
En la industria del entretenimiento, un nuevo formato está ganando fuerza a nivel global, y América Latina está en posición privilegiada para capitalizar esta tendencia: los microdramas. Estas mininovelas verticales, diseñadas para consumirse en celulares en episodios ultra cortos de 1 a 3 minutos, combinan lo mejor de la narrativa dramática clásica con la adicción del consumo rápido de las redes sociales.
Aunque su crecimiento inicial fue liderado por Asia —solo en China, el mercado alcanzó los 5.300 millones de dólares en 2023—, el fenómeno está migrando con fuerza hacia Occidente. En el primer trimestre de 2025, el modelo de negocio de microdramas ya generó 3.5 mil millones de dólares globalmente, consolidándose como una industria que está dejando de ser promesa para convertirse en realidad.
¿Qué son los microdramas?
Los microdramas son series dramáticas diseñadas específicamente para ser consumidas en dispositivos móviles, en formato vertical (9:16). Cada episodio tiene una duración de entre 60 segundos y 3 minutos, lo que permite al espectador consumir grandes cantidades de episodios en sesiones de visionado rápido, al estilo de las redes sociales.
La estructura narrativa está basada en emociones intensas y cliffhangers constantes: romance, traición, secretos familiares, misterios, relaciones prohibidas, giros inesperados. No por casualidad, son herederos directos del ADN de la telenovela latinoamericana, pero adaptados a las audiencias jóvenes de la era digital.
¿Cuánto cuesta producirlos?
A diferencia de las grandes producciones de cine o series premium, los microdramas operan bajo costos de producción mucho más accesibles. Mientras que un episodio tradicional de televisión puede costar entre $100.000 y $500.000 dólares, producir un paquete de 80-100 episodios de microdrama ronda entre $150.000 y $250.000 dólares en total, dependiendo de la complejidad de la historia, locaciones y el elenco.
El bajo costo permite a las productoras experimentar, testear historias en audiencias reales y ajustar el contenido prácticamente en tiempo real, algo impensable en los modelos tradicionales.
¿Por qué América Latina tiene tanto potencial?
Varios factores convierten a la región en terreno ideal para este modelo:
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Cultura dramática consolidada: América Latina es cuna histórica de la telenovela, un género que sigue siendo popular, especialmente en México, Brasil, Colombia y Argentina.
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Altísima penetración móvil: En países como México, Brasil y Colombia, más del 80% de los usuarios consume video desde el celular.
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Audiencias jóvenes hiperconectadas: Las generaciones Z y Alpha están habituadas al consumo de contenido breve, emocional y de alta rotación.
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Talento creativo abundante: Guionistas, actores, directores y productores ya especializados en el género dramático están listos para adaptarse al nuevo formato.
Ejemplos por país
México:
Con TelevisaUnivision y plataformas como VIX, el país tiene tanto los catálogos como los recursos creativos para transformar sus tradicionales telenovelas en microdramas verticales. Además, cuenta con un ecosistema potente de creadores digitales activos en TikTok, YouTube y Kwai, que podrían migrar fácilmente al modelo profesionalizado de microdramas pagos.
Colombia:
Estudios como Caracol Internacional y Dynamo han demostrado capacidad de producción de calidad global. Además, Bogotá y Medellín están incubando startups de contenido digital que pueden entrar a este mercado con agilidad.
Argentina:
Productoras independientes y un robusto ecosistema de guionistas y publicistas permiten a Argentina explorar la combinación de microdramas y branded content. Plataformas como Flow (Telecom) podrían liderar la adopción local.
Brasil:
Con su mercado móvil gigantesco y productoras como Globo experimentando con formatos cortos, Brasil puede escalar microdramas rápidamente. La enorme base de usuarios de TikTok y Kwai ya está entrenada para este tipo de consumo vertical.
El modelo de negocio
El atractivo financiero de los microdramas está en su modelo diversificado:
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Freemium + micropagos: Los primeros episodios suelen ser gratuitos, pero los usuarios pagan para desbloquear capítulos avanzados o el desenlace, generando ingresos constantes.
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Publicidad integrada (product placement inteligente): Las marcas logran integrar productos en la trama de forma orgánica, con altísima exposición.
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Producción ágil y rentable: Los costos bajos permiten realizar múltiples producciones paralelas, diversificando el riesgo creativo.
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Uso intensivo de data: Plataformas como ReelShort (Crazy Maple Studios) utilizan algoritmos para ajustar las historias según el comportamiento real de la audiencia.
Una oportunidad exportable
Para América Latina, los microdramas no solo representan un nuevo negocio, sino también una forma de internacionalizar su narrativa cultural. Historias latinas de romance, crimen, venganza y familia pueden ser empaquetadas y vendidas globalmente en un formato pensado para la nueva economía de la atención.
En un continente que siempre supo contar historias, ahora esas historias caben en la palma de la mano —y en menos de 3 minutos.
Nota editorial: Nearctic LLC@2025 consultora de negocios

En la industria del entretenimiento, un nuevo formato está ganando fuerza a nivel global, y América Latina está en posición privilegiada para capitalizar esta tendencia: los microdramas. Estas mininovelas verticales, diseñadas para consumirse en celulares en episodios ultra cortos de 1 a 3 minutos, combinan lo mejor de la narrativa dramática clásica con la adicción del consumo rápido de las redes sociales.