

«La agenda» programa de la Presidencia de Colombia, esta vez con la Ministra del Transporte María Fernanda Rojas – programa conducido por Celso Tete Crespo Imagen César Carrión, Presidencia Colombia.
Colombia ha comenzado a recorrer con decisión la senda de una transformación histórica en su infraestructura de transporte. Desde las líneas férreas del altiplano hasta las rutas fluviales y los cielos del Caribe, el Ministerio de Transporte, bajo el liderazgo de su actual administración, ha puesto en marcha una ofensiva técnica y humana que promete conectar regiones olvidadas, dinamizar economías locales y consolidar un país más interconectado.
En una rueda de prensa poco convencional, alejada de los grandes salones institucionales y centrada en los medios alternativos y comunitarios, la ministra de Transporte, María Fernanda Rojas, dio un parte de avance sobre lo que llamó “la gran tarea de conectar a esa Colombia profunda que durante décadas fue excluida de los mapas del desarrollo”. Frente a comunicadores populares y líderes territoriales, la ministra detalló cada uno de los proyectos que están en ejecución y aseguró que, por primera vez, las inversiones en infraestructura no se concentran únicamente en los grandes centros urbanos, sino que llegan a donde el Estado siempre estuvo ausente.
Uno de los hitos más notables es la reactivación del corredor férreo La Dorada-Chiriguaná, el primero en ser desarrollado bajo el modelo de Asociación Público-Privada (APP) en este sector. Con una inversión de $2,27 billones, la modernización de 210 kilómetros de vía férrea no solo ha generado 32.000 empleos, sino que ha marcado un récord con el transporte de más de 225.000 toneladas de carga en 2024. Este eje conecta 25 municipios y beneficia a unas 400.000 personas, llevando desarrollo donde antes había aislamiento.
Otro punto neurálgico es el tramo Paipa–Belencito, cuya reactivación responde a una visión estratégica de transporte intermodal. Con una inversión de $156.000 millones y un avance del 65 %, este trayecto de 40 kilómetros tiene como meta duplicar la velocidad y la capacidad operativa del corredor, apostando por la eficiencia y la sostenibilidad. Solo en lo que va del año, el sistema ha movilizado más de 13.500 toneladas de carga y más de 167.000 pasajeros en el tramo Bogotá–Zipaquirá.
A su vez, el RegioTram de Occidente comienza a convertirse en una de las promesas más palpables de la nueva movilidad en la Sabana de Bogotá. Este tren ligero, con una extensión de 39,6 km, conectará la capital con municipios como Mosquera, Madrid, Funza y Facatativá, transportando a más de 130.000 personas al día gracias a sus 17 estaciones y 18 trenes eléctricos. La inversión estimada alcanza los $3,6 billones.
Pero la revolución del transporte no se detiene en los rieles. También se han reactivado rutas aéreas estratégicas como Medellín–Ocaña–Cúcuta, gracias al renacer del aeropuerto de Tibú, clave para la conectividad del nororiente. En la costa, el aeropuerto de Tolú se moderniza para potenciar el turismo, mientras que se fortalecen los ASAEs para garantizar servicios aéreos más eficientes en zonas intermedias.

Rueda de prensa con la Ministra de Transporte María Fernanda Rojas, frente a comunicadores populares y líderes territoriales
El transporte fluvial también empieza a recuperar su rol protagónico. Con nuevos muelles en regiones clave, el país se prepara para impulsar el comercio regional mediante vías naturales muchas veces ignoradas. Se trata de conectar ríos y comunidades, no solo mercancías.
En tierra, se ejecutan proyectos en corredores viales esenciales como Pasto-Mojarras y Tumaco- Pedregal en Nariño, así como La Mata–Convención en el Catatumbo, llevando infraestructura donde antes solo había promesas. «Estamos construyendo país desde la periferia hacia el centro», afirmó la ministra, subrayando que la equidad territorial debe dejar de ser un discurso y convertirse en concreto y asfalto.
En cuanto a seguridad vial, la ministra anunció para Pasto una inversión de $51.000 millones para adquirir 21 vehículos livianos con tecnología especializada. El objetivo: reforzar la atención en tramos críticos y garantizar que la inversión en infraestructura esté acompañada de protección a la vida y al transporte digno.
“El diálogo con los transportadores fue franco y productivo… hoy Colombia avanza”, expresó la ministra durante un encuentro con autoridades regionales y el gremio del transporte. La jornada fue una muestra de cómo el Estado comienza a ser nuevamente interlocutor y garante de soluciones duraderas.
A lo largo de su intervención, Rojas también destacó que “lo bueno hay que decirlo”, en alusión a los avances concretos de este gobierno en materia de transporte. Desde las inversiones en regiones olvidadas, hasta la implementación de nuevas tecnologías y el impulso a formas de transporte más sostenibles, lo presentado no fue solo un balance técnico: fue una declaración política de lo que significa gobernar desde el territorio y con las comunidades.
Este ambicioso plan del Ministerio de Transporte, alineado con los principios del Gobierno del Cambio, es mucho más que una apuesta técnica. Es una política con rostro humano que busca cerrar brechas, abrir caminos y reafirmar la presencia del Estado en todos los rincones del territorio nacional. En un país históricamente fragmentado por la geografía y la desigualdad, conectar es mucho más que construir. Es integrar, incluir y proyectar un nuevo destino compartido.
carloscastaneda@prensamercosur.org
