
Hay personas que escriben sobre Derecho Administrativo como quien redacta una multa: en frío, con desgana, sin alma. Y luego están Francisco Sosa Wagner y Mercedes Fuertes, que abordan el derecho público como si fuese una novela constitucional en capítulos: con ironía, con estilo, con ese raro talento para convertir un precepto en un personaje y una doctrina en una crónica de época.
Ambos son catedráticos, juristas de raza y, lo más extraño hoy, lectores voraces de historia, de clásicos, de sentido común. Y ahora —para suerte de esta Iberoamérica nuestra que anda buscando sus papeles fundacionales— nos regalan una obra a cuatro manos titulada CLÁSICOS DEL DERECHO PÚBLICO (vols. I y II), que no es un manual ni una floritura académica, sino un GPS jurídico-cultural para no perdernos entre las ruinas del presente.
Porque si algo nos enseña esta pareja de juristas bien avenidos es que la Administración no nació de un algoritmo ni de un máster en gobernanza digital. La Administración —esa señora tan vilipendiada últimamente— tiene padres y madres, tuvo un parto, y fue pensada, discutida y escrita por personajes que merecen más bustos y estatuas: Jovellanos, Martinez Marina, Agustin de Argüelles, Conde Toreno, Andrés Bello, Joaquín Francisco Pacheco, Azcárate, Santamaria de Paredes , Posada Herrera… Gente con pluma, con toga, con visión y …» con lo que hay que tener».
Sosa Wagner, que además de jurista ha sido eurodiputado, cronista de lo absurdo y autor del delicioso, intelectualmente, «blog» » Guindas en aguardiente» de su web; o d sus crónicas periodísticas «Soserías» ( !¿tal vez hace suyas las «gregerías»: humor+ metáforas + ensayo y relato corto!?!), demuestra en cada página que el derecho no está reñido con el humor, ni la erudición con el café con orujo o Armagnac – Calvados-, de «Colloto». En su paso por Bruselas intentó que la dignidad institucional no se disolviera del todo entre comisiones, siglas nacientes y banderitas. Y lo logró. Con su estilo cáustico y su independencia insobornable, nos dejó testimonio de que la política sin pensamiento es ruido con sueldo.
Mercedes Fuertes, por su parte, ha sido durante décadas una voz imprescindible en el estudio del derecho administrativo comparado, la reforma del Estado y la defensa de lo público con mayúscula. Donde otros ven formularios, ella encuentra estructuras de justicia. Donde otros dan por muerto el derecho, ella lo estudia como quien cuida un órgano vital. Con Sosa, comparte no sólo obra, sino una forma de mirar lo ibérico: como un proyecto en marcha, lleno de «polvo», contradicciones y belleza.
Ambos escriben como hablan: con rigor y guasa, con profundidad y ligereza. No rehúyen las paradojas ni las meigas (las verdaderas y las administrativas). Y desde luego, no se resignan. Porque saben —y eso es lo que contagian— que el derecho público no es cosa de tecnócratas, sino de ciudadanos. Que no hay administración decente sin una idea decente – y docente- del poder. Y que Iberoamérica no será nada si olvida a quienes la imaginaron con leyes, instituciones y compromisos.
Así que, este artículo, y el programa de radio- pódcast- «Enlace Iberoamericano» a ellos dedicado, son una invitación triple: a leer, a pensar, y a recordar que la historia jurídica no es un cementerio de doctrinas, sino un vivero de porvenires. Por eso, si quieren entender por qué nuestras administraciones cojean, y cómo podrían volver a caminar con dignidad, acompáñennos en esta conversación con Francisco Sosa un sibarita intelectual de con ritmo de Wagner y humor Cervantino, y su alter-ego, en estas y mejores lides, Mercedes Fuertes. La congruencia, elegancia y sensatez de una gran pareja.
Entre códigos civiles, Constituciones fundacionales y algunas guindas espirituosas, es posible que redescubramos lo que vale la pena defender en nuestra Iberofonía. Aunque no salga mucho en los telediarios y medios masivos.
Fdo. Javier Pertierra Antón
