

La imaginación, el deseo y las fantasías son parte de los derechos que una pareja tiene cuando desea disfrutar libre y sanamente de su vida sexual, es decir, hay límites establecidos cuando desean explorar la sexualidad de cada uno, sin prejuicios y sin culpas, siempre y cuando exista un deseo compartido, una complicidad mutua, un respeto establecido y aceptado por los involucrados. Pero… poseer o manipular un cuerpo sin vida, nos lleva a reflexionar y tratar de “entender” el comportamiento y actitud psicológica de la persona que desea mantener relaciones sexuales con un muerto.

Se puede entender la excitación y deseo del ser humano, lo que no es entendible es la obsesión mórbida o trastorno sexual de un necrófilo.
Unos podrán considerar que hay carencia de amor, problemas para socializar o simplemente señalar a la soledad como principal factor para que el necrófilo llegue a desarrollar este tipo de «fantasía».
Puedo entender que hay pasiones extremas que conllevan ese sentimiento intenso y abrumador hacia una persona, pero no de esta forma.
Los llamados “mente abierta” pueden decir que es parte del tabú, pero los más conservadores pueden considerarlo como el “mal de la humanidad”, la ausencia de valores y no lo digo desde el punto de vista religioso, sino con base en el respeto de la persona que falleció, que a lo mejor en vida no consentiría una relación sexual y al estar muerto no puede denunciar el acto.
Del mismo modo, debemos tener respeto a la dignidad humana, porque el cadáver es una víctima y la persona se aprovecha de esa situación para tener el control absoluto del acto.
Asimismo, está la sacralidad que se le otorga al cadáver, la cual es violentada por el adicto sexual. Entonces, desde cualquier punto de vista, este tipo de actos y conductas no pueden ser aceptadas. Hay un deber moral y ético que debe ser tomado en cuenta y a pesar de la partida física, el cadáver tiene dolientes y forma parte de la memoria colectiva. En pocas palabras, tiene derechos postmortem, reconocimiento a su reminiscencia y respeto al valor intrínseco que posee como ser humano.
El tema sanitario debe ser tomado en cuenta, porque hay factores como la frialdad y el mal olor por el grado de descomposición y aun así son capaces de penetrar, besar y acariciar. Esto no puede ser llamado amor, es una transgresión y perversión sexual.
Hay países que tienen en sus jurisdicciones leyes que protegen a los muertos, lastimosamente hay otros que no. Debemos respetar el cuerpo y la integridad de la persona en la situación en la que este (viva o muerta). No es sano contemplar ni tener contacto físico con cadáveres, tampoco aquellos que incluyen sadismo, violencia o una obsesión mental.
Lo que debemos conservar si existe un sentimiento hacia esa persona que falleció es mantener viva la conexión espiritual, y el amor con base en su memoria y recuerdo.
De. Madeleine Martins Da Silva
Redaccion NTA
Fuente de esta noticia: https://www.todosahora.com/articulos-de-opinion/necrofilia-obsesion-morbida/
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