
Alfredo Saade, el invitado que sacude el debate nacional en la Mesa del Frente Unitario

Imagen Cortesía
En medio de un clima político cada vez más polarizado y con un país que clama por transformaciones estructurales, el candidato presidencial Alfredo Saade se consolida como una de las voces más valientes y disruptivas del escenario colombiano. Su presencia como invitado especial en la mesa nacional del Frente Unitarios no solo abrió un diálogo necesario entre sectores progresistas, sino que revivió una conversación de fondo que muchos prefieren evitar: la necesidad de repensar el pacto social que rige Colombia.
Saade, un pastor evangélico con un discurso profundamente comprometido con la justicia social, llegó al encuentro con la convicción de que es hora de unir a las fuerzas que verdaderamente representan al pueblo. Frente a dirigentes de diversas corrientes políticas, puso sobre la mesa un planteamiento claro: o se construye unidad real sobre la base de coincidencias programáticas, o se desperdicia una oportunidad histórica de transformación.
Desde hace meses, Saade viene hablando con claridad sobre temas que otros candidatos evitan por cálculo o por temor. Uno de los más controversiales, pero también más visionarios, es su llamado a una Asamblea Constituyente como mecanismo legítimo y democrático para encauzar los grandes cambios que el país necesita. “Cuando las instituciones dejan de obedecer a la voluntad popular y se convierten en garantes del privilegio, el pueblo tiene derecho a replantear el pacto fundacional de su democracia”, ha reiterado en diversos escenarios.
Durante un reciente discurso en Barranquilla, el presidente Gustavo Petro hizo eco -por primera vez en público- de esta propuesta. A propósito de una eventual consulta popular sobre las reformas laboral y de salud, Petro hizo referencia directa a la iniciativa de Saade, reconociendo que en un país donde las mayorías del Congreso legislan a favor de los grandes intereses económicos, la voz del pueblo debe encontrar otros caminos para expresarse.
“El único que se ha atrevido a hablar de una constituyente, sin miedo y con plena convicción democrática, ha sido Alfredo Saade”, señalan líderes sociales que lo han acompañado en su recorrido por las regiones más golpeadas por la exclusión. Su defensa de este mecanismo no parte de un capricho ideológico, sino del análisis profundo de una realidad en la que muchas instituciones actúan como diques contra el cambio, mientras la ciudadanía exige reformas de fondo.


Pero más allá de las propuestas, hay algo que distingue a Saade: su sensibilidad social. En cada plaza, en cada comunidad, en cada rincón olvidado del país, insiste en poner el foco donde duele: la desigualdad. Habla de los jornaleros, de las mujeres cabeza de hogar, de los jóvenes sin oportunidades, de los campesinos desplazados. No lo hace desde el oportunismo, sino desde una convicción ética que atraviesa toda su vida pública.
“Hay que erradicar esa clase politiquera que se ha enquistado en el poder para servir a los empresarios y darle la espalda al bienestar del pueblo”, repite con firmeza cada vez que tiene un micrófono frente a él. Es un mensaje que incomoda a las élites, pero que resuena con fuerza entre millones de colombianos que se sienten traicionados por una institucionalidad sorda a sus necesidades.
El diálogo sostenido con el Frente Unitarios marca un paso importante en la articulación de un bloque social y político capaz de disputar el rumbo del país. Aunque aún no se han cerrado alianzas, el tono de las conversaciones y la disposición mutua abren la puerta a un frente amplio que trascienda los cálculos partidistas y se comprometa de lleno con las reformas que el pueblo exige.
Con su discurso frontal y sin adornos, Alfredo Saade está logrando lo que pocos han podido en la política colombiana reciente: hablar de unidad sin ambigüedades, defender la igualdad sin matices, y proponer cambios estructurales sin temor al costo político. Su apuesta por una Colombia más justa no es apenas una consigna de campaña; es una causa que interpela al alma de la nación. Y cada vez son más los que comienzan a escucharlo.
carloscastaneda@prensamercosur.org
