

Jefe de despacho Presidencial , Alfredo Saade y la Ministra de vivienda , Helga Rivas, reunidos con sus respectivos equipos de trabajo.
En Colombia, la Presidencia se prepara para romper un silencio que, hasta ahora, ha dejado a millones sin saber en qué se invierte el dinero público. Alfredo Saade, el nuevo jefe de despacho del presidente Gustavo Petro, asumió la tarea de poner orden, acelerar proyectos y abrir canales de información para que cada familia sepa qué programas existen y cómo pueden beneficiarse.
El mensaje de Saade es claro: el Gobierno no puede seguir trabajando en silencio mientras otros se llevan el crédito. Muchos programas sociales ya están funcionando -desde subsidios de vivienda hasta ayudas para comunidades vulnerables-, pero en varias regiones la gente cree que son obras de alcaldes o políticos locales que cambian los nombres y se presentan como los salvadores.
“Eso se acabó”, advirtió Saade tras reunirse con la ministra de Vivienda, Helga Rivas, a quien visitó para conocer de cerca los avances del sector. Según dijo, encontró resultados reales y miles de viviendas entregadas, pero con poca difusión. Para él, esa falta de información alimenta la desconfianza y frena el impacto de las políticas sociales.
Por eso, bajo su coordinación, cada ministerio tendrá que trabajar de la mano con los demás y contar, de forma clara, qué hace y para quién. La meta es que no haya anuncios que se pierdan ni ayudas que se queden en el papel.

Imagen @Infopresidencia
La estrategia va más allá de discursos oficiales. La idea es llegar directamente a barrios, pueblos y comunidades rurales donde los grandes medios no siempre informan lo que pasa. Para eso se usará internet, radios comunitarias y redes locales, buscando derribar la barrera de la desinformación.
Este nuevo enfoque busca seguir ejemplos de otros países que han logrado acercar la voz del Estado a la gente más vulnerable. En varias regiones de América Latina, la falta de información ha permitido que se manipulen datos o se presenten programas públicos como favores personales de políticos de turno.
Para Saade, comunicar bien es tan importante como gobernar bien. Y en un momento en que la polarización y la confusión alimentan rumores y noticias falsas, abrir la información oficial es una forma de proteger la democracia.
Además de fortalecer la comunicación, Saade coordinará reuniones constantes con ministros para revisar qué se está haciendo y exigir resultados. Su despacho también vigilará que los recursos lleguen a donde deben llegar, evitando que se pierdan o se usen para hacer campaña política disfrazada.
El reto no es menor: reconectar a la Presidencia con la gente y demostrar que el cambio prometido no se queda en promesas. Mientras tanto, Alfredo Saade, que lleva años defendiendo ideas y propuestas que hoy empieza a poner en marcha, insiste en algo que resume toda su tarea: “La verdad no puede quedarse atrapada. Si el pueblo sabe, decide mejor”.
El Gobierno confía en que este nuevo enfoque permita cerrar la distancia entre las políticas públicas y la ciudadanía. Mientras tanto, el desafío de Alfredo Saade apenas comienza: unificar un gabinete diverso, ordenar el relato institucional y romper la inercia de la desinformación, para que esta vez, la verdad viaje más rápido que la mentira.
Con esta apuesta, Colombia envía un mensaje claro dentro y fuera de sus fronteras: la transformación no solo se mide en cifras, sino en confianza. Y esa confianza, ahora, depende de que todos sepan qué se está haciendo con cada peso, cada obra y cada promesa
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