

Imagen- Fondo de Financiamiento de la Infraestructura Educativa (FFIE),
Colombia está escribiendo una nueva página en su historia educativa. Bajo el liderazgo del Gobierno del Cambio, la infraestructura escolar ha dejado de ser una promesa para convertirse en una realidad que se levanta con fuerza en los rincones más olvidados del país. Más de 1.200 intervenciones en instituciones educativas públicas han sido ejecutadas entre junio de 2022 y mayo de 2025, superando con creces las 915 realizadas por administraciones anteriores. Esta cifra representa no solo un récord técnico, sino un hito humano: un compromiso firme con el presente y el futuro de millones de estudiantes colombianos.
La apuesta no se detiene ahí. El gobierno proyecta que, al cierre de 2025, se habrán realizado 2.236 intervenciones en colegios públicos, llevando una transformación profunda a aulas rurales y urbanas, en zonas apartadas y en centros urbanos. La inversión para lograrlo ya asciende a $3.86 billones de pesos, con una participación histórica del Ministerio de Educación Nacional que ha destinado $2.43 billones, mientras que las entidades territoriales han contribuido con $1.43 billones. Es la inversión educativa más alta que ha visto Colombia en toda su historia.
Detrás de estas cifras hay un motor que no se detiene: el Fondo de Financiamiento de la Infraestructura Educativa (FFIE), una cuenta especial del Ministerio de Educación que ha tomado nueva fuerza en este gobierno, liderando con eficiencia, visión técnica y sentido social la construcción y mejoramiento de espacios escolares. Desde su creación en 2015, el FFIE nunca había logrado una cobertura tan amplia como la actual: el 59% del total de las obras ejecutadas desde su origen se han desarrollado en estos últimos tres años. No es casualidad. Es política pública decidida y con sentido de urgencia.
En este esfuerzo sin precedentes, 137 de las intervenciones han correspondido a colegios nuevos o ampliados, mientras que 1.105 han sido mejoras sustanciales a sedes existentes. Durante la actual gerencia del FFIE, encabezada por Sebastián Caballero, se han entregado 290 sedes educativas, transformando 1.257 ambientes escolares en todo el territorio nacional. En cada ladrillo, en cada aula renovada, se refleja una verdad fundamental: la educación se está convirtiendo por fin en prioridad.

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Y es que no se trata solo de obras físicas. Lo que está en juego es la dignidad. Niñas, niños y jóvenes que antes estudiaban en aulas improvisadas, techos deteriorados o sin acceso a servicios básicos, hoy aprenden en espacios seguros, modernos y con todas las condiciones para desarrollar su potencial. Más de 818.000 estudiantes ya se benefician de estas transformaciones. En sus rostros se dibuja el futuro que tanto le ha costado construir a Colombia.
Uno de los ejemplos más simbólicos de este renacer educativo se encuentra en el Catatumbo, una de las regiones históricamente más golpeadas por la violencia y el abandono institucional. Allí, en la vereda Bracitos del municipio de El Tarra, se construye la nueva sede educativa Villa Esperanza. Con una inversión de $6.633 millones, esta obra incorpora tecnología de punta -el sistema Steel Framing-que permitirá levantar 5.000 metros cuadrados de infraestructura en tiempo récord, con eficiencia energética, sostenibilidad ambiental y altos estándares de seguridad.
Villa Esperanza contará con aulas, laboratorios, una planta de procesos agroindustriales, sala de sistemas, biblioteca, zonas recreativas, áreas administrativas y baterías sanitarias. Pero su verdadero valor está en lo simbólico: en una zona marcada por el conflicto, una escuela moderna no solo cambia la vida de 220 estudiantes rurales, también envía un mensaje claro de reconciliación, inclusión y futuro.
La llegada del FFIE a zonas como el Catatumbo no es aislada. Entre febrero y abril de 2025, se realizaron visitas técnicas a 43 sedes educativas en Norte de Santander en compañía del Ministerio de Educación. Como resultado, 4 ya han sido priorizadas para intervención, 16 cuentan con diagnóstico técnico, presupuesto estimado y viabilidad, y otras 18 se encuentran en proceso de evaluación. El trabajo es riguroso, transparente y orientado al impacto territorial.

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Detrás de este salto cualitativo en infraestructura hay otra historia: la de una revolución tecnológica silenciosa pero poderosa. El FFIE ha incorporado herramientas innovadoras como el diseño asistido por computador (CAD), la manufactura asistida por computador (CAM), modelos BIM, uso de drones y materiales sostenibles, que permiten construir más rápido, con menos desperdicio y mejor calidad. Estas tecnologías -que hasta hace poco eran privilegio de grandes ciudades- ahora están al servicio de los territorios más excluidos del país.
Colombia no solo está construyendo escuelas: está construyendo esperanza. Cada intervención es un acto de justicia educativa, una reparación histórica, una inversión que rinde frutos no solo en puntajes académicos, sino en dignidad, paz y desarrollo humano. En un contexto internacional donde la educación pública enfrenta amenazas, recortes o privatizaciones, el Gobierno del Cambio ha decidido hacer lo contrario: fortalecerla, expandirla y protegerla.

Imagen- Fondo de Financiamiento de la Infraestructura Educativa (FFIE),
Esta es una noticia que merece eco internacional. Porque cuando un país latinoamericano invierte de esta forma en su niñez, cuando lleva tecnología y dignidad a zonas rurales, cuando cree que el aula es el primer territorio de paz, está enviando una señal poderosa al mundo: el cambio verdadero empieza en la escuela. Y Colombia lo está demostrando.
carloscastaneda@prensamercosur.org

