles. Mientras, sigue trabajando en nuevos proyectos para concursos y una obra larga. Recientemente le fue concedida la beca Injuve para la Creación Joven 2021- 2022 con el proyecto de novela gráfica que ha llevado a la publicación de Encías quemadas por Reservoir Books.
Publicado por: Raul N. Rolo
Fuente de esta noticia: https://www.lhmagazin.com/entrevista-con-la-rompedora-natalia-velarde-y-resena-de-su-espectacular-encias-quemadas-reservoir-books/
También estamos en Telegram como @prensamercosur, únete aquí: https://t.me/prensamercosur Mercosur
Recibe información al instante en tu celular. Únete al Canal del Diario Prensa Mercosur en WhatsApp a través del siguiente link: https://www.whatsapp.com/channel/0029VaNRx00ATRSnVrqEHu1W
