

HISTORIA DEL TÉRMINO Y EL CASO DE ESTOCOLMO:
En agosto de 1973, en la ciudad de Estocolmo, Suecia, se llevó a cabo un asalto a un banco, dejando a cuatro empleados como rehenes durante seis días. Lo extraño del caso es que los rehenes desarrollaron una inesperada simpatía por sus captores.
Fue el psiquiatra Nils Bejerot, quien colaboró con la policía durante el incidente, quien acuñó el término «síndrome de Estocolmo» para describir esta respuesta psicológica. Cabe señalar que el término no fue reconocido oficialmente por el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM).
Este fenómeno psicológico puede presentarse en las relaciones románticas abusivas, donde la víctima puede comenzar a empatizar con su abusador, justificando sus acciones como una forma de afrontar el miedo, el trauma o como un mecanismo de defensa.
El síndrome de Estocolmo en la pareja se puede desarrollar cuando uno de los miembros ejerce el control sobre el otro mediante manipulación emocional, coerción o violencia física, verbal, psicológica, financiera, sexual o doméstica.
Este tipo de relación puede caer en un círculo vicioso donde la víctima justifica el comportamiento del agresor, creyendo que el amor acabará si decide romper el ciclo de abusos; fortaleciendo así el miedo, la dependencia y hasta la culpa, donde la víctima, como respuesta a la necesidad de sobrevivencia, estrés extremo y hasta amenaza de su vida, desarrolla una conexión emocional con su agresor.
¿CÓMO SE MANIFIESTA EL SÍNDROME DE ESTOCOLMO EN LA PAREJA?
- Ceguera selectiva o negación de la violencia o abuso por parte de la persona agresora.
- Desarrollo de sentimientos positivos hacia la pareja agresora, como simpatía, e incluso afecto.
- Resistencia a denunciar la violencia o a cooperar con las autoridades.
- Justificación de las acciones del agresor, llegando incluso a responsabilizarse de las acciones del mismo.
- La víctima desarrolla un vínculo con su agresor, perdonando o tolerando la violencia.
- La víctima puede experimentar aislamiento, baja autoestima, sentimiento de soledad.
- Incapacidad para solicitar ayuda y una distorsión de la realidad.
- La víctima tiene la tendencia a minimizar el abuso y restarle importancia, desarrollando lealtad hacia el agresor.
- Mostrar preocupación y cuidado por la pareja, incluso después de haber sido maltratadas.
- La creencia de que el abusador puede cambiar.
- Creer que las acciones de la pareja son por amor.
- Presentar dificultad para romper la relación.
- Sentir apego emocional y miedo a la separación a pesar del daño causado.
- Una baja autoestima puede hacer que la víctima normalice el abuso y creer que no merece algo mejor o que es incapaz de romper el ciclo de violencia.
FACTORES QUE CONTRIBUYEN AL SÍNDROME DE ESTOCOLMO
- Miedo: Las víctimas pueden ser incapaces de abandonar a su abusador debido a un temor intenso a ser abandonadas o a sufrir represalias. Situación esta que fortalece el ciclo de la violencia.
- Apego inseguro: Incluye diferentes patrones como el apego ansioso, evitativo y desorganizado, que pueden generar dificultades en las relaciones. Este vínculo puede confundirse con amor, difuminando la línea entre el afecto y el control.
- Negación y minimización del abuso: Las víctimas pueden negar o minimizar el abuso como una forma de reducir el sufrimiento psicológico; inclusive podrían idealizar a su abusador, viéndolo como alguien incomprendido en lugar de dañino.
- Desequilibrio de poder: Ocurre cuando uno de los miembros tiene más control o influencia sobre el otro, ya sea emocional, financiero o social. Generando una dinámica desigual Y una sensación de dependencia en la víctima, haciéndola sentir atrapada e indefensa.
EL COSTO EMOCIONAL DEL SÍNDROME DE ESTOCOLMO.
Vivir con el síndrome de Estocolmo puede tener un impacto emocional significativo en las víctimas. Muchas experimentan ansiedad crónica, ataques de pánico, depresión, sentimientos de inutilidad e insuficiencia. Esta fatiga emocional puede afianzarla aún más en el ciclo de dependencia y de la violencia.
Identificar el síndrome de Estocolmo en las relaciones de pareja es fundamental para reconocer dinámicas perjudiciales y fomentar el bienestar emocional. La constante entre amor y apego puede crear confusión en las víctimas y, por lo tanto, mantenerlas atrapadas.
¿CÓMO ROMPER CON EL CICLO DEL SÍNDROME DE ESTOCOLMO?
Reconocer la situación: Comprender que la manipulación, el control y la violencia no son manifestaciones de amor. Identificar las características de una relación tóxica es el primer paso hacia la recuperación.
Establecer límites: Aprender a establecer y mantener límites saludables es necesario para recuperar el control. Evaluar si el contacto cero es necesario en este punto; a veces tomarse un tiempo de separación puede darnos claridad sobre los pasos a seguir.
Busca apoyo: Crear una red de contención, amigos y familiares o grupos de apoyo puede brindarte herramientas de afrontamiento. Busca apoyo profesional: Si te encuentras en una relación abusiva, busca ayuda profesional para romper el ciclo de violencia y recuperar tu bienestar.
No tengas nada que ver con gente violenta, ni te hagas amigo de gente agresiva, para que no imites su conducta y tú mismo te tiendas una trampa. Proverbios 2:24-25 (Reina Valera).
Si necesitas apoyo psicológico especializado virtual individual o terapia de pareja, comunícate conmigo.
Dra. Elizabeth Rondón.
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