

Imagen Otuka USA Magazine
Tokio — Ryo Tatsuki no es una figura común en el mundo del manga. A sus 70 años, esta artista japonesa, silenciosa y ajena al bullicio mediático, se ha convertido en un enigma mundial. Su nombre resuena con fuerza cada vez que la historia parece confirmarle: fue ella quien, en 1999, dibujó un cómic que, años después, muchos consideran profético. En sus páginas, anticipó hechos tan impactantes como la muerte de la princesa Diana, el atentado a las Torres Gemelas, el terremoto y tsunami de 2011 en Japón y, más recientemente, el estallido de la pandemia de COVID-19.
Hoy, una nueva advertencia emerge de su obra y estremece a Asia: según una de sus viñetas más inquietantes, «el verdadero desastre» ocurrirá en julio de 2025. Con una imagen sombría del fondo marino y una frase que hiela la sangre —“El mar al sur de Japón hervirá”— Tatsuki sugiere que una grieta oceánica se abrirá entre Japón y Filipinas el 5 de julio, desatando un megatsunami con olas tres veces más altas que las de 2011. En su dibujo, un tercio del archipiélago nipón desaparece bajo las aguas.
Aunque la ciencia rechaza tajantemente la posibilidad de predecir terremotos con precisión, el arte de Tatsuki ha reabierto el debate entre escepticismo y fe, entre azar y destino. Lo cierto es que el libro en cuestión, Watashi ga Mita Mirai (El futuro que vi), publicado hace más de dos décadas, ha vendido cerca de un millón de copias en Asia y es considerado por muchos como una suerte de oráculo contemporáneo.
La inquietud no se ha hecho esperar. Según reportes de The Japan Times, aerolíneas como Greater Bay Airlines y Hong Kong Airlines han reducido significativamente sus vuelos a Japón. En paralelo, un análisis de Bloomberg Intelligence reveló que las reservas aéreas desde Taiwán, Corea del Sur y Hong Kong han disminuido drásticamente desde abril. En algunos casos, como el de Hong Kong, las reservas para finales de junio y comienzos de julio se han desplomado en un 83 %. Agencias de turismo y funcionarios del gobierno insisten en desestimar estas reacciones como meros efectos del miedo colectivo, pero la ola de cancelaciones habla por sí sola.
Detrás de todo este fenómeno, Ryo Tatsuki permanece casi inaccesible. No concede entrevistas y rara vez aparece en público. Quienes la han seguido de cerca aseguran que su intención nunca fue sembrar el pánico, sino compartir lo que ella ha descrito como “sueños demasiado nítidos como para ignorarlos”. Uno de ellos —relata— cambió su vida en 1976, cuando aseguró haber visto la muerte del cantante Freddie Mercury mucho antes de que ocurriera.
La comunidad científica, por supuesto, se mantiene firme: no existe base empírica que respalde la predicción de un megatsunami para julio de 2025. Pero como ocurre con todas las profecías que navegan entre el arte y lo imposible, la pregunta no es solo si sucederá o no, sino por qué, en pleno siglo XXI, seguimos buscando certezas en el trazo de una dibujante.
Lo que es innegable es que, al margen de toda verificación, la sombra de una fecha —5 de julio de 2025— ya se ha instalado en la imaginación de miles de personas. Y mientras tanto, Japón mira al sur, hacia un mar que, de momento, permanece en silencio.
Tomado del periódico el Tiempo
