

Imagen Gobernación del Magdalena
Después de 200 años de promesas rotas, olvido institucional y migración forzada por falta de oportunidades, el sur del Magdalena escribe hoy una página que redefine su historia: la inauguración del primer Campus Universitario público y moderno del departamento, levantado en El Banco gracias a la visión del exgobernador Carlos Caicedo y a la continuidad que le ha dado Rafael Martínez a un proyecto que empieza a convertirse en referente nacional.
Esta infraestructura —la primera de seis planeadas— abre sus puertas con capacidad para recibir a más de 1.200 jóvenes por semestre en una oferta de 100 carreras de 11 universidades acreditadas de alta calidad. Lo que antes era un anhelo incumplido, hoy se traduce en aulas, laboratorios, biblioteca, auditorio, zonas de investigación y tecnología de punta, construidos con recursos propios de la Gobernación y con un objetivo claro: que ninguna familia del Magdalena vuelva a resignarse a ver partir a sus hijos por falta de universidad cerca de casa.
Carlos Caicedo, arquitecto de esta política educativa desde que fue rector de la Universidad del Magdalena y luego alcalde de Santa Marta, sembró la semilla de este modelo que hoy florece. Durante su mandato como gobernador, diseñó y contrató la obra de El Banco y dejó listo el plan maestro para otros cinco campus distribuidos estratégicamente en subregiones donde la cobertura era mínima o inexistente. Rafael Martínez, actual gobernador y aliado clave de esta apuesta, asumió la responsabilidad de culminar, dotar y poner en funcionamiento estos espacios que empiezan a revertir siglos de inequidad.
“Lo que estamos entregando hoy no es solo una obra física: es la demostración de que cuando se gobierna con compromiso y visión social, se cumplen los sueños de la gente. Carlos Caicedo trazó la ruta y nosotros la seguimos, porque este departamento merece oportunidades reales, no discursos vacíos”, aseguró Martínez durante la inauguración ante cientos de familias que hoy ven más cerca la posibilidad de que sus hijos se gradúen sin tener que abandonar su tierra.
Con 8.000 metros cuadrados de infraestructura, este campus cuenta con 40 aulas, auditorio, biblioteca, salones de estudio y de investigación, canchas deportivas, comedor, cocina, parqueadero y espacios TIC, todos dotados con tecnología de última generación. Además, el modelo integra diferentes metodologías —presencial, virtual, híbrida y a distancia— con encuentros intensivos los fines de semana para estudiantes que trabajan o viven en zonas rurales.

El agradecimiento de todo un pueblo, por estos dos lideres – Imagen Gobernación del Magdalena
Las universidades aliadas -entre ellas la Universidad Industrial de Santander, la Distrital Francisco José de Caldas, la Universidad de Pamplona y la Universidad Nacional Abierta y a Distancia- se encargarán de garantizar programas pertinentes para el desarrollo regional. El Ministerio de Educación respalda la operación con la política de gratuidad Yo Puedo Estudiar, los Planes Integrales de Cobertura y recursos para fortalecer la base presupuestal de las IES públicas.
Gracias a esta red de campus, el Magdalena pasará de tener una de las tasas de tránsito a la universidad más bajas del país a superar incluso la media nacional. Solo con el funcionamiento de El Banco y Plato -el campus del Centro del departamento- se estima que la cobertura bruta suba más de tres puntos, del 36,8% al 40% este año, con proyección de alcanzar el 59% en 2030, frente a un promedio nacional estimado de 56,8%. En algunas subregiones como el Sur y Centro, la meta es llegar al 60% para 2026.
Pero más allá de las cifras, lo que se consolida es un modelo que democratiza el derecho a la educación superior y sienta las bases para que el Magdalena deje de ser expulsor de jóvenes y empiece a retener y formar talento para su propio desarrollo. Jóvenes del sur del Cesar y Bolívar también se beneficiarán directamente, pues ya no tendrán que desplazarse hasta Santa Marta, Valledupar, Cartagena o Montería para estudiar.
Para Caicedo, este logro ratifica la esencia de su proyecto político, que durante más de dos décadas ha enfrentado la adversidad y la oposición de sectores que se beneficiaron del atraso y la exclusión. Hoy, su apuesta por la educación pública y de calidad muestra resultados concretos, respaldados por la gestión de Rafael Martínez, quien mantiene viva la convicción de que la transformación se hace con obras que dignifican la vida.
“Esto es apenas el comienzo de una revolución silenciosa: una juventud que antes migraba buscando un cupo ahora se queda para formarse, trabajar y soñar aquí. Hoy El Banco se convierte en símbolo de esperanza para todo el país”, concluyó Martínez, reafirmando que la meta es convertir al Magdalena en ejemplo de acceso, pertinencia y permanencia educativa para Colombia.

